El 90 por ciento de la población en Colombia recibe subsidio a la energía, por ubicarse en los estratos 1, 2 y 3 de la pirámide socioeconómica.
El 90 por ciento de la población en Colombia recibe subsidio a la energía, por ubicarse en los estratos 1, 2 y 3 de la pirámide socioeconómica. | Foto: istock / guillermo torres

SERVICIOS PÚBLICOS

Las facturas de luz que espantan a los colombianos

Los colombianos han visto incrementar los cobros en sus facturas. La inflación de la electricidad fue de 15,28 por ciento en febrero. ¿Cuáles son las variables que están presionando los precios al alza? ¿Se justifican?

12 de marzo de 2022

El costo de cada kilovatio por hora de la energía para hogares de clase media, ubicados en el estrato 4 en una ciudad como Bogotá, fue de 632,5 pesos en febrero, mientras que en diciembre costaba 598,9 pesos. Aunque parezca un incremento pequeño en el momento de totalizar el valor del servicio en el mes, de acuerdo con el consumo, la cuenta sube bastante y así lo sienten ya los colombianos.

Las familias de estrato 4 son el referente del costo real de la energía en Colombia, puesto que no reciben subsidios, pero tampoco subsidian a nadie. En los estratos 1, 2 y 3, es decir, en el 90 por ciento de la población, como lo estableció un estudio de varios investigadores, entre ellos Marcela Eslava, decana de Economía de la Universidad de los Andes, la tarifa está distorsionada porque reciben subsidios, mientras que los estratos 5 y 6, junto con los usuarios comerciales, contribuyen con una sobretasa para la bolsa con la cual se financian los subsidios de energía, aunque la mayor parte de esas ayudas sale del Presupuesto General. Actualmente, todos los estratos parecen tener montos más altos en la factura.

El más reciente informe de inflación divulgado por el Dane evidencia que la electricidad está en la lista de los productos y servicios con mayor variación en los precios al consumidor: 15,28 por ciento anual. Sin duda, la energía está apretando el bolsillo. Al productor le cuesta más, lo que no deja de inquietar en un momento en el que sobra el agua en los embalses por el crudo invierno, en un país donde cerca del 85 por ciento de la energía proviene de fuentes hídricas. Y al consumidor le llega el coletazo, pese a la casi generalización de los subsidios de energía.

Javier Lastra, gerente de Afinia, nuevo operador en varias zonas del Caribe, sostiene que el aumento en el índice de precios al productor durante 2021 fue de aproximadamente 18,71 por ciento y ese es el valor que se utiliza para actualizar los costos de compras de energía y de transporte, lo que al final de la cadena llega al consumidor.

Javier Lastra  Gerente de Afinia
Javier Lastra, gerente de Afinia | Foto: juan carlos sierra-semana

Las razones de las facturas de energía ‘de infarto’ no son pocas, aunque, de primerazo, Jorge Valencia, director de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg), dice que no ha habido cambios recientes en las fórmulas tarifarias, cuya metodología busca determinar cuánto cuesta prestar el servicio, para establecer cuánto le pueden cobrar al usuario.

“La Creg establece las reglas del mercado, las fórmulas tarifarias, pero no vigila cómo se comportan los agentes frente a esas metodologías”.

Valencia señala que la explicación detallada de lo que está sucediendo la tienen las empresas, que han venido aplicando la llamada opción tarifaria, pues insiste en que no se han aprobado cargos que afecten los precios de la energía. “Lo que hay es una fluctuación en las tarifas en función de cómo van evolucionando los diferentes componentes de la fórmula”.

Muchas variables

Los componentes de la fórmula para calcular el valor de un kilovatio al mes incluyen los costos de generación, transmisión, distribución y comercialización. Pero también se cobran las pérdidas reconocidas, como en todo negocio, y allí hay que resaltar las provenientes del fraude y las conexiones ilegales.

Jorge Valencia  Director de la Creg
Jorge Valencia, director de la Creg | Foto: creg

En el caso de los usuarios subsidiados, quienes catalogan como desproporcionados los incrementos en sus facturas, Valencia explica que las tarifas se calculan de acuerdo con el porcentaje de subsidio que se aplica según el estrato, el cual no es ilimitado.

Se parte del llamado consumo básico de subsistencia, que es la cantidad de energía que, en teoría, debería alcanzarle a una familia promedio, con cuatro integrantes, para cubrir sus necesidades energéticas. “Esa familia debería consumir 130 kilovatios por mes en clima templado y frío, y 173 kilovatios en clima cálido. Y ese consumo básico es el que se subsidia. Para el estrato 1 se estableció hasta en 60 por ciento, con lo cual, si el consumo supera ese tope, el adicional pasa a ser cobrado a tarifa plena”.

