Cultura
¿Cuál es el salmo más poderoso para el dinero?
Son varias las plegarias encontradas en la Biblia para enfrentar las dificultades económicas u otro tipo de problemas.
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La confianza en que Dios escucha las súplicas, directamente o mediante la intercesión de sus santos y la Virgen María (en el caso de los católicos), es algo común en millones de creyentes alrededor del mundo. A ellos se acude tanto en acción de gracias como cuando se enfrentan períodos de dificultad (escasez, problemas familiares, búsqueda de empleo, sanación, etc.).
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En la Biblia están compilados decenas de salmos a los cuales los devotos acuden en tiempos de necesidad y cuando buscan tener una comunicación más directa con Dios. En la búsqueda de respuestas, acudir a las Sagradas Escrituras es un consejo frecuente entre los líderes de la palabra.
Con el propósito de alcanzar algún favor ‘especial’ muchas personas ofrecen rosarios (aplica en el catolicismo), novenas y hasta penitencias. Uno de los salmos que alude a los ‘tropiezos’ económicos y eleva una oración para obtener prosperidad es el 144, compartido por Bible Gateway.
Salmo 144 para la prosperidad
Bendito sea Jehová, mi roca, quien adiestra mis manos para la batalla, y mis dedos para la guerra. Misericordia mía y mi castillo, fortaleza mía y mi libertador, escudo mío, en quien he confiado; el que sujeta a mi pueblo debajo de mí.
Oh Jehová, ¿qué es el hombre para que en él pienses o el hijo de hombre para que lo estimes?
El hombre es semejante a la vanidad; sus días son como la sombra que pasa. Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende; toca los montes y humeen. Despide relámpagos y disípalos, envía tus saetas y túrbalos. Envía tu mano desde lo alto; redímeme, y sácame de las muchas aguas, de la mano de los hombres extraños cuya boca habla vanidad y cuya diestra es diestra de mentira.
Oh Dios, a ti cantaré cántico nuevo; con salterio, con decacordio cantaré a ti. Tú, el que da victoria a los reyes, el que rescata de maligna espada a David su siervo. Rescátame, y líbrame de la mano de los hombres extraños cuya boca habla vanidad y cuya diestra es diestra de mentira.
Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud, nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio; nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano; nuestros ganados, que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros campos; nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo; no tengamos asalto, ni que hacer salida, ni grito de alarma en nuestras plazas. Bienaventurado el pueblo que tiene esto; bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.