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| Foto: Fotomontaje SEMANA

ELECCIONES 2018

Con resaca por el caso Zuluaga, arrancan las encuestas del uribismo

La recta final de la definición del candidato presidencial del Centro Democrático está para alquilar balcón. El efecto Óscar Iván podría determinar el resultado.

21 de noviembre de 2017

Comienzan las encuestas, la definición del que ponga Uribe llega a su recta final. La contienda que parecía amistosa ahora deja entrever profundas diferencias. El factor Zuluaga fue el que las desencadenó.

Llegó la hora de la verdad para el uribismo. Este martes comienzan a realizarse las encuestas para definir el candidato presidencial. Pero lo que parecía una contienda amistosa entre cinco precandidatos, puede no serlo. Todo por el factor Óscar Iván Zuluaga, el que quiso aspirar a la candidatura, pero al que Álvaro Uribe se lo negó.

Las aguas, que se veían calmadas en el Centro Democrático, se tornaron turbias el pasado viernes. Ese día, luego de haberse definido el mecanismo de selección del candidato, Zuluaga le envió una carta a Uribe pidiendo pista para participar como precandidato.

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Uribe no contaba con esa petición, y menos cuando el calendario electoral ya lo tiene agobiado. Ya se abrieron las inscripciones de candidatos al Congreso, y el jefe del Centro Democrático quiere incluir a los cuatro que pierdan en la lista al Senado.

El viernes, como se informó en SEMANA, tuvo lugar una cumbre de urgencia en la sede del Centro Democrático en Bogotá. Allí estuvieron los cinco precandidatos que han venido recorriendo el país en foros presentando sus propuestas.    

Fueron varias horas de discusión, nada fáciles según trascendió. La decisión definitiva la informó Uribe en un escueto comunicado, en el que dejó por fuera de esta contienda a Zuluaga, a pesar de que había sacado 7 millones de votos en la segunda vuelta de las presidenciales de 2014.

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Pero debajo de ese comunicado se escondía una fuerte controversia. Lo que había sucedido en la sede del uribismo en el barrio Chapinero, fue una división entre los cinco precandidatos.

Ante el interrogante de si se incluía el nombre de Óscar Iván Zuluaga en las encuestas, hubo posiciones divergentes. De un lado, la senadora María del Rosario Guerra no mostró dudas en abrirle la puerta al exministro de Hacienda, Carlos Holmes Trujillo, que había sido fórmula a Vicepresidencia de Zuluaga, no dijo sí, tampoco no. Paloma Valencia guardó prudente silencio, y quienes mostraron mayor resistencia fueron Iván Duque, quien había sido del equipo programático, y Rafael Nieto, a quien los más ‘furibistas’ ven como su candidato.

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Desde el viernes, cuando Uribe dejó en claro que Zuluaga no participaría en las encuestas, en el Centro Democrático estalló la de Troya. Comenzaron a circular mensajes en redes sociales en los que se señalaba a Rafael Nieto como el principal responsable de que Zuluaga no fuera aceptado. Pero el exviceministro de Justicia de Uribe rechazó esa versión.  

El efecto Zuluaga no tardaría en generar impacto. De un lado, golpeando la precandidatura de Nieto, y por otro fortaleciendo el nombre de María del Rosario Guerra.

La coyuntura intentó ser aprovechada por los simpatizantes de Nieto, que sin Zuluaga en contienda, intentaron seducir los apoyos del dirigente político caldense. Lo que se vio en las redes fue un auténtico toma y dame.

Primero fue la senadora Susana Correa, directiva de la campaña de Zuluaga y absuelta por el Consejo Electoral en el caso Odebrecht, así respondió a los seguidores de Nieto:  

Luego fue Amalia Salgado, reconocida como la mano derecha de Zuluaga, la que aclaró quién había estado al lado de Uribe haciendo oposición al Gobierno de Juan Manuel Santos.

Y hasta mensajes en tono de propaganda negra empezaron a circular en los que los zuluaguistas advertían que Nieto decía conocer pruebas del FBI y que por eso se le había cerrado la puerta a Zuluaga.

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El lunes, la versión que corrió era que un importante grupo del uribismo, el de la Misión Carismática Internacional, de Claudia Rodríguez de Castellanos, se salía del partido por la decisión que marginó a Zuluaga. Lo que sí hubo fue una reunión con Uribe en la que pidieron más espacios en las listas al Congreso, pero el expresidente les dijo que no tenía más.

Mientras tanto, María del Rosario Guerra es quien pretende recoger al sector de los zuluaguistas, y así fortalecer su aspiración frente al senador Duque, en el papel, el más favorecido con el mecanismo de las encuestas.  

Así como sucedió hace cuatro años cuando Uribe desmontó la consulta, que favorecía a Francisco Santos, y se decantó por una convención que le sonreía a Zuluaga, como a la postre sucedió, la nueva contienda interna por la candidatura del uribismo puede generar fracturas en un partido que en público se ve cohesionado. De puertas para adentro es otra cosa.