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“La responsabilidad que tenemos de papá y mamá es gigantesca”: San Giorgio | Foto: Karen Salamanca

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“La responsabilidad que tenemos de papá y mamá es gigantesca”: San Giorgio

Las hermanas Mariangela e Isabella Zito Boada están a cargo de la icónica trattoria italiana. Dicen que esta pandemia hará que se vuelvan a valorar las cosas esenciales de la vida.

23 de mayo de 2020

SEMANA: ¿Qué significó la cuarentena para San Giorgio?

Mariangela Zito: Un freno en seco. Llevamos 25 años atendiendo. Y eso es lo que sabemos saber. Y de repente todo se paró. La vida que conocíamos comenzó a esfumarse. Y la verdad, no estábamos preparados para un cambio así de radical. Nadie estaba preparado. Pero nos arremangamos y comenzamos a trabajar de otro modo. Tenemos que sacar a San Giorgio adelante. Tener mucha paciencia y mucha fe.

Con más de 20 años de experiencia, la llegada del coronavirus significó un frenón en seco para sus dueños que aún siguen atendiendo con domicilios. Foto: Karen Salamanca / SEMANA

SEMANA: ¿De dónde sale San Giorgio?

Isabella Zito: San Giorgio es nuestro restaurante, nuestra casa, nuestra vida. Pero San Giorgio también es el pueblo de mi papá. Nuestra historia. Es un pueblo hermoso en la basilicata italiana. Nosotros pintamos una pared en el fondo del restaurante con la imágen del pueblo y al lado está la Fontana de Trevi en Roma, que fue donde papá y mamá se conocieron y se enamoraron. San Giorgio es una ciudad histórica que tiene sus inicios antes del Paleolítico, una ciudad absolutamente divina. 

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SEMANA: ¿Qué se siente justo en este momento tener este legado?

Isabella Zito: Son momentos de crisis y la responsabilidad es sacar adelante una actividad que lleva 25 años por nuestros empleados y por nuestros papás. Es una responsabilidad gigantesca. Pero también ha sido un momento reconfortante. 

Apenas tuvieron que cerrar decidieron turnarse con sus empleados y mientras unos estuvieron en vacaciones otros seguían trabajando en el restaurante. Foto: Karen Salamanca / SEMANA

SEMANA: ¿En qué sentido reconfortante?

Mariangela Zito: En el sentido de que hemos sentido el amor de la gente, esa sensación de saber que para muchos San Giorgio también es su casa. La solidaridad de nuestros clientes ha sido increíble. Hay gente que nos ha llamado solo a preguntarnos cómo estamos, si estamos bien. Una persona incluso me llamó a preguntarme solamente si necesitaba plata.  Eso es súper bonito. Eso quiere decir que hemos impreso un sentido de pertenencia en todos ellos.

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SEMANA: ¿Qué tan fácil ha sido trasladar esa relación tan estrecha que hay en la atención en el restaurante a los domicilios en la casa?

Mariangela Zito: No es fácil. Al comienzo, con mi hermana, nos sentamos a pensar cómo poder llevar esa tradición en un paquete a la casa. En el restaurante, nuestra logística es perfecta. Sabemos cuánta gente podemos tener, cuándo se va a llenar, cuánto debe esperar la gente. Pero todo eso de los domicilios es nuevo. Hicimos un hashtag en redes #sangiorgioencasa y nos lanzamos. Al comienzo nos turnamos con el personal para tomar vacaciones unos y estar en el restaurante otros. Esa fue la mejor forma de organizarnos que encontramos cuando comenzó esta locura. 

Son 23 las familias que dependen de este negocio y el miedo de no poder soportar la nómina o no lograr salir adelante en medio de esta coyuntura son algunos miedos que las persiguen por estos días. Foto: Karen Salamanca / SEMANA

SEMANA: ¿Un restaurante, como el de ustedes, en donde estar es tan importante, como suple eso en un domicilio?

Isabella Zito: Yo creo que el plus de San Giorgio es precisamente que es literalmente atendido por su propietario. Todos los días estamos mi papá, mi mamá, mi hermana y yo.  La presencia familiar nuestra es clave. Entonces intentamos salir en redes, contestamos las llamadas y llevamos muchos pedidos. Queremos hacerle sentir a la gente que hoy no podemos tenerlos en nuestra casa, pero que esta casa puede ir a la de ellos. 

A través de redes sociales se lanzaron al agua con los domicilios, un modelo de negocio al que no estaban acostumbradas. Foto: Karen Salamanca / SEMANA

SEMANA: Hay restaurantes a los que se los ha llevado solamente el pago de arriendos. ¿Cómo les ha ido a ustedes en este frente?

Isabella Zito: Nosotros hemos sido muy afortunados ahí. Estamos en esta casa desde hace más de 20 años. Un restaurante tiene unos gastos fijos muy altos, y el arriendo por supuesto es el más significativo. Antes de estar aquí, en la 81 con 9, nosotros estábamos en la zona T. Pero cuando este lugar comenzó a girar más hacia los bares, nos trasteamos a este lugar en el que operaba una agencia de viajes. Y desde este entonces todos nosotros, y en especial mi mamá, hemos tenido una gran relación con el dueño. 

Mariangela Zito: Y la verdad eso es lo que nos tiene con la posibilidad de decir que saldremos de esta. Isabella habló con con el dueño de esta casa y él nos dio la mano. Resolvió que el porcentaje de venta que San Giorgio estuviera teniendo en el momento de esta situación económica tan difícil es lo que nosotros vamos a pagar de arriendo durante la pandemia. Es decir, si facturamos el 10 por ciento, pagamos el 10 por ciento. Entonces, eso nos ha ayudado un montón. Él ha sido muy generoso y así logramos tener un beneficio mutuo porque no tendremos tampoco que devolverle el local. Su determinación nos ayudó inmensamente.

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SEMANA: ¿Qué miedos surgen alrededor de este proceso? 

Mariangela Zito: Son miedos muy grandes. No poder cumplir con las expectativas de la operación del restaurante, no poder soportar la nómina de un grupo que nos ha acompañado por décadas. Somos 23 familias.  Y como empresarias, sobre todo, la responsabilidad que tenemos de papá y mamá es gigantesca, porque esto es de ellos y ellos pusieron en nuestras manos su empresa.

La generosidad de su arrendatario ha sido fundamental para sobrellevar la crisis y les ha dado algo de tranquilidad para poder seguir funcionando sin tener que cerrar sus puertas definitivamente por los altos costos. Foto: Karen Salamanca / SEMANA

SEMANA: ¿Qué futuro ven para San Giorgio? 

Isabella Zito: Yo creo que vienen momentos difíciles, pero que en algún momento esto va a terminar.  El país se va a reactivar y comenzará todo a engranarse nuevamente. Eso no significa que no crea que hay que ser realistas sobre lo que estamos viviendo. Nosotros creemos que no antes de final de junio nos dejarán volver a abrir nuestra operación. Cuando eso suceda nos acomodaremos a los protocolos del gobierno.  Nosotras entendemos que lo que queda de este año es bastante complejo, porque lo que sabemos es que hasta que no haya una cura, una vacuna o un remedio medicamento que pueda solventar lo que lo que está haciendo este virus, pues va a ser muy difícil volver a salir y a confiar en estar con otros. Mis papás suelen decir algo lindo y es que no pasa nada mientras nos tengamos el uno al otro. 

Mariangela Zito: Yo creo que todo esto que estamos viviendo, esta situación en la que nos puso el universo, la tenemos que aprovechar para valorar las cosas más esenciales. Tener salud, tener bienestar, tener una casa en donde dormir, tener que comer, poder ayudar a quienes amamos.