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“No es posible deducir si la víctima fue expulsada o no de manera violenta de un automotor”: caso Ana María Castro
Nuevas evidencias tras la muerte de Ana María Castro dejan enormes dudas en las hipótesis que construyó la Fiscalía en este caso. El cuerpo de la víctima podría revelar la verdad de lo ocurrido el día de su muerte.
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La lamentable muerte de Ana María Castro se convirtió en una historia que se ha escrito de diferentes maneras: la Fiscalía tiene dos versiones, los dos detenidos Paul Naranjo y Julián Ortegón otra y el testigo estrella Mateo Reyes ha hecho tres relatos distintos de lo que ocurrió. Al final, será el cuerpo de la víctima el encargado de revelar la verdad. SEMANA obtuvo acceso a todo el expediente del caso y a la necropsia, cuyos detalles resultan reveladores.
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Los dictámenes forenses, la reconstrucción de los hechos, las nuevas declaraciones y el análisis de un experto en medicina, quien revisó con lupa la necropsia al cuerpo de Ana María, dan un giro a esta historia.
La necropsia de Medicina Legal no se equivoca en la causa de la muerte de la víctima: trauma craneoencefálico severo, producto de un impacto de alta energía: un golpe contundente y simultáneo. Además de otras lesiones como la fractura de cuatro costillas y algunas contusiones en la rodilla, todas en el costado derecho del cuerpo.
La pregunta de fondo
La causa está clara, pero la duda es qué provocó esas lesiones. De ahí que el experto, que será testigo en el juicio, se metió a analizar en detalle ese tipo de lesiones y qué pudo causarlas. Arrancó con la fractura en el cráneo, en su criterio, pocas veces vista. Se trata de una lesión que afectó el lado derecho de la cabeza, cuya fractura dividió el cráneo y se extendió por la base hasta el otro extremo de la cabeza.
En voz del experto se trata de “una fractura a nivel craneal que inicia en la región temporal derecha y se extiende por la base del cráneo hasta la región temporal contralateral, así como por la calota hacia la región occipital y parietal. Esta fractura tiene un punto de inicio a nivel temporal derecho, y corresponde a una lesión de alta energía, que no podría haber sido causada con un golpe dado por un ser humano”.
La conclusión empieza a contradecir la segunda hipótesis de la Fiscalía: que los capturados golpearon a Ana María y luego la lanzaron de la camioneta. Incluso, advierte el experto, en un deporte como las artes marciales mixtas, donde los golpes son severos y seguidos, nunca ha ocurrido una fractura de esa magnitud.
Las lesiones de alto impacto en el cuerpo de Ana María están en el costado derecho, algunas leves en el izquierdo. El análisis del experto logró determinar que, muy probablemente, los golpes ocurrieron de manera simultánea, con un solo impacto, como un atropellamiento. A esa conclusión, de golpes simultáneos, también llegó Medicina Legal.
La reconstrucción
El Cuerpo Técnico de Investigación, que no inspeccionó el vehículo cuando Paul Naranjo lo presentó, un día después de la tragedia, llegó al lugar de los hechos para hacer la reconstrucción de la escena, en el sitio donde los videos de seguridad muestran que la camioneta se detuvo: en el carril derecho de la calle 80 en sentido oriente-occidente, a la altura de la carrera 69.
Se ubicaron en el punto exacto donde quedó la marca de sangre que dejó el cuerpo de Ana María sobre el pavimento. Un investigador tomó la posición del cuerpo y llegaron a la conclusión de que es imposible que Ana María terminara en la mitad del carril si la camioneta se detuvo en el costado derecho, donde supuestamente la bajaron o la lanzaron.
“Se puede concluir que el cuerpo de Ana María se encontraba en la mitad del carril externo (derecho) a una distancia aproximada de metro y medio del andén y no hay evidencia de que esta posición hubiera sido modificada por arrastre o por interacción de terceros”, señala el informe.
El dictamen físico forense de Medicina Legal que obtuvo SEMANA es contundente al afirmar que “no es posible deducir si realmente la víctima fue expulsada o no de manera violenta de un automotor”, señaló el experto en ingeniería mecánica del instituto forense.
