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LA ENTREVISTA, POR LUIS CARLOS VÉLEZ

“Este es un compromiso histórico por parte de los Estados Unidos hacia la región”

Mauricio Claver-Carone habla en exclusiva para SEMANA. El candidato de Donald Trump para presidir el BID revela que ya recibió el apoyo de Colombia y sostiene que su eventual administración buscará crear un nuevo puente entre Estados Unidos y américa Latina.

Luis Carlos Vélez
7 de agosto de 2020

Luis Carlos Vélez: ¿Usted va a ser el nuevo presidente del BID?

Mauricio Claver-Carone: Si soy elegido, me sentiré muy halagado y honrado. Ya hay 16 países que han declarado públicamente su acompañamiento a nuestra candidatura y visión. En los últimos días se expresó Guyana, pero hay cinco países más que se han pronunciado de forma privada por razones de discreción. Ojalá tengamos la oportunidad. Este es un compromiso histórico por parte de los Estados Unidos hacia la región para dejar una institución que tiene una amplia y larga historia de mucha unidad. Queremos dejar una institución que financieramente sea más relevante y a la que podamos reforzar aún más su calificación crediticia y con transparencia de liderazgo. Esto es para aprovechar los momentos excepcionales que vivimos, ayudar a la recuperación por la pandemia y apostarles a las lecciones que hemos tenido debido a la crisis y la experiencia en esta crisis. 

L.C.V.: ¿Colombia apoyará su candidatura? 

M.C.: Sí, me siento muy honrado por la confianza que nos ha expresado el Gobierno de Colombia. Tenemos una relación bilateral muy importante, que creo que ahora podemos regionalizar. Con Colombia hemos hecho un acuerdo de financiamiento en energía e infraestructura, y creo que es uno de los mejores aliados que tiene Estados Unidos en la región. Colombia ha hecho su tarea y se podría beneficiar de los proyectos del BID para reforzar los nexos de seguridad y de cumplimiento de la ley, pero también en los aspectos democráticos y económicos, que se dejan en segundo plano y son del primer plano.

L.C.V.: Algunos dicen que no está bien que Estados Unidos se quede con el BID…

M.C.: La mayoría de los accionistas del BID son latinoamericanos y nosotros honramos la historia del banco. Lo que aquí buscamos es mejorar, estrechar y reforzar el compromiso de los Estados Unidos con el BID. También estamos en tiempos excepcionales y diferentes, no estamos en 1959. Efectivamente, yo soy norteamericano y he trabajado con el Gobierno norteamericano siendo muy efectivo en muchos temas. Pero mi herencia es iberoamericana y me siento muy orgulloso de esa herencia. Si me contrata la región, no solamente trabajaría para los Estados Unidos, sino para toda la región.

L.C.V.: Como un embajador de la región…

M.C.: Creo que podría ser un gran abogado para los países del hemisferio, y mi primer cliente sería Latinoamérica de cara a la región. Hoy Estados Unidos es un país hasta cierto punto muy hispano y, qué reflejo más bonito de la integración del americanismo continental que poder tener a una persona con el peso de la economía más grande del mundo, pero con una visión para cumplir los sueños de la región que nunca se han cumplido. 

L.C.V.: ¿Cuál es el interés de los Estados Unidos en el BID?

M.C.: El interés de los Estados Unidos es que nuestros vecinos se conviertan junto con nosotros en el continente más atractivo para la prosperidad, la seguridad, la democracia y el desarrollo económico. Aunque, francamente, siempre se ha hablado de la idea del americanismo, que viene del siglo XIX, siempre hubo una retórica política, pero nunca la voluntad y la ejecución. La mayor queja hacia Estados Unidos es que nunca le importaba lo suficiente la región. Que nunca se vio el interés porque las juntas directivas, mientras se hablaba de América Latina, invertían y miraban hacia Asia. Esta es una oportunidad, además, de lo que la región ha aprendido con esta crisis de salud y esta crisis económica con el fin de cumplir el sueño del americanismo del que siempre se ha hablado, pero que nunca se ha hecho una realidad. 

L.C.V.: ¿Cómo hacer un matrimonio entre este americanismo que usted expone y el emblema del presidente Trump de “Estados Unidos primero”?

