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La coca puede generar nuevas oportunidades para la industria textil, no solo como tinta sino también como fibra. | Foto: Alexandra Ruiz

Mejor Colombia

Los colores de la coca. Así están aprovechando esta planta las artesanas en El Tambo, Cauca

A través del proyecto Pajarita Caucana, un grupo de artesanas y diseñadores buscan resignificar las potencialidades de esta planta y crear nuevas narrativas sobre la hoja de coca que impacten la industria de la moda.

8 de agosto de 2022

Las montañas del Cauca siguen siendo uno de los lugares con más cultivos de coca en Colombia. Junto con Nariño y Norte de Santander, en estos territorios crece más del 50 por ciento de la coca sembrada en el país. En el municipio de El Tambo, Cauca, un grupo de mujeres artesanas decidió aprovechar las propiedades de la hoja de coca para darle vida a un proyecto productivo que promete revolucionar la industria de la moda nacional.

Agroarte es el nombre de la asociación que las reúne y por medio de la cual aprendieron el arte de la sericultura (cría del gusano de seda) para la elaboración de sus productos, que tinturaban con flores y hojas de la región. Pero en 2021 nació la idea de experimentar con la hoja de coca para darle nuevas tonalidades a la seda. Pajarita Caucana’, el nombre de una de las variedades de esta planta, fue como bautizaron al innovador proyecto.

Daniela Rubio, del estudio de diseño Ginger Blonde, que lidera esta iniciativa, explica que el objetivo “es redefinir el rol de la hoja de coca porque siempre ha estado en el centro del debate en Colombia. Se estigmatiza no solo a quienes cultivan, sino a territorios completos, como El Tambo. Es momento de crear nuevas narrativas”.

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Del ejercicio que realizó Ginger Blonde con las artesanas de Agroarte en El Tambo, resultaron 96 muestras de distintas tonalidades de la hoja de coca. | Foto: Alexandra Ruiz

Durante más de un año, María Alejandra Torres, Mónica Suárez y Daniela Rubio de Ginger Blonde realizaron talleres y un profundo trabajo de investigación en El Tambo con las artesanas de Agroarte, para experimentar con la hoja de coca. El resultado fueron 96 muestras de distintas tonalidades de verdes, amarillos, cafés y grises. “Estos son los colores que tenemos en nuestro paisaje. Queremos rescatar todas las tonalidades y compartir nuestro territorio y nuestras historias. Darle un nuevo uso a la hoja de coca es subsanar las heridas del pasado. Nos falta mucho por experimentar, pero ya arrancamos”, aseguró Anyi Ballesteros, representante de Agroarte.

Detrás de ‘Pajarita Caucana’ también está Open Society Foundations (OSF), una organización que se ha involucrado con las reformas a la política de drogas, ha participado en iniciativas que promueven la industrialización de la hoja de coca y apoyado proyectos que buscan crear nuevas narrativas alrededor de esta planta. Según explicó Catalina Gil, oficial del Programa de Política de Drogas de la OSF, uno de los enfoques es promover la desestigmatización de este cultivo, priorizar la salud pública, el desarrollo rural y humano, y la participación activa de las comunidades afectadas por la lucha contra el narcotráfico y por la guerra contra las drogas.

Colombia se casó con la idea de que coca es cocaína, por lo que el desafío es demostrar que ese es solo uno de los tantos usos que esta planta puede tener. Desde hace muchos años nos hemos centrado en erradicar o en sustituir los cultivos, pero sabemos que esto no funciona tan bien, por lo que debemos abrir la mente para ver qué otras posibilidades hay”, puntualizó Gil.

Este proyecto colectivo también involucró artistas y diseñadores invitados que tuvieron la oportunidad de intervenir piezas y de experimentar con las distintas tonalidades. El resultado de esta experiencia se exhibió en una colorida muestra de diseño textil en Bogotá. Juanita García, directora creativa de Priah y una de las diseñadoras invitadas, explicó que en Colombia cada vez se importan más telas y se consumen menos productos nacionales, por lo que la hoja de coca como material tintóreo y como fibra representa una oportunidad para hacer la diferencia en esta industria.

Al respecto, María José Franco, otra de las artistas invitadas, aseguró que “el uso de la hoja de coca como tintura natural tiene un alcance infinito, y en la muestra del proyecto se demostró la variedad de usos. Cambiar el rol de esta hoja ayuda a saldar la deuda histórica de la sociedad con las comunidades y tierras afectadas”, destacó.

Esta iniciativa también contribuye a reducir la contaminación y el consumo de agua que demanda la industria textil y de la moda, gracias al proceso de tintorería natural. Al respecto, la diseñadora Manuela Álvarez, otra de las invitadas al proyecto, destacó que cada vez más personas entienden que la sostenibilidad (ambiental y social) no es un valor agregado sino un asunto básico para las industrias.

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Gracias al proceso de tintorería natural con la hoja de coca, se contribuye a reducción de la contaminación y el consumo de agua que demanda la industria textil y de la moda. | Foto: Getty Images

Un granito de arena

La propuesta de ‘Pajarita Caucana’ le apunta a aprovechar los recursos de la coca. “No es una solución definitiva pero sí es un acercamiento a empezar a pensar en alternativas de uso. Ver el trabajo que se está haciendo en el Cauca con la seda y la hoja de coca son pasos y granitos de arena que contribuyen a la desestigmatización de esta planta sagrada. Esta es una gran oportunidad para aprovechar las propiedades maravillosas que tienen las plantas medicinales en Colombia”, agregó el artista Alejandro Salcedo.

La expectativa es que este proyecto piloto pueda ser explorado a mayor escala y tener un impacto más grande en las comunidades. Vanessa Valero, otra de las artistas invitadas, agregó que este experimento de incluir la hoja de coca en la tintorería de los textiles abre posibilidades de creatividad para los artistas y esto es “justo lo que el país necesita”.

Una opinión que comparte Agustín Nicolás Rivero, diseñador de la marca A New Cross, quien además reflexiona sobre cómo a partir de iniciativas como estas se contribuye a reconstruir el tejido social que ha roto la violencia en regiones como el Cauca. “Cuando un textil se rompe, se puede reparar. De esta misma manera nosotros deberíamos contribuir a recomponer ese tejido social que se ha visto afectado”.