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Según Trump, los estadounidenses pronto "comenzarán a ver algo de luz real al final del túnel". | Foto: Chip Somodevilla - Getty Images

CORONAVIRUS

"Serán semanas muy dolorosas": Trump acepta que pueden venir 100.000 muertes

El magnate dejó de negar la pandemia y prepara al país para lo peor. "No es gripe. Es algo cruel", dice. Estados Unidos ya superó en número de muertos a China y tiene más víctimas por el virus que por el atentado a las Torres Gemelas.

1 de abril de 2020

Donald Trump hizo este martes uno de los giros más radicales de su vida. El magnate llevaba meses diciendo que el coronavirus era apenas una gripa, que Estados Unidos tenía todo controlado para evitar la pandemia y que el país no se podía dar el lujo de parar. Su actitud llevó a la primera economía del mundo a una debacle. Este miércoles, el número de contagios llegó a 189.510. Y las muertes superaron las 4.076, el doble de lo que registraron el sábado (2.010). A su vez, más de 3.3 millones de personas han perdido su empleo. Así, el país sufre hoy con mayor dureza que China los impactos del virus. 

Pero en una rueda de prensa en la Casa Blanca Trump dejó claro que se equivocó. Y contó por qué. Según él, "mucha gente" había sugerido previamente que el país debería dejar que el coronavirus siguiera su curso, al igual que la gripe estacional. "Resístalo, no haga nada, solo resístalo y piense que es gripe", dijeron, según Trump. "Pero no es gripe. Es algo cruel", señaló. 

En esa misma rueda de prensa Trump dijo algo que aterró al mundo. Aseguró que la Casa Blanca estima que la enfermedad matará entre 100.000 y 240.000 personas si se cumplen las restricciones actuales, en comparación con las 1,5 a 2,2 millones de muertes que se producirían si no se toma ninguna medida.

Durante los últimos días, diferentes voces habían criticado a Trump, comenzando por su antecesor Barack Obama. "Todos hemos podido ver, de manera terrible, las consecuencias de quienes rechazaron las advertencias de una pandemia", escribió Obama en Twitter. El exmandatario se ha dedicado a compartir artículos sobre la pandemia y agradecer los actos de heroismo de muchos norteamericanos. 

El Washington Post había hecho también un duro recuento de la tragedia americana. "De 11 a 160.000 contagios: ¿Qué hicimos mal?", tituló en su apertura a comienzos de semana. La respuesta comenzaba con una seguidilla de frases arrogantes de Donald Trump. "Lo tenemos totalmente bajo control" (Entrevista, 22 de enero). “Estamos en buena forma en nuestro país. Tenemos 11, y los 11 están mejorando" (Comentarios, 10 de febrero).  "Puede preguntar sobre el coronavirus, que está muy bien controlado en nuestro país" (Conferencia de prensa, 25 de febrero). "Va a desaparecer. Un día, es como un milagro, desaparecerá ". (Declaraciones, el 27 de febrero). “Cualquiera que necesite una prueba, se hace una prueba. Están ahí. Tienen las pruebas. Y las pruebas son hermosas". (Declaraciones en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en Atlanta, 6 de marzo). 

¿Cómo ganar esta guerra?: 15 recomendaciones de SEMANA

Más de 3,3 millones de personas han perdido su trabajo en Estados Unidos por esta crisis. Foto: AP

Y sin embargo, Estados Unidos se convirtió en el epicentro del mayor drama que ha vivido la humanidad en tiempos recientes. El diario norteamericano hizo una cronología de la serie de errores que llevaron a la primera economía del mundo a convertirse en el foco de más contagio de este enemigo. Los errores en la forma como se hicieron las pruebas demuestran, en gráficas de ese diario, cómo mientras un país como Corea del Sur, que las hizo masivas, logró evitar el pico de contagios. Un país en donde no se encontraban y se realizaban a muy pocas personas, como Estados Unidos, disparó sus curvas. El presidente Trump, cuando el país llevaba 11 casos, dijo que la situación estaba controlada. Van más de 180.000. 

