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| Foto: Archivo SEMANA

Narcotráfico

LA GUERRA DE "EL MEXICANO"

¿Qué lleva a Gonzalo Rodríguez Gacha a echarse plomo con todo el mundo?

28 de agosto de 1989

En un país que ha alcanzado los niveles de violencia y criminalidad como los que hoy en día esta viviendo Colombia, resulta difícil establecer quién es el enemigo público número uno. Pero si hasta hace poco tiempo, y dependiendo de la posición ideológica, unos le endilgaban esa calificación a Pablo Escobar Gaviria y otros al cura terrorista Manuel Pérez, hoy por hoy ese título se lo ha ganado con creces Gonzalo Rodríguez Gacha.

"El Mexicano", como se le conoce mejor, está en guerra. Y se trata de una guerra personal como no se había visto otra en la historia del país. Son varios sus frentes de combate. Sus enemigos cubren prácticamente la totalidad del espectro ideológico, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha. En este amplio abanico se encuentran las FARC,la Unión Patriótica, pero también la DEA, la CIA y todos aquellos que, por una u otra razón, sean sus enemigos en la cuestión del narcotráfico.

Como si todos estos frentes fueran pocos, Rodríguez Gacha ha abierto fuego en uno más:el de los esmeralderos. Aunque parezca increíble, este nuevo frente de batalla puede resultar el más peligroso de todos los que conforman la guerra. La verdad es que ni Jacobo Arenas,ni "Tirofijo", ni el propio gobierno norteamericano habían aceptado el reto de ese hombre, tanto como lo han hecho los esmeralderos del occidente de Boyacá. Por eso mismo, Rodríguez Gacha los está atacando con sus más feroces cargas, como lo demostró el carrobomba que estalló el jueves de la semana pasada frente a una casa del norte de Bogotá, donde funcionaba una oficina de sus enemigos esmeralderos.

Cria socios...

El nuevo frente de batalla es una guerra entre antiguos socios, pues lo cierto es que la producción de cocaína y la extracción de esmeraldas han estado tradicionalmente más integradas de lo que se piensa.El propio Rodríguez empezó su carrera a principios de los años 70 en las minas de esmeraldas. En aquella época, trabajaba para el entonces "rey de las esmeraldas", Gílberto Molina. Este legendario personaje,que durante muchos años impuso su ley a sangre y fuego en el infierno verde del negocio esmeraldero, ejercía su influencia con puño de hierro en una vasta región boyacense que cubre los municipios de Quípama, Otanche y Borbur. Molina era el jefe indiscutido y sus socios -que le reconocían su condición de padrino- eran personas como Víctor Carranza, Benito Méndez, Julio Silva y Juan Vitar. Carranza y Vitar son propietarios de la casa frente a la cual estalló el carrobomba de la semana pasada.

Todos ellos explotaban legalmente concesiones otorgadas por el gobierno colombiano a sociedades de las que ellos y otros esmeralderos eran miembros. Sin embargo, no dominaban todo el negocio. Tenían rivales. El principal de ellos era el grupo controlado por la familia Vargas, que imponía su ley en la región de Coscuez. La guerra entre Molina y los Vargas se hizo cada vez más sangrienta y, mientras esto sucedía, Rodríguez Gacha se independizó para dedicarse a una actividad considerablemente más rentable: el narcotráfico. En su nuevo negocio, "EL Mexicano" resultó un verdadero campeón, lo que el pocos años lo llevó a constituirse, a lado de Pablo Escobar y de la familia Ochoa, en uno de los tres pilares de cartel de Medellín. Amasó en corto tiempo una de las más grandes fortunas de Colombia. Según la revista norteamericana Forbes, su patrimonio supera hoy los mil millones de dólares, unos 400.000 millones de pesos, dinero suficiente para comprar de contado casi toda la cosecha cafetera de este año.
Respaldado en esta fortuna, conformó el ejército particular más gran de del país. Según los organismos de seguridad del Estado, más de mil hombres entrenados y fuertemente armados estarían a su servicio, lo que significa una fuerza superior a la del M-19 y comparable con la del ELN. Todo este ejército, que originalmente estaba destinado a la protección personal de "El Mexicano", acabó dedicado a servir una cruzada ideológica anticomunista, pues este hombre, con la misma pasión que le ha dedicado a sus negocios, se ha empeñado en los últimos años en una guerra contra todo lo que en Colombia huela a izquierda, especialmente aquello que se encuentre vinculado con las FARC.

