Home

Empresas

Artículo

Evolución de los bolígrafo Bic Cristal a través de los años.
El diseño del bolígrafo más reconocido sigue prácticamente intacto desde su creación. | Foto: Tomado de Industrial Design

Empresas

¿Por qué el diseño del bolígrafo BIC no ha cambiado en más de 70 años?

En cualquier lugar del mundo, este diseño es fácilmente identificable y es muy probable que todos tengan por lo menos un bolígrafo de estos en sus casas.

11 de agosto de 2021

A pesar de que se pueda creer que el bolígrafo, esfero o lapicero BIC o BIC Cristal no tiene nada de especial o innovador, cuando se introdujo en 1950, revolucionó la manera de escribir en todo el mundo, pues antes de este se utilizaba una pluma estilográfica, la cual derramaba mucha tinta, además de que se tardaba en secarse y tendía a rasgar las hojas.

En 1948, el barón francés Marcel Bich le compró la licencia de la patente del bolígrafo al húngaro László Bíró. Este instrumento se caracterizó por tener una pequeña bolita en su punta, la cual, a medida que rueda, va dosificando la cantidad de tinta precisa para escribir sin inconvenientes. Originalmente, la compañía tenía como nombre Bich, el apellido del barón, pero para facilitar su pronunciación en todas partes del mundo, se optó por dejarlo Bic.

El diseño del BIC Cristal está milimétricamente planeado para el consumidor. Y es que de lo primero que se encargó Bich y su equipo fue en crear una tinta especial que fuera lo suficientemente viscosa para que no se derramara, además de ingeniarse una bolita de carburo de tungsteno que tuviera el tamaño perfecto para dosificar la cantidad apropiada de tinta al momento de escribir y considerar un tubo hexagonal para el cuerpo de la esferográfica, por su carácter ergonómico, que no se rodara por la brisa y establecer que este fuera de plástico transparente, y así, quien lo usara, pudiera ver la cantidad de tinta restante en el bolígrafo.

Adicional a esto, decidieron dejarle un pequeño agujero en el tubo, para que la presión atmosférica y la temperatura dentro y fuera de este fueran las mismas y que no corriera el riesgo de explotar en situaciones particulares como durante un vuelo o en un submarino bajo el mar.

Con respecto a su tapa, se dejó un cacho para que se pudiera colgar en una camisa, y su color, además de combinar con la parte superior del rabo de la esferográfica, era del mismo de la tinta, para que quien lo utilice, tenga certeza del color con que iba a escribir.

La tapa fue el único elemento que tuvo una modificación casi imperceptible, pero que podría salvar vidas, y es que en 1991 BIC vio la necesidad de abrir un agujero en la punta de la tapa para que, en caso de alguien trague este elemento accidentalmente, no se le vean comprometidas sus vías respiratorias y el aire pueda seguir circulando.

Tal ha sido el éxito de este icónico artefacto, que cada segundo se venden alrededor de 200 de estos bolígrafos, sin mencionar su ingreso en los años 2.000 a las colecciones permanentes del centro Pompidou de París y del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA).

Y algo que también permanece intacto es el logo de la marca: representado con un estudiante con cabeza de bola y sosteniendo un bolígrafo por la espalda, fue diseñado por el ilustrador Raimon Savignac en 1960, y tal es el reconocimiento de su logotipo, que incluso ha llegado a ser premiado en diversas ocasiones.

Aunque el BIC Cristal es el producto más reconocido de la empresa francesa, este cuenta con una amplia variedad de artículos en su catálogo, entre estos, más ganas y diseños de bolígrafos, cuchillas de afeitar –introducidas en los años 70 y encendedores, todos bajo una misma premisa: un diseño sencillo, económico y duradero.

En los últimos años, BIC ha venido renovando un poco la imagen del Cristal BIC, que, aunque conserva todas las características en cuanto a su forma, el color de todo el bolígrafo se tiñe del color de su tinta, sin deshacerse de la cualidad de la transparencia en su tubo.