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Fotografía de la portada del informe para el 2021 del Observatorio de Género de Norte de Santander.
Fotografía de la portada del informe para el 2021 del Observatorio de Género de Norte de Santander. | Foto: Observatorio de Género de Norte de Santander.

Norte de Santander

“¡La calle es nuestra! ¡La calle es libre!”: el informe del Observatorio de Género sobre violencia en Norte de Santander

Esta plataforma de violencias basada en género realizó una evaluación de las situaciones de riesgo y violencia relacionadas con el género, a las que fueron expuestas mujeres y personas LGBT, tanto colombianas como venezolanas durante 2021 en el departamento.

19 de agosto de 2022

Norte de Santander, con Cúcuta como su capital, ha sido un departamento atravesado por diversas dinámicas que han marcado su historia y, por lo tanto, la forma de vida de muchas personas que ahí habitan. La presencia de los grupos armados al margen de la ley, las economías que surgen de la ilegalidad y se fortalecen en la actividad fronteriza, y la ruptura que había hasta el momento de la diplomacia binacional entre Colombia y Venezuela, han sido factores clave en las problemáticas del territorio.

La plataforma saca alrededor de dos informes anuales a manera de boletines. Su último informe, archivado como Boletín N.° 5, compila una serie de encuestas que permitieron visualizar tanto el análisis como las cifras de dichas violencias en Cúcuta y área metropolitana, y la subregión del Catatumbo, ubicada en el noroeste del departamento.

“En el último boletín, recopilamos 830 casos de personas víctimas de violencias basadas en género, el 29 % de ellas de origen venezolano, el 71 % de ellas de origen nacional y el 24 % de estas personas son personas LGBTI. Todos estos casos que registramos son a partir de las encuestas y adicionalmente a eso nosotras complementamos estos casos a través del monitoreo de los medios de comunicación, donde se reportaron 99 noticias de violencias basadas en género, correspondientes a feminicidios, a violencias sexuales y otro porcentaje mucho menor que no registra de manera particular o concreta las violencias que están viviendo las mujeres”, indicó la directora del Observatorio sobre el último informe.

El informe arrojó además datos sobre el acceso a la ayuda estatal, denuncias y la revictimización que puede llegar a presentarse en estos casos, lo que arrojó que de los casi mil casos encuestados, solo el 22 % realizó una denuncia formal, donde solo el 15 % pudo acceder a los servicios de salud sobre la situación, lo que como resultado arroja un total del 63 % de personas revictimizadas en diferentes contextos como los institucionales o personales.

La frontera

“Preocupa mucho la situación de los municipios de frontera como Cúcuta, Tibú, Villa del Rosario, Puerto Santander, que son como los que más han evidenciado una existencia de experiencia de riesgo, compartida a raíz del fortalecimiento de los grupos armados, de las economías ilegales, de la inexistencia también de una cooperación binacional frente a la protección de las personas”, continuó explicando.

Cabe destacar, que las situaciones que atraviesan las zonas fronterizas pueden variar significativamente con respecto a las de otros lugares del país, teniendo en cuenta el paso fronterizo que se presta en muchas ocasiones para irregularidades dentro del territorio, y esto puede desplegar en violencias específicas hacia las personas que forman parte de grupos históricamente oprimidos como lo son las mujeres y la población LGBTI, además del eje transversal migratorio.

Según Gabriela, “hemos resaltado mucho la poca voluntad política que tiene la institucionalidad en poder atender estas situaciones de riesgo que viven las mujeres y la población LGBTI. Digamos que Cúcuta y en general el departamento de Norte de Santander tiene una alta presencia de organizaciones internacionales que están tomando la labor de la misma institucionalidad y quienes están dando la garantía de los derechos a las mujeres y población LGBT (...) y eso también está relacionado con la poca capacidad que hay de diálogo entre ambos gobiernos binacionales, tanto Venezuela como Colombia; eso nosotras lo hemos mencionado, que más que una crisis social que se vive acá en el territorio, es una crisis diplomática que no permite que estos dos gobiernos les den una atención integral a las poblaciones”

Frente a esto, el nuevo gobierno de Gustavo Petro ha reiterado en varias ocasiones la posibilidad de la reapertura gradual de la frontera con Venezuela luego de siete años de cierre, la cual no sería automática, según lo que dijo el canciller Álvaro Leyva, pero que sí se encuentra en el mapa junto a la normalización de la relación binacional. La situación se encuentra en el ojo público debido a la importancia de las acciones que se lleven a cabo y cómo estas pueden impactar en ambos países que se encuentran a la expectativa.

Por su parte, el Observatorio de Género de este departamento, que se vería principalmente impactado por esta decisión, afirma ver de buena manera una posible reapertura de la frontera, y resalta la importancia de una mirada feminista para estas acciones, que, según sus declaraciones, debe ir articulado con la actual vicepresidenta Francia Márquez que en diversas ocasiones se ha autodenominado feminista.

“Para nosotras eso nos brinda un buen panorama siempre y cuando se pueda gestionar, digamos la situación fronteriza desde una perspectiva, digamos feminista, que esta gestión de la migración tenga una perspectiva de género, de derechos humanos, que se puedan iniciar los análisis que aborda, digamos los orígenes de proyecto migratorio, su desarrollo y su establecimiento en el país”, puntualizó

¿Qué sigue?

Actualmente, la plataforma se encuentra incursionando en la investigación de los escenarios de violencia que están directamente relacionados con el webcam y los matices que esto trae con el auge de las nuevas tecnologías, donde pueden presentarse incluso casos de trata y explotación sexual. De esta forma, aseguró que “son escenarios muy nuevos incluso para la misma institucionalidad, donde hay poco conocimiento sobre este tema y poco abordaje. Estamos deseando que con esta investigación que estamos desarrollando con Usaid podamos generar una herramienta que pueda fortalecer el actuar y el quehacer de las instituciones y de las mismas organizaciones sociales que también han manifestado tener un desconocimiento sobre todos estos entornos digitales.”

Simultáneamente, se encuentra en proceso la organización de la tercera versión del “Campamento Violeta” que viene realizándose desde hace ya dos años con un enfoque especial hacia la salud sexual y reproductiva de mujeres jóvenes y adolescentes, para la identificación de las problemáticas de acceso que presenta esta población en la garantía de sus derechos.

El observatorio

Se entiende como violencia basada en género (VBG) todo tipo de violencia, ya sea física, psicológica, simbólica o patrimonial, entre otras, que se encuentre estrictamente relacionada con el género, es decir, toda acción que afecte a otra persona en razón de los prejuicios que rodean al género de una persona.

De esta forma, el Observatorio de Género de Norte de Santander surge para 2019 como una apuesta para la investigación, gestión, compilación y análisis de la información relacionada con las VBG en mujeres y población LGBTI de nacionalidad colombiana y venezolana, con el fin de generar conocimiento en el departamento y formar un espacio de investigación verídico que sustenta con información las situaciones de riesgo y violencia que viven estas personas en el departamento.

Gabriela Chacón, abogada egresada de la Universidad Libre y actual directora de la plataforma que tiene su sede en la ciudad de Cúcuta, en entrevista con SEMANA señaló: “Teniendo en cuenta que no había un espacio concreto, un centro de investigación al que uno pudiese acudir para conocer cuáles son los datos, las cifras que suceden en el departamento, que es fronterizo y conocíamos muy bien las problemáticas (...) nosotras como jóvenes investigadoras, inicialmente habíamos iniciado en la Universidad Libre, pero ya luego empezamos a retirarnos de esos espacios académicos para poder propender a generar información e investigación desde las bases sociales”.