Duelo de titanes

La enemistad con este grupo guerrillero tenía en su base razones ideológicas, pero terminó por desarrollarse como resultado de una pelea de poder. A pesar de que se había vuelto más rico que su antiguo socio, Gilberto Molina,"EL Mexicano" había conservado una buena amistad con este, e inclusive habían consolidado nexos comerciales. El resultado fue que Rodríguez Gacha colocó firmemente un pie en el cartel de Medellín y otro en la zona esmeraldera. Y en ambos lados era un hombre muy poderoso. Con sus socios de las esmeraldas, se dedicó a comprar grandes haciendas en los Llanos Orientales. En compañía de Molina, Carranza, Méndez, Vitar, etc., adquirió importantes extensiones de tierra en el departamento del Meta, al norte del enclave de colonización de cultivadores de hoja de coca en el área del Guaviare.

La cercanía con esa región coquera implicó también una peligrosa cercanía con territorios en los que las FARC venían ejerciendo su hegemonía de tiempo atrás. Inicialmente todos convivieron más o menos a las buenas.Pero los poderosos no están acostumbrados a compartir territorio y algo tenía que pasar.

De ahí que muy pronto hubiera surgido un punto de conflicto, que no fue otro que la misma coca. La FARC han tenido siempre una relación de amor-odio con ese producto Por un lado, les molesta la corrupción y los poderes que genera. Por el otro, les seduce el potencial del negocio, como sólida fuente de financiación para una guerrilla que cada día resulta más costosa. Esta actitud ambivalente se tradujo en accione también ambivalentes: a veces, los guerrilleros de las FARC destruían cultivos e incautaban cargamentos pero otras exigían la vacuna y hasta involucraban a sus comisiones de finanzas en el negocio de procesamiento de la hoja, venta de pasta y hasta refinación del producto. En algunas ocasiones, trataban de convencer a los campesinos de que se alejaran de negocio.Pero en otras, le cobraban a los intermediarios el llamado "gramaje", una especie de impuesto equivalente al diez por ciento del valor de la mercancía. A veces les incendiaban un laboratorio, y otras le robaban la plata a los enviados de los narcos a comprar coca a la región.

Todas estas escaramuzas no podían prolongarse indefinidamente y la guerra fue declarada. Primero, los hombres de "EL Mexicano" se enfrentaron a las FARC en el Meta y el Guaviare. Pero, luego, las baterías fueron enfiladas contra la Uníón Patriótica, una de cuyas víctimas fue su ex candidato y presidente, Jaime Pardo Leal, que no fue ni el primero ni el último de los dirigentes y militantes de ese partido político en caer bajo las balas en esa guerra. Las FARC habían entrado así a engrosar a lísta de enemígos a muerte de Rodríguez, al lado de los jefes del cartel de Cali, ya para entonces enfrentados con el cartel de Medellín.

Los detonantes

En medio de una guerra contra el cartel de Cali y otra guerra contra las FARC, ¿cómo acabó Rodríguez Gacha echándose plomo con sus viejos aliados? Hasta ahora, las autoridades no han podido determinar exactamente cómo se produjo la ruptura de esa llave. La versión más difundida es de que Rodríguez Gacha quiere apoderarse de las minas. Fuentes bien informadas aseguran que tiene que haber algo más complejo."EL Mexicano" tiene un negocio mucho más rentable que la explotación minera, que para él es una línea menor. Para muchos no tendría sentido que se le midiera a un "camello" menos productivo y además en una zona plagada de conflictos. Además, para los organismos de seguridad es más probable que los esmeralderos quieran "ascender" al mundo de la coca que viceversa. Para los organismos de seguridad el único interés que podría tener Rodríguez Gacha de sacar a sus enemigos de la zona es estratégico. La región esmeraldífera se encuentra en la mitad de dos territorios controlados por él: el Magdalena Medio y una extensa zona de Cundinamarca, donde tiene grandes propiedades, incluida la de Pacho. Controlando este corredor minero, "El Mexicano" integraría geográficamente sus dos áreas de influencia y su proyecto político-agrícola-militar. "Rodríguez Gacha tiene mentalidad de estadista en guerra. Para él, los puntos estratégicos deben ser conquistados y consolidados. La lucha contra el comunismo la ve como una cruzada a largo plazo", le dijo a SEMANA un político colombiano que en alguna oportunidad lo conoció.
Pero los entendidos afirman que las razones geopolíticas no son el origen de la guerra entre los ex socios. Dos episodios han sido mencionados como floreros de Llorente. Una versión que ha circulado con insistencia es que,cuando se produjo el secuestro de Andrés Pastrana, llevado a cabo por el cartel de Medellín, Molina y Carranza, asumiendo que Rodríguez Gacha estaba metido, lo llamaron en términos perentorios exigiendo la libertad del hoy alcalde, y responsabilizándolo de lo que pudiera pasar .Esta extraña solidaridad podría desprenderse del hecho de que el grupo esmeraldero ha estado, por tradición, ideológica y políticamente vinculado al Partido Conservador, e incluso ha financiado a importantes dirigentes de esa corriente. En todo caso, según la versión, cuando lo amenazaron, Rodríguez Gacha negó toda vinculación con el hecho y les advirtió que a el nadie lo amenazaba. Las autoridades responsabilizan directamente del secuestro a Pablo Escobar, pero consideran que "EL Mexicano" tenía que estar al tanto.

El otro episodio, sobre el cual hay mayor confirmación, se remonta a junio de 1987, cuando se descubrieron cultivos de coca en Paime y Tudela. Entonces se rumoró que eran propiedad conjunta de Rodríguez Gacha, Molina y Carranza. Como consecuencia de esto, el gobierno de Estados Unidos suprimió las visas de los dos últimos, a pesar de su permanente insistencia en que nada tenían que ver con el negocio. Según la versión de los que están del lado de "El Mexicano", Carranza y Molina decidieron suministrar información sobre lo que sabían del negocio de la cocaína, para demostrarles a las autoridades norteamericanas que estaban en otro paseo. Ellos lo han negado y alegan que se trata de una pelea para el control de las minas de esmeraldas. Pero el hecho es que, si no fueron ellos, sí hubo una delación contra Rodríguez Gacha a la DEA, organismo que ha pasado el último año recogiendo información sobre él, como se demostró en el caso del allanamiento del edificio "Altos del Portal" el 5 de julio de este año, en el norte de Bogotá, donde se asegura que se reunían gente de la DEA, el F2 y el único sobreviviente del operativo, Angel Gaitán Mahecha, que desde hacía meses venía entregando información a las autoridades colombianas y norteamericanas.
Sea lo que sea, lo cierto es que desde hace más de un año Rodríguez Gacha estaba muy bravo con sus antiguos socios. Según la familia de Gilberto Molina,la primera acción para demostrar crudamente su enemistad se produjo en Sasaima el 27 de febrero de este año, cuando Molina celebraba su fiesta de cumpleaños. De pronto,un grupo de cerca de doce hombres que portaban uniformes militares llegó a la finca "El Edén" y bajo el pretexto de que buscaban a Rodríguez Gacha, allanaron el lugar y dieron muerte a Molina, a cuatro de sus guardaespaldas y a 10 personas más que participaban en la celebración.De esa masacre también se salvó milagrosamente Angel Gaitán Mahecha. De ahí en adelante se desencadenó la guerra. Ya no contra Molina sino contra Víctor Carranza que se había convertido en el nuevo jefe del grupo. Y fue el mes de julio la época más cruenta de esta contienda. Atentados a las oficinas de Tecminas; el asesinato de la llamada "reina de la coca", Verónica Rivera, muy cercana al grupo de Carranza; el asesinato de Julio Carranza, sobrino de este último, y el carro-bomba de la semana pasada en las oficinas de "Ganadería Nare", de propiedad de Carranza, dan la pauta del nivel al cual ha llegado la guerra.

