Ana María Cadena, secretaria de Hacienda
Ana María Cadena, secretaria de Hacienda | Foto: Secretaría de Hacienda

Economía

Secretaria de Hacienda destacó la calificación de Moody’s a Bogotá: “evidencia la solidez de las finanzas del Distrito”

En la revisión de 2024, Bogotá obtuvo Baa2 en la calificación internacional, conservando de esta manera el grado de inversión.

Redacción Semana
3 de julio de 2024

Bogotá mantuvo su calificación internacional en Baa2 que otorga en su revisión anual la firma Moody’s Ratings, una de las tres principales agencias de calificación crediticia a nivel mundial.

Moody’s Ratings resaltó que la ciudad mantiene una fortaleza económica por la diversidad de las actividades presentes que permiten que los ingresos propios de la ciudad sean el 65 % de sus ingresos totales. Adicionalmente, resalta que la deuda del Distrito (directa e indirecta) es sostenible relativa a sus ingresos totales, inclusive con la fuerte inversión en infraestructura de transporte que se dará en los próximos años.

“Esta calificación otorgada por Moody’s Ratings evidencia la solidez de las finanzas del Distrito fundamentada en la estructura de sus ingresos, la baja dependencia de las transferencias del Gobierno Nacional y un manejo adecuado de la deuda, lo cual redunda en la capacidad del Distrito para atender todas las acreencias de manera holgada”, explicó Ana María Cadena, secretaria Distrital de Hacienda.

Secretaria de Hacienda Ana María Cadena
Secretaria de Hacienda, Ana María Cadena Juan Sebastián Cruz Ruiz/Semana | Foto: Juan Sebastian Cruz

De acuerdo con la cartera de Hacienda, Moody’s considera que la solidez financiera de la ciudad garantiza la cobertura de las necesidades de inversión que se realizarán en Bogotá, particularmente en materia de movilidad. Lo anterior por medio del acceso a los mercados de deuda gracias a su credibilidad crediticia, al mantener el grado de inversión y tener la liquidez disponible para atender dichos compromisos.

Ahora bien, la Agencia indicó que, si bien Bogotá mantiene el grado de inversión, esta calificación cuenta con una perspectiva negativa debido al cambio en la perspectiva de la calificación de la Nación (que pasó de estable a negativa), lo cual condiciona la de las entidades territoriales.

Moody’s Ratings se especializa en proporcionar evaluaciones sobre la calidad crediticia de entidades, países, emisiones de deuda y otros instrumentos financieros.

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Moody's | Foto: Web de Moody's

Estas calificaciones son utilizadas por inversionistas, gobiernos y otros actores del mercado para evaluar el riesgo crediticio y tomar decisiones informadas sobre inversiones y financiamiento. Mantener la calificación en la categoría de grado de inversión es sinónimo de menor riesgo y, por lo tanto, de mayor confianza en los inversionistas.

Colombia: de estable a negativa

El cambio en la perspectiva a la calificación de Bogotá obedece precisamente al cambió de perspectiva a la calificación de Colombia.

Las condiciones macroeconómicas del país, con un crecimiento menor al esperado y descuadres en las finanzas públicas, le están pasando cuenta de cobro a su calificación de riesgo soberana, la cual es un indicador clave sobre la capacidad de Colombia de pagar sus acreencias.

La única agencia calificadora que falta por pronunciarse es Moody’s, la cual anunció hace un par de semanas que esperará a la aprobación de la reforma tributaria para tomar alguna decisión. El proyecto impositivo, si todo sale como lo planea el Gobierno, deberá quedar radicado el próximo 20 de julio y aprobado en agosto.
La agencia calificadora Moody’s,

Solo Moody’s mantiene al país en grado de inversión y aunque ratificó esa nota, también bajó la perspectiva de estable a negativa, lo cual indica que en la próxima revisión hay más posibilidades de una descalificación que de una mejora en su evaluación del país.

Para los expertos de Moody’s, el cambio en la perspectiva es el reflejo de complicaciones en la gestión fiscal por un crecimiento económico menor al esperado, el cual está afectando negativamente los ingresos tributarios, a lo que se suman mayores costos de endeudamiento, lo que en conjunto genera una presión adicional sobre las cuentas del Gobierno.