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Beny Gantz, ministro de Defensa de Israel
Beny Gantz, ministro de Defensa de Israel | Foto: NurPhoto via Getty Images

MEDIO ORIENTE

Gobierno israelí dice que habrá “graves consecuencias” si Israel es atacado por Hezbolá

El ministro de Defensa israelí, Beny Gantz, dijo que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) están “listas” para cualquier posible ataque de Hezbolá.

20 de abril de 2021

Continúan las tensiones en el medio oriente y en esta ocasión el ministro de Defensa israelí, Beny Gantz, advirtió que si Hezbolá llega a atacar a Israel habrá “graves consecuencias”.

Gantz llevó a cabo las declaraciones en medio de su visita al comando norte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

“Las FDI están preparadas en toda la frontera norte y ciertamente están preparadas de manera óptima en el frente libanés”, dijo Gantz, según The Jerusalem Post.

“Somos conscientes de los intentos de Hezbolá de desafiarnos, incluso a través de nuevas tácticas, y estamos preparados para enfrentar cualquier amenaza. Si Hezbolá desafía a las FDI y al Estado de Israel, tendrá consecuencias muy, muy severas y espero que no sea así”, dijo el funcionario israelí.

Gantz estuvo acompañado por oficiales superiores de las FDI y observó una sesión de entrenamiento que simulaba un combate en suelo libanés. Luego realizó una evaluación de la situación y visitó un túnel subterráneo cavado por Hezbolá que fue neutralizado por las FDI.

Refiriéndose al papel de Irán, dijo: “Irán, con su actividad regional subversiva, continúa apoyando a Hezbolá y otras organizaciones terroristas mientras intenta obtener capacidad nuclear militar, lo que no puede permitirse. El Estado de Israel continuará trabajando con sus socios en general y con los Estados Unidos específicamente para no permitir que Irán cruce el umbral nuclear”.

Hezbolá es una organización islámica musulmana chií libanesa que cuenta con un brazo político y otro paramilitar y que ha estado en conflicto (tanto político como bélico) con Israel desde años atrás.

Tensiones en el Medio Oriente

La semana pasada hubo un confuso episodio en una planta nuclear en Irán, uno de los puntos de mayor sensibilidad en cuanto a seguridad en esa región del mundo.

El portavoz de la Organización de la Energía Atómica de Irán (OIEA), Behrouz Kamalvandi, pareció minimizar el incidente al declarar que “el centro de distribución de electricidad” de la planta de Natanz, en el centro del país, se vio afectado por una “pequeña explosión” el domingo.

Según él, los daños se podrán reparar “rápidamente”, una observación que contrasta con las declaraciones del jefe de la OIEA, Ali Akbar Salehi, que había afirmado antes a la agencia de noticias Fars que fue necesario activar el sistema eléctrico de emergencia.

En tanto, el portavoz de la diplomacia iraní, Said Khatibzadeh, dijo que aún era “demasiado pronto” para evaluar los daños de lo que calificó de acto “terrorista” perpetrado por Israel, que habría dañado varias centrifugadoras utilizadas para enriquecer uranio.

Por su parte, el New York Times citó a responsables de los servicios de inteligencia israelíes y estadounidenses, apuntando que “Israel jugó un papel” en lo acontecido en Natanz, donde, según esas fuentes, “una fuerte explosión” habría “destruido totalmente [...] el sistema eléctrico interno que alimenta las centrifugadoras”.

Fue en esta misma planta del complejo nuclear de Natanz, uno de los centros neurálgicos del programa atómico de la República Islámica, donde Teherán comenzó a probar el sábado nuevos conjuntos interconectados de centrifugadoras.

Estas máquinas ofrecen a Irán la posibilidad de enriquecer uranio más rápidamente, en cantidades y grado de refinamiento prohibido por el acuerdo de 2015.

Khatibzadeh acusó indirectamente a Israel de hacer naufragar las conversaciones en curso en Viena para intentar que Estados Unidos vuelva al acuerdo internacional de 2015 y levante las sanciones contra Teherán.

Khatibzadeh prometió que “la respuesta de Irán será la venganza contra el régimen sionista en el momento y lugar adecuados”.

Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, denunció unilateralmente en 2018 el acuerdo nuclear con Irán alcanzado en Viena tres años antes, restableciendo de paso las sanciones estadounidenses que se habían levantado en el marco del pacto.

Como represalia, desde 2019 Irán se ha alejado de la mayoría de los compromisos clave para limitar sus actividades nucleares que asumió en Viena.