Además, dice el informe, no hay cómo determinar si la víctima cayó de su propia altura una vez arrancó la camioneta; una versión que tejió Mateo Reyes. “No fue posible asociar si estas se produjeron por una interacción con la superficie de la calzada luego de una posible caída de un vehículo”, concluyó el dictamen de física forense.
Lo que faltó
Una hipótesis que toma fuerza a la luz de las nuevas evidencias es que a Ana María la atropellaron. Falta determinar qué vehículo: si la camioneta implicada u otro carro que, como se observa en los videos, pasaba a esa misma hora y lugar.
El análisis forense de la defensa advirtió que Medicina Legal dejó por fuera de la necropsia un estudio más profundo de una lesión que podría ayudar a confirmar la hipótesis de un accidente de tránsito. Se trata de un golpe en la rodilla derecha de la víctima y que se observa en las fotos de la necropsia, pero no describen de manera detallada en los informes.
Esa lesión podría explicar mejor la secuencia de heridas que, de acuerdo con el experto, arrancó en la rodilla, se extendió hasta el tórax con la fractura de cuatro costillas y, finalmente, el trauma craneoencefálico. “No son compatibles con una golpiza sufrida dentro de un vehículo. Corresponde a lesiones de alta energía con un patrón de impacto derecho que probablemente se generaron de forma simultánea al haber sido embestida por un segundo vehículo, que no ha sido contemplado por la Fiscalía”, dijo el experto.
En el juicio la Fiscalía es clara en preguntar a los forenses de Medicina Legal qué tipo de lesiones provocaron la muerte de Ana María y los peritos son escasos en sus respuestas, pues aunque detallan las heridas en el cuerpo, omiten explicarle al juez de qué forma pueden producirse estas lesiones. Si un hombre que maneja un vehículo o su copiloto logran girar en sus asientos para causar, de un solo golpe, semejante daño.
Versiones y dudas
Este caso deja serias dudas, por ahora, según lo que se conoce por videos y por el avance de las investigaciones. La Fiscalía capturó a Paul Naranjo y a Julián Ortegón, conductor y copiloto de la camioneta en la que se movilizaban con Ana María y Mateo Reyes, el 5 de marzo de 2020, sobre la 1:30 de la madrugada en el norte de Bogotá.
Segundos después se ve, supuestamente, a Mateo Reyes mientras pide ayuda a los vehículos que pasan. Es ahí donde las versiones de este testigo empiezan a variar. A los conductores que le ayudaron les dijo que él venía en una camioneta de la que lo bajaron y después lanzaron a Ana María. A la Policía le dijo que ella se bajó y se enredó con el vehículo. Pero a la familia de la víctima le aseguró que él iba en otro carro y vio cómo la lanzaron. En su última declaración en el juicio advirtió que sufre de pérdida de memoria.
A esa misma hora, un conductor de una plataforma de transporte público también transitaba por la calle 80 con carrera 69 de camino al occidente de la capital, cuando vio, según su relato, que a una “chica” la lanzaron de un vehículo en movimiento como si fuera un muñeco de trapo. La Fiscalía cree esa hipótesis.
La defensa de los implicados presentó un video que alteró las versiones hasta ahora indagadas por la Fiscalía. En él se observa cómo la camioneta, efectivamente, se detiene por al menos 40 segundos sobre el carril derecho de la calle 80, mientras otros vehículos continúan su tránsito por los otros dos carriles. En las imágenes se observan las luces de la camioneta, luego cuando arranca y sigue por el mismo carril.
Poco a poco las hipótesis iniciales van quedando en duda, y en el juicio las versiones de los testigos sufrieron modificaciones que poco alertaron a la Fiscalía y al juez. En esta, que podría ser la última etapa del proceso, el cuerpo de Ana María podría revelar lo que sucedió, claro, si las partes –Fiscalía, juez, defensa y víctimas– se suman a un análisis cuidadoso de los resultados de Medicina Legal.