La Casa del Perezoso, en el Valle de Aburrá, está interconectada con más de 1.000 hectáreas de reservas naturales a través de corredores biológicos.
La Casa del Perezoso, en el Valle de Aburrá, está interconectada con más de 1.000 hectáreas de reservas naturales a través de corredores biológicos. | Foto: Cortesía Tinka Plese

Conservación

Así se protegen los perezosos del tráfico ilegal

La croata Tinka Please se ha convertido en la guardiana de esta y otras especies amenazadas como el hormiguero o el armadillo. Hace 34 años llegó a Colombia para hacer turismo y terminó quedándose y creando una fundación pionera en la conservación de fauna silvestre. Su fundación ha rehabilitado a más de 1.300 animales.

6 de mayo de 2021

Tinka Plese ha recorrido Colombia desde Tumaco hasta La Guajira. Nació en Croacia cuando el país todavía era parte de Yugoslavia y aunque se formó como química y alcanzó a cursar un doctorado en la Universidad de Miami, su interés por la conservación de la fauna silvestre le cambió los planes. Todavía recuerda los dos perezosos con los que comenzó la historia de su Fundación Aiunau, una organización que entre el 2002 y hoy ha rescatado 1.300 animales y se ha posicionado como un referente del territorio nacional para la protección de especies amenazadas por el tráfico ilegal.

Juanita y Campanita se llamaban los perezosos que le entregaron. Apenas tenían cinco meses de edad y eran víctimas del tráfico ilegal. “Hasta ese momento nadie había querido atenderlos porque estos animales son muy difíciles de recuperar”, recuerda. Con la ayuda de un par de amigas bioenergéticas los auxiliaron. Juanita no resistió más de una semana, pero Campanita logró recuperarse y fue liberada. “Junto con la Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia la liberamos en una zona al noreste del departamento. Años después volvimos, pero había sido deforestada para convertirla en un terreno apto para la ganadería”, señala Tinka.

Este hecho la motivó a estudiar durante años la problemática de la conservación de fauna silvestre en Colombia. La Fundación Aiunau es fruto de este trabajo. “Ai significa perezoso de tres dedos en la lengua tupí-guaraní y unau es perezoso de dos dedos”, explica Tinka y precisa que son dos nombres onomatopéyicos. “Cuando el perezoso de tres dedos silva se escucha como un “aiii”. Lo mismo sucede con el perezoso de dos dedos en las madrugadas, que mientras llama a otros hace “unauuu, unauuu””, dice mientras imita los sonidos.

La fundación está situada al sur del Valle de Aburrá, en el municipio de Venecia, a 25 kilómetros de la ciudad de Medellín, en una zona semi boscosa. La Casa del Perezoso es un espacio construido especialmente para suplir las necesidades de la fundación. Cuenta con oficinas, un laboratorio-consultorio, zona de preparaciones especiales para los animales, área de cuidados intensivos y sala de necropsia.

A través de la Fundación Aiunau, en cabeza de Tinka Plese, se protege a los osos perezosos y otras especies amenazadas por el tráfico ilegal.
A través de la Fundación Aiunau, en cabeza de Tinka Plese, se protege a los perezosos y otras especies amenazadas por el tráfico ilegal. | Foto: Cortesía Tinka Plese

Hace tres años, con el apoyo de la Organización Mundial para la Protección de Animales, lograron la financiación de un segundo centro en el departamento de Córdoba. “Lo abrimos allí porque es una zona roja en cuanto a la extracción de fauna silvestre y en particular de estos animales, además nos dieron un espacio que adecuamos dentro de una reserva natural”, detalla.

Con el tiempo Tinka comprendió que los perezosos que llegan al Valle de Aburrá vienen desde la región Caribe. “Mucha gente que va de vacaciones a Córdoba, Sucre o Bolívar se trae de recuerdo un perezoso, olvidándose que son seres vivos”, y agrega que esto sucede porque son animales que enternecen. “Esa es una cualidad que el hombre ha perdido desde hace mucho rato, entonces las personas se sienten inspirados por ellos”.

Los cazadores sacan a los perezosos recién nacidos y los ofertan como animales domésticos. La mayoría mueren. “Los guardan en cualquier sitio hasta que los venden con engaños, por ejemplo, diciendo que comen cualquier cosa, cuando en los bosques se alimentan de una forma muy gourmet. Son animales muy sensibles”, puntualiza.

El trabajo de la fundación también se extiende a las comunidades, en donde se realiza una labor pedagógica. “Hemos participado en un documental con NatGeo y en la película Colombia: Magia Salvaje”, cuenta Tinka y destaca los cambios positivos que se han producido en los últimos años. “Al principio rescatábamos los animales casa a casa y algunos no lo entendían. Ahora la gente reporta y tiene una mayor conciencia, sin embargo, los animales siguen llegando a las ciudades”.

Como fundación son pioneros en el país. “Somos los primeros en neonatología, tratamos a los animales con medicina bioenergética y considerando los estados emocionales”, resalta Tinka con orgullo. Desde 2009 también forman parte del Grupo de Especialistas en hormigueros, perezosos y armadillos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.