M.C.: Esto es algo que pasa en todos los países. Si el presidente Trump tiene la opción de que una inversión venga a los Estados Unidos, él es el presidente del país. Lo mismo pasaría con el presidente Duque. Todos los presidentes del mundo tienen como prioridad sus propias naciones. Después de su país está la vecindad, el hemisferio, donde tenemos contextos culturales y valores democráticos compartidos. La oportunidad que tenemos en el BID es inmejorable. No hay un país en el mundo que haya donado, ayudado y que invierta tanto como los Estados Unidos. Todos los países del hemisferio quisieran ver una repatriación de las inversiones a su propio país. Pero después hablamos de inversiones para la región y esa es la oportunidad en el BID. Hay que hacer un proyecto verdaderamente regional.

L.C.V.: ¿Qué opina de Luis Alberto Moreno?

M.C.: Yo admiro la trayectoria de Luis Alberto Moreno. Creo que todos los presidentes del BID han llevado a cabo una tarea importante. Lo que tenemos que hacer ahora es saber cómo llevamos al BID al próximo paso. Nuestro reto es cómo podemos convertirlo en una entidad más relevante financieramente, más eficiente y más transparente aún. Nosotros tendríamos una agenda ambiciosa por cinco años y lo que hemos pensado va en línea con la fundación y el origen del BID de 50 años de progreso. El reto que nos proponemos, y que estamos confiados en que podemos lograr, es hacerlo más fuerte de lo que lo ha dejado Luis Alberto.

L.C.V.: ¿Qué puede esperar Colombia de su eventual presidencia en el BID?

M.C.: Tenemos una oportunidad única de crear una mayor cohesión en la movilización de recursos, sea por parte del banco o por parte del sector privado. Ya hemos tenido éxito con nuestra corporación de desarrollo financiero, en la cual, del portafolio de más de 10.000 millones, tenemos varios programas para el desarrollo rural de Colombia. Esta presidencia va a traer una mayor atención del sector privado hacia el BID en los Estados Unidos, y con ese conjunto y las agencias domésticas de desarrollo financiero podemos tener un gran impacto para la inversión institucional en la región por parte de mi país y de las empresas. 

L.C.V.: ¿Cómo entra el liderazgo de la Unión Americana en el BID en este nuevo panorama global de Estados Unidos versus China?

M.C.: Yo no lo veo como competencia. Estados Unidos tiene invertido casi un billón de dólares en América Latina. Igualmente, tiene casi un billón de dólares de inversión en Asia. China en Latinoamérica tiene una inversión de cerca de 100.000 millones, no es cuestión de competencia. Es cuestión de países que comparten valores en la historia, visiones y metas.

L.C.V.: Lo que significa…

M.C.: Eso es lo que históricamente hemos hecho con el sueño del americanismo. Debido a la pandemia tenemos la posibilidad de poder reubicar el capital invertido. De 2018 a 2019, la inversión de Estados Unidos hacia Asia subió por casi 70.000 millones y en ese mismo periodo bajó hacia América Latina en casi 35.000 millones de dólares. Imagínese el impacto que tendría en cuestiones de empleo y desarrollo poder reubicar esos 35.000 millones para el hemisferio occidental. Necesitamos impactar a las juntas directivas de esas empresas para la repatriación de las inversiones hacia las Américas con incentivos financieros. Por eso, la tarea inicia con los propios países para que nos ayuden a identificar en dónde podemos hacer la venta para que las empresas se interesen. Esta es una oportunidad única para generar más riqueza y más desarrollo comercial. 

L.C.V.: Actualmente, usted es consejero de la administración Trump en temas regionales. ¿Cómo ve el fallo de la Corte Suprema que le dio medida de aseguramiento al expresidente Álvaro Uribe?

M.C.: La relación entre los Estados Unidos y Colombia es de una amistad especial. Son nuestros mejores socios en seguridad y en temas comerciales; la prioridad es seguir creciendo en esa relación. Sobre el fallo, hay que respetar a la justicia, y como en todos los países del mundo, esperamos que la justicia se cumpla de una manera no politizada y que, en todo caso, la justicia prevalezca.