Roce entre el Gobierno colombiano y la FAO por informe de seguridad alimentaria

No es muy común que un gobierno pida rectificación a un organismo de Naciones Unidas tras ser mencionado en uno de los documentos que emiten y que, por lo general, le dan la vuelta al mundo. Sin embargo, acaba de suceder.

Un informe de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), que ubica a Colombia entre los países de más alto riesgo en seguridad alimentaria, fue rechazado por el Gobierno a través de la Vicepresidencia, la Cancillería y el Ministerio de Agricultura, entre otros. Colombia pidió rectificación.

El destape de los resultados del estudio de la FAO se produjo el 26 de enero. El organismo internacional habló con palabras mayores: hambre aguda. Y en América Latina, Colombia estuvo junto con Honduras entre los países con mayor alerta.

Para el caso de Colombia, la FAO mencionó una alta probabilidad de que la inseguridad alimentaria en el país se deteriore más en los meses venideros. Las razones que argumentó fueron varias, pero, principalmente, habló del efecto de la crisis migratoria, como jalonador del hambre, además del conflicto armado y la inestabilidad política que se vive en estos momentos, de cara a unas elecciones a las que no se les ve aún la claridad sobre lo que podrá pasar en la democracia.

Los voceros del Gobierno que rechazaron el informe dijeron que para los datos consignados en el documento no fueron consultadas las instancias que tienen la información en el país en relación con temas de seguridad alimentaria y situación socioeconómica de la población.

“El informe no corresponde a la realidad”, dijo la canciller Marta Lucía Ramírez. En consecuencia, agregó la funcionaria: “Solicitamos que se excluya a Colombia y se realice una rectificación que reconozca las políticas públicas que hemos implementado”.

En el informe que fue rechazado por el Gobierno, la FAO se refirió a los retrasos en la implementación del Acuerdo de Paz de 2016 entre el Gobierno y los grupos armados no estatales, lo que lo llevó a señalar la cifra de 61.000 desplazados nuevos que se han tenido que movilizar (entre enero y septiembre de 2021), huyéndole al recrudecimiento de la violencia.

Por supuesto, la FAO puso de presente el ahondamiento de las desigualdades después de la pandemia, pues en el período de crisis sanitaria, más hogares cayeron en la pobreza y la extrema pobreza, con todo y el crecimiento que tuvo el año pasado y está teniendo ahora la economía.

Alimentos hay, aunque caros

Con la vocería del Gobierno, el ministro de Agricultura, Rodolfo Zea, también puso cifras sobre el tapete, con las cuales señaló que en el país no hay escasez de alimentos. “La producción de alimentos es de 36 millones de toneladas y es algo que se mantiene”.

Otra cosa es que los alimentos estén caros y las familias no tengan acceso a ellos. Según el informe de Corabastos de este día, la papa común, la papa criolla, la habichuela, la arveja verde, el fríjol verde, la yuca, el plátano, el limón, el mango, la harina de trigo, el pollo, el queso y los huevos se constituyeron como los productos más costosos en enero.

Lo cierto es que, ante la molestia visible de la vicepresidenta Ramírez, con el informe que incluyó un mapa en el que aparece Colombia como un país crítico en materia de seguridad alimentaria, el representante de la FAO, Alan Bojanic, sostuvo que la intencionalidad del informe era llamar la atención sobre la inseguridad alimentaria de algunas poblaciones como la migrante.

Por esa razón, Bojanic enfatizó en que en el país ha habido un combate al hambre de la población infantil y aplicación de programas de alimentación a la población escolar. “Sería injusto no reconocer el gran esfuerzo en temas de seguridad alimentaria en Colombia”.