El Senado de Estados Unidos aprobó un paquete de ayudas enorme el pasado jueves, para que el país supere la crisis económica que ha dejado la pandemia. Foto: AP
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"Serán dos semanas muy dolorosas, muy dolorosas", dijo el presidente, pero aseguró también que los estadounidenses pronto "comenzarán a ver algo de luz real al final del túnel". El magnate agregó que quiere que los nortemericanos se preparen para lo que viene. "Es un tema de vida o muerte, francamente", advirtió Trump en la rueda de prensa en la que le dejó claro al mundo que se había equivocado. 

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Afuera de la Casa Blanca, Estados Unidos vive desde hace días el miedo de esa guerra que se avecina. El lunes, un buque hospital militar con 1.000 camas, llegó a Nueva York, la ciudad más afectada por la enfermedad. 

El "USNS Comfort", equipado con 12 quirófanos y un equipo de 1.200 médicos y enfermeros. Llegó a Nueva York para apoyar la emergencia. Foto: AP

El drama de la Gran Manzana crece cada día. Y por eso, la ciudad ya confinada, se prepara para enfrentar la batalla con todo. La imágen de ese barco conmovió a buena parte de los norteamericanos. El USNS Comfort, equipado con 12 quirófanos y un equipo de 1.200 médicos y enfermeros, llegó para ayudar a aliviar los hospitales de la ciudad, saturados por la permanente afluencia de pacientes con coronavirus. El hecho de que los hospitales de la capital del mundo no den abasto y tengan que recurrir a sus instrumentos de guerra ofreció una mirada poco esperanzadora a los demás lugares del planeta. 

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La ciudad de Nueva York, con más de 35.000 casos de coronavirus y el 40 por ciento de las muertes de este martes, corre contrarreloj para aumentar las camas de hospital y el equipamiento y personal médico antes de alcanzar el pico máximo del virus. El USNS Comfort recibirá a pacientes que requieren cuidados intensivos no relacionados con el virus para permitir así que los hospitales se centren en los enfermos de covid-19. El alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, aseguró que su llegada "sube la moral".

Las personas envían flores a los hospitales de Nueva York para agradecerles a los médicos y enfermeras por su trabajo. Foto: AP

Trump, por su parte, alertó el domingo que la tasa de muertes en Estados Unidos subirá en las próximas dos semanas, y calificó como "horribles" las estimaciones del científico líder en la pandemia Anthony Fauci de que "millones" de estadounidenses se infectarán con el virus y hasta 200.000 morirán. En su rueda de prensa contó que había estado con un grupo de epidemiologos y que había visto esas proyecciones. Así lo aseguró Deborah Birx, coordinadora de respuesta a la pandemia. 

"Este virus ha estado por delante de nosotros desde el primer día", dijo el lunes el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, al canal de televisión MSNBC. Estimó que en dos a cuatro semanas la ciudad llegará a su máximo número de casos. "Prepárense para el ápice. Tengan los materiales para el ápice. Ahí es cuando el sistema colapsará", advirtió Cuomo.

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 "Mucha gente está de acuerdo conmigo. Nuestro país no está diseñado para cerrar", Trump Foto: AP

Estados Unidos es el país con más casos confirmados de la enfermedad, más de 163.000, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins difundido en la noche del lunes. Las muertes llegaron a 3.008, y más de 1.200 se produjeron en Nueva York.

"Día D en Nueva York" 

Vuelos organizados por la agencia federal de manejo de emergencias, FEMA, comenzaron a llegar al aeropuerto internacional JFK de Nueva York con millones de máscaras, vestimenta protectora y termómetros. El alcalde la ciudad, Bill de Blasio, dijo que Nueva York necesita más de 400 respiradores antes del fin de semana, y describió al próximo doming o como el "Día D".

"Estamos tratando de reutilizar lo que podemos porque nunca se sabe cuándo se acabará", dijo el doctor Peter Liang, refiriéndose a los suministros con que cuenta el hospital de Manhattan en el que trabaja. La Casa Blