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Los holandeses Jan Thielen y Harry Van der Aart tomaron la serie fotográfica. | Foto: SEMANA

HISTORIA

Las fotos de la fosa del Palacio de Justicia

Semana.com revela en exclusiva las fotografías en el Cementerio del Sur, clave en la investigación del holocausto.

15 de septiembre de 2014

El 15 de noviembre de 2008, SEMANA reveló en exclusiva una serie de fotografías y la historia completa de una fosa común en el sur de Bogotá. El relato fue recogido en las voces de dos espectadores extranjeros, fotógrafos profesionales, que el día del holocausto del Palacio de Justicia se encontraban por casualidad en Bogotá.

Ese material gráfico cobró vigencia este fin de semana por cuenta del anuncio del fiscal general Eduardo Montealegra, quien aseguró que en esa fosa se encontraron los restos de dos guerrilleras del M-19 que participaron en la toma del Palacio. Se trata de Carmen Cristina Garzón y Mónica Molina Beltrán.

El jefe del ente investigador explicó que, “La Fiscalía General de la Nación, basándose en el informe de la Comisión de la Verdad del Palacio de Justicia y a partir de los testimonios rendidos por exfuncionarios del Palacio de Justicia en el momento de los hechos busca determinar si estas personas salieron con vida de esas instalaciones el 5 y 6 de noviembre de 1985”.

Semana.com revela en exclusiva las fotografías que entregaron los fotógrafos holandeses y recuerda la historia completa publicada en su momento.

¿La fosa perdida del Palacio?

Seis macabras fotografías tomadas en enero de 1986 y los testimonios de dos espectadores circunstanciales –los holandeses Jan Thielen y Harry Van der Aart– podrían resolver el misterio que ha atormentado a los colombianos: ¿dónde están los desaparecidos del Palacio de Justicia?

La búsqueda de la respuesta a esta pregunta es parte integral de la investigación que adelanta la Fiscalía General de la Nación desde finales de 2005 que ha resultado en la detención de dos coroneles y un general de la República. Aunque la Fiscalía ha confirmado la desaparición de por lo menos tres personas, hasta ahora no ha sido posible hallar algún rastro de ellos. En otras palabras, se sabe que salieron con vida del Palacio de Justicia y que no volvieron a aparecer luego de estar bajo la custodia de la Fuerza Pública. Otras ocho personas también están desaparecidas desde los luctuosos hechos del 6 y el 7 noviembre de 1985.

Las fotografías, tomadas por el reportero Harry Van der Aart, muestran una escena dantesca: el entierro de varios cadáveres en una fosa común en la mañana de un miércoles en el Cementerio del Sur de Bogotá. La presencia de Harry Van der Aart y su amigo, el periodista Jan Thielen, en ese lugar, fue fortuita, como le explicaron a SEMANA.



Esas imágenes y la historia de lo que ocurrió ese día, posiblemente se habrían mantenido inéditas si no fuera por otro hecho igual de fortuito: hace 15 días, Thielen decidió revisar por Internet qué pasaba en Colombia, un país donde había sido corresponsal a principios de los 80. Allí se sorprendió con una noticia que lo dejó perplejo: el titular hablaba de las fosas de las víctimas del Palacio de Justicia. La noticia lo golpeó en lo más profundo de su alma, ya que lo recordaba de una experiencia que lo mortificaba. Fue tanto el impacto, que hizo algo que no había hecho en 10 años: llamó a su gran amigo Harry Van der Aart, quien vive en Holanda, para comentar sobre ese nefasto día que pasaron en la capital colombiana hace ya casi 23 años.

Van der Aart le recordó que tenía unas fotografías del suceso y empezaron a rememorar ese viaje que hicieron a Colombia a principios del año de 1986. No era el primer periplo que hacían juntos. Jan Thielen, quien trabajó durante 20 años como corresponsal de radio y televisión en varios países de América Latina, como Colombia, El Salvador, Nicaragua, Chile, Argentina y Brasil, había invitado a su amigo, a otra aventura periodística con anterioridad. Sin embargo, el amor por el oficio de Van der Aart se acabó ese miércoles de enero cuando vio en vivo y en directo la degradación humana. Desde entonces, se dedica a dictar clases de arte gráfico en Holanda.

Era la cuarta vez que Van der Aart visitaba a Colombia. Thielen había convencido a sus editores de que lo enviaran al país para hacer una serie de reportajes. Colombia había estado en las noticias mundiales por lo del Palacio de Justicia y la tragedia de Armero. Como Thielen relata en su desgarrador testimonio de los hechos (ver nota aparte), decidieron hacer un reportaje sobre la violencia en Colombia y el uso indiscriminado de fosas comunes para enterrar a indigentes e “indeseables” de la sociedad.

En la mañana del miércoles 22 de enero –ambos creen que esa es la fecha–, llegaron al Cementerio del Sur. A los pocos minutos, vieron ingresar dos “pequeños carros o camiones”, según recuerda Van der Aart. En los vehículos había más de ocho cadáveres que fueron removidos y lanzados a una fosa. No fue lo único que arrojaron. De unos baldes, comenta Van der Aart, salieron huesos calcinados, “negros como el carbón” y pedazos de cuerpos. El olor de la muerte estaba en todos lados. Era sofocante, coinciden los dos.



Algunos de los cadáveres estaban hinchados, incluso uno tenía una apariencia verdosa. Otros estaban en muy buen estado; “cuerpos frescos” y con moretones. Según ambos holandeses, parecían haber muerto recientemente, como se observa en algunas de las fotografías. La mayoría eran hombres, pero había por lo menos una mujer. Fue ante la aparición de este cuerpo que Thielen no aguantó y vomitó su repugnancia.

Uno los hombres que participaban en la operación le dijo a Thielen: “Son los hijueputas del Palacio”. Para el periodista holandés, eso explicaría la presencia de los huesos calcinados; eran de personas que habrían muerto en el incendio del Palacio de Justicia.

A ambos les llamó la atención la falta de cuidado con que se manejaban los cuerpos. “No fueron tratados con el respeto que merece un ser humano”, dice Van der Aart. Fue tanta su impresión, que describió en detalle su experiencia en una carta enviada a su mujer días después. Una misiva que aún guarda.