EL DELATOR
Pero fue el episodio del edificio "Altos del Portal" el que puso sobre el tapete las dimensiones que había adquirido el conflicto. Inicialmente se pensó que se trataba de una llamada anónima que había alertado a las autoridades sobre la presencia de narcotraficantes en un apartamento del norte de Bogotá. Según la versión oficial, los militares que llegaron a realizar el allanamiento se habrían tropezado con una feroz resistencia de los delincuentes que habría desembocado en la muerte de cuatro de ellos, y en herídas a tres soldados. En el apartamento se habría descubierto un poderoso arsenal y literatura subversiva, elementos que fueron ampliamente difundidos por los medios de comunicación.
El único sobreviviente, nn hombre sin camisa que se había asomado a la ventana del apartamento y que, mientras las cámaras de televisión lo filmaban pedía a gritos a los periodistas que le salvaran la vida, fue presentado por las autoridades como un esmeraldero que se había escondido y había sido capturado.
Pero muy pronto la historia oficial comenzó a despertar sospechas, que fueron luego confirmadas por la investigación del juez séptimo de Orden Público, Jaime Gómez Méndez -por demás, hermano del Procurador- y, en especial, por el testimonio dado a ese juez por el hombre descamisado de la ventana, quien resultó ser Angel Gaitán Mahecha. Este hombre había sido vinculado con negocios de droga y esmeraldas, y su hermano, el alcalde de la población de Chía, fue herido al día siguiente del allanamiento en un atentado, después de haber denunciado por la radio y la televisión que el allanamiento había sido un montaje organizado por Rodríguez Gacha para apoderarse del negocio de las esmeraldas.
Las denuncias del alcalde de Chía no fueron nada comparadas con las de su hermano. Angel Gaitán le dijo al juez, bajo la gravedad de juramento, que el operativo promovido y pagado por Rodríguez Gacha costó 200 millones de pesos. Agregó los nombres de una veintena de oficiales y suboficiales que, formando parte de las Fuerzas Armadas, estaban al servicio de "El Mexicano". En cuanto a la versión oficial sobre el allanamiento, dijo que era totalmente ficticia y que se trataba simplemente de un operativo para matarlo a él y a sus compañeros, que venían colaborando con la DEA y con la Policía, en las investigaciones contra Rodríguez Gacha.El armamento y la literatura subversiva habrían sido introducidos en el apartamento en cajas y maletas por las propias Fuerzas Especiales.La razón por la cual no lo mataron a él habría sido que Gaitán logró esconderse y que los militares lo confundieron con uno de sus amigos,a quien se parecía físicamente."Nos ganamos unos pesitos", habría dicho, según Gaitán, el militar que ejecutó a la persona que habían confundido con él. En cuanto a los tres soldados heridos, explicó que se había tratado de una granada estallada accidentalmente, y no al fuego cruzado que nunca se habría presentado.
Aunque la versión de Gaitán sonaba más cinematográfica que el propio operativo, muchos de sus elementos fueron posteriormente confirmados por los análisis de balística y criminalística y los dictámenes de medicina legal que mostraron que, antes de morir, las víctimas no habían hecho ningun disparo y que los militares le habían disparado a quemarropa .Igualmente se estableció que Gaitán Mahecha era miembro del grupo de Molina y de Carranza. Y como todos habían sido amigos en el pasado de "El Mexicano" y conocían de cerca sus operaciones, era mucha la información peligrosa para Rodríguez Gacha que le estaban suministrando a la DEA, no sólo sobre fincas, pistas y laboratorios, sino datos claves sobre la infiltración de "El Mexicano" en las Fuerzas Armadas. La cercanía entre este último y Gaitán había sido tal que eran compadres, ya que Rodríguez fue el padrino de bautizo de uno de los hijos de su delator. Y mucho de esto debe ser cierto desde que, tan pronto fue liberado, Gaitán salió inmediatamente para los Estados Unidos bajo la protección de la DEA.
Más allá de lo anecdótico, la gravedad de las revelaciones a raíz del allanamiento al edificio "Altos del Portal" es enorme. Estos datos no sólo confirman que los descubrimientos del caso Wanumen son ciertos, sino que sólo fueron la punta del iceberg. Como se recordará, en los papeles que se le incautaron al ex capitán del Ejército, Luis Javier Wanumen, quedó en evidencia la infiltración que el cartel de Medellín había logrado no sólo en la inteligencia militar, sino en algunas oficinas del alto gobierno.
Aunque no se ha reconocido oficialmente, muchos asocian varios de los múltiples cambios que han ocurrido recientemente en el gobierno y las Fuerzas Armadas, con los descubrimientos del caso Wanumen.
Y si esto sucedió sólo con la punta del iceberg, lo mismo está pasando a medida que este está saliendo a flote. Las denuncias de Gaitán Mahecha sobre infiltración en el gobierno fueron objeto de una cumbre de la administración, al cabo de la cual el presidente Barco ordenó ir hasta el fondo. Por su parte, la Procuraduría abrió pliego de cargos contra los oficiales y suboficiales que participaron en el allanamiento, y no es de extrañarse que sigan rodando cabezas.
Mientras todo esto sucede, sólo hay una cosa segura: las guerras de "El Mexicano" continuan". Los acontecimientos de los últimos días han demostrado que su organización ha llegado a convertirse en un estado dentro del Estado. Y cuando se llega a tener tanto poder, sólo hay dos salidas: la victoria o la derrota. Por lo tanto, en la guerra que él está librando, el desenlace, tanto para Gonzalo Rodríguez Gacha como para sus enemigos, aún está por verse.