El atún enlatado es uno de los alimentos que normalmente no falta en la alacena de muchos hogares. Se le reconoce por ser un producto versátil, que es posible incluirlo en diferentes platos. Se puede usar para ensaladas, pastas, solo, mezclarlo con arroz y hasta en hamburguesas.
Es uno de los pescados azules o grasos más consumidos y se caracteriza por ser muy rico en ácidos omega-3, un tipo de grasa poliinsaturada que ayuda a reducir los niveles de colesterol y los triglicéridos, y que ayuda a fluidificar la sangre, disminuyendo así el riesgo de afecciones relacionadas con el corazón.
El portal Cocina Fácil cita una investigación realizada por la Universidad del estado de Iowa, según la cual este tipo de pescado es una completa fuente de proteína, ya que contiene los 10 aminoácidos que el cuerpo necesita para un buen desarrollo celular, mantener el sistema inmune saludable y reponer o ganar el tejido y masa muscular.
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Una bondad más es que es un producto saciante, por lo que es recomendado para ser incluido en una dieta tendiente a bajar de peso; a la vez, favorece el estado de ánimo. Según un artículo del diario La Vanguardia, de España, componentes como el omega-3, el selenio y las vitaminas B6 y B12 tienen el poder de influir favorablemente en este aspecto.
Sin embargo, al igual que sucede con muchos otros productos, así sean saludables, se debe tener cuidado con las cantidades que se ingieren, pues en exceso resultaría perjudicial para el organismo y más cuando no se consume fresco sino en lata. Estos son algunos de los riesgos a tener en cuenta.
Alto en mercurio
Uno de los principales inconvenientes con el atún en lata es que contiene altas dosis de mercurio y sal, ingredientes que en grandes cantidades ocasionan problemas de salud. “Se ha visto una relación entre el alto consumo de estos dos elementos con la hipertensión arterial”, precisa Cocina Fácil.
Un artículo publicado en el medio digital Business Insider asegura que los compuestos del mercurio presentes en el atún son tóxicos y pueden afectar el desarrollo del sistema nervioso en los memores de edad. La Oficina de Evaluación de Riesgos a la Salud Ambiental de California (OEHHA) recomienda consumir atún solamente dos veces por semana.
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Por su parte, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) estableció que el consumo máximo de mercurio que una persona debe hacer a la semana es de 1,3 microgramos por cada kilogramo de peso.
En torno a este tema, el portal Gastrolab, de México, refiere un estudio realizado por la Universidad de Chile y publicado en la Revista Médica de ese país, el cual explica que este metal llega al pescado gracias a su cadena alimenticia. Normalmente, es un elemento que se deposita en el agua a través de distintos medios y que después es absorbido por el plancton y va escalando en la cadena alimenticia hasta llegar al atún y, finalmente, a quienes lo consumen.
Problemas digestivos
Así mismo, debido a su alto contenido de grasas saturadas se corre el riesgo de elevar los niveles de colesterol, afección que está muy relacionada con los accidentes cardiovasculares.
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Un riesgo más es que existen muchas personas que son intolerantes a los alimentos enlatados, por lo que su consumo podría ocasionar urticaria en quienes son alérgicos.
De igual forma, se debe prestar especial atención al contenido de las latas, “porque aunque no lo parezca, no siempre está compuesto por pescado al 100 por ciento, muchas veces se agrega soya para aumentar el volumen de la lata de manera económica. Además, debido a su método de conservación, algunas marcas suelen tener exceso de sodio, lo que podría generar problemas de tensión arterial si se consume a diario”, asegura Gastrolab.