Pero el cobro que finalmente llega al consumidor en la factura de la luz arranca más atrás. El generador incurre en gastos, como insumos para producir, que son los más variables. A partir de ese costo, le vende a la empresa que lleva el servicio a las casas, la que, a su vez, debe intentar buscar un mejor precio con el mayorista, de manera que pueda ofrecerle un panorama más amable al usuario.

Torre energia
Hay varios componentes en la fórmula tarifaria de la energía. | Foto: Getty Images/iStockphoto

La mayoría de las empresas comercializadoras compran la energía en contratos de largo plazo, porque esa estrategia permite obtener precios más estables, que no necesariamente son más bajos, pues el vendedor siempre busca negociar por lo alto. La disyuntiva está en que el mayorista, si no encuentra comprador, porque su precio no es competitivo, tendrá que ir a la bolsa de energía, en donde la colocación es incierta (barata o cara).

Por esa razón, se estableció lo que se denomina cobertura de riesgo de precio, un costo que, como todos los demás, le llegará en algún momento al consumidor.

El precio de la energía en Bolsa, por ejemplo, depende de muchas circunstancias, pero entre las variables están algunas un tanto caprichosas, como las condiciones hidrológicas y los precios de los combustibles utilizados en la generación, principalmente el gas y el carbón.

Eso hace que el conflicto entre Rusia y Ucrania también pueda llegar a salpicar el resultado en las facturas de la luz. El país que lidera Vladímir Putin es un gran productor de gas, por lo que el bloqueo que tiene ahora para exportar reduce la oferta del combustible y encarece el precio en el ámbito global. El efecto no tendría que ser tan fuerte en Colombia, pues, según expresa el contralor delegado para el sector de minas y energía, Orlando Velandia, la energía que producimos con fuentes térmicas (que es más cara que la hídrica) es solo de entre 8 y 10 por ciento, y el gas que se requiere para encender esas plantas proviene del autoabastecimiento.

Orlando Velandia, contralor general delegado para Minas y Energías

Por esa misma razón, a Germán Arce Zapata, exministro de minas, le surge la duda de si “los generadores hídricos que concentran y controlan el mercado de generación estarían aprovechando el incremento en los precios de los combustibles para presionar a un nuevo límite a los precios de Bolsa. Esto, ante la incapacidad de los generadores térmicos de acotar estos incrementos (precios altos de gas y carbón), todo con cargo al bolsillo de los usuarios”.

Arce también menciona otras causas que estarían incidiendo en el costo de la energía al usuario. Una de ellas es la que está asociada al “atraso en la entrada en operación de proyectos de energía renovable de la subasta de 2019, lo que causa un efecto en el mercado de contratos de energía”, o “la entrada en vigencia de los nuevos cargos de distribución, diseñados para actualizar la infraestructura y mejorar la calidad en el servicio”. No obstante, “nada de eso parece explicar por completo los de proporcionados incrementos en el precio de Bolsa”, agrega Arce.

Germán Arce  Exministro de Minas y  Energía
Germán Arce, exministro de Minas y Energía | Foto: johan correcha

Y si ahora se siente el peso de un mayor costo en la energía, lo que está en el horizonte puede presionar aún más los incrementos. Velandia menciona que la regulación establece el traslado a la tarifa, de las inversiones que haga el operador para llevar un servicio de más calidad. Una resolución expedida por la Creg en 2018, que aún no se ha aplicado del todo, llevaría a aumentos hasta del 15 por ciento.

En la región Caribe, con nuevos operadores del servicio, después de la salida de Electricaribe, se han necesitado inversiones. Aun así, según expresa el gerente de Afinia, “el costo unitario calculado conforme a la metodología vigente para febrero de 2022, que aplicará en marzo, corresponde a 870,61 pesos por kilovatio hora, pero los usuarios solo verán reflejada una tarifa de 634,14 pesos, una de las más bajas del país”.

Velandia, entre tanto, anunció que, en general, la calidad del servicio de energía, medido por indicadores como el número de interrupciones del fluido eléctrico y el tiempo de duración del apagón, no ha mejorado en el país, según halló en un estudio que presentará en próximos días.

Para encontrar la verdadera razón del aumento en el costo de la energía aún hay mucha tela por cortar.