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¿Recibirá Trump el Premio Nobel de la Paz? “No me importa. A veces, las cosas buenas surgen de la convergencia de motivos cínicos y egoístas”
Un experto en Oriente Medio aborda las cuestiones clave y las implicaciones del acuerdo de alto el fuego en Gaza.
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Tras dos años de violencia y la muerte de 68 000 palestinos y más de 1 200 israelíes, la mayoría de ellos civiles, se ha informado de que Hamás y el Gobierno de Netanyahu firmarán un acuerdo de alto el fuego de fase 1. Esta es la primera parte de un plan de 20 puntos promovido por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y respaldado por los principales líderes árabes de la región.
Lo que sabemos hasta ahora es que Israel cesará su ofensiva militar en Gaza. Hamás, por su parte, ha acordado liberar a los 20 rehenes israelíes que aún siguen con vida en Gaza.
El editor de asuntos internacionales de The Conversation UK, Jonathan Este, ha hablado con Scott Lucas, experto en Oriente Medio de la University College Dublin, para analizar el pacto y su contexto.
¿En qué se diferencia este acuerdo de los anteriores?
Hasta que no tengamos más detalles, este acuerdo es similar a la fase 1 del alto el fuego de 60 días de principios de 2025. Hay una pausa en los asesinatos, especialmente por parte de Israel, pero aún quedan por confirmar las condiciones definitivas.

La diferencia clave es que Hamás solo liberó a algunos rehenes y entregó algunos cadáveres en el alto el fuego anterior. Esta vez están liberando a todos los rehenes y entregando todos los cuerpos que pueden recuperarse, a cambio de un número aún por anunciar de detenidos palestinos liberados de las prisiones israelíes.
Esto supone renunciar a la principal baza de Hamás no solo contra los ataques israelíes, sino también contra la ocupación del Gobierno de Netanyahu y su veto a la ayuda a Gaza.

Así pues, los elementos clave de un acuerdo duradero –el alcance de la retirada del ejército israelí, el restablecimiento de la ayuda, el establecimiento de la gobernanza y la seguridad en la Franja– dependerán de las garantías y de quién las proporcione.
¿Cuáles son los posibles puntos conflictivos?
Los “puntos conflictivos” inmediatos son si se acordarán las condiciones principales en futuras discusiones.
Los israelíes exigirán el desarme completo de Hamás y, posiblemente, la expulsión de algunos de sus funcionarios. Es probable que Hamás responda con el rechazo de cualquier expulsión forzosa y la retención de armas “defensivas”.
La composición de la “junta” internacional que supervisará la Franja es vaga, más allá de que Donald Trump se haya autoproclamado presidente y de que no se haya previsto ninguna representación palestina. Es probable que Hamás intente conseguir alguna representación palestina.
En este momento, la Fuerza Internacional de Estabilización para la Franja es más un deseo que un plan. El acuerdo de Israel para que una fuerza sustituya a su ejército en Gaza está lejos de estar asegurado, sobre todo porque no está claro quién aportará personal. El ministro de Asuntos Exteriores italiano, Antonio Tajani, se ha ofrecido a enviar tropas para contribuir a la fuerza.
El plan para un gobierno provisional que administre la Franja es igualmente impreciso. Aunque en el “plan” de Trump se menciona la presencia de tecnócratas palestinos, no sabemos quiénes serán. Sabemos que Hamás está excluido. Es probable que Israel también vete a la Autoridad Palestina a corto plazo. Y la liberación de posibles líderes palestinos encarcelados, como Marwan Barghouti, que lleva más de 20 años detenido por Israel, no está confirmada.
Y antes de considerar todo esto, está la cuestión de la extrema derecha en el gabinete de Netanyahu. El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, y el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, aún no han comentado las últimas noticias, pero anteriormente se han opuesto a cualquier acuerdo que no suponga la derrota “total” de Hamás y una ocupación israelí a largo plazo. Ninguno de los dos ha amenazado con bloquear el acuerdo, al menos hasta ahora, pero han expresado su oposición.
¿En qué medida ha influido la presión de los Estados árabes?
Aunque es probable que muchos titulares den el mérito a Trump y a sus enviados, su yerno Jared Kushner y el promotor inmobiliario Steve Witkoff, el papel de los Estados árabes ha sido fundamental.


Un mes después de que Israel violara la soberanía de Catar con el ataque aéreo para intentar asesinar a los negociadores de Hamás, el Estado del Golfo y Egipto fueron los mediadores de este acuerdo de la fase 1. Entre bastidores, otros Estados árabes y Turquía instaban a Hamás a aceptar el “plan” de Trump en principio y a llegar a un acuerdo para liberar a los rehenes.
Esos países serán necesarios para la siguiente fase, especialmente si Trump amenaza con volver a su postura anterior de dar carta blanca a las operaciones militares israelíes y cortar la ayuda.
¿Hay futuro para los civiles palestinos en Gaza?
Espero que sí. La cuestión inmediata es la supervivencia. Los ataques israelíes se han detenido. La cuestión urgente es hacer llegar la ayuda esencial a la Franja. Después, se trata de poder volver a lo que queda de los hogares. La Administración Trump ha abandonado su discurso sobre el desplazamiento, frenando la demanda de los ministros de extrema derecha de Netanyahu de expulsar a muchos habitantes de Gaza.
Sin embargo, tras dos años de tácticas de tierra quemada por parte de Israel, poco queda de muchos de esos hogares. La mayor parte del sector sanitario ha sido destruido, al igual que muchas escuelas y otros edificios públicos. Rafah ha sido arrasada y los rascacielos de la ciudad de Gaza han sido volados por los aires.
La recuperación no puede centrarse únicamente en los beneficios que se obtendrán –incluidos los de Trump, Kushner y los intereses comerciales de los Estados del Golfo– del “desarrollo” de la “Riviera de Oriente Medio” de Trump. Debe comenzar por la subsistencia diaria de los civiles que han pagado el precio más alto en esta matanza masiva.
¿Recibirá Trump ahora el Premio Nobel de la Paz?
No me importa. A veces, las cosas buenas surgen de la convergencia de motivos cínicos y egoístas. Trump está desesperado por conseguir el Premio Nobel de la Paz porque Barack Obama lo recibió en 2009. Kushner, cuyo fondo de inversión está financiado por Arabia Saudí y Catar, y los empresarios de los Estados del Golfo ven la posibilidad de obtener grandes beneficios. Las relaciones entre Estados Unidos y el Golfo deben repararse tras la conmoción causada por el ataque aéreo de Israel en Catar.
Si eso significa salvar vidas, bien. Pero esas vidas deben salvarse no solo hoy o mañana. Deben respetarse y apoyarse con un acuerdo duradero para la seguridad y el bienestar.
Y eso significaría una solución de dos Estados tanto para los palestinos como para los israelíes, algo que el Gobierno de Netanyahu y la Administración Trump no tolerarán. Netanyahu y sus ministros están dedicados a expandir los asentamientos ilegales de Israel, con la consiguiente amenaza de violencia, en Cisjordania.
Celebremos la fase 1 en nombre de los rehenes israelíes, sus familias y los civiles de Gaza. Y seamos claros sobre lo que se necesita para la fase 2, la fase 3 y las siguientes.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en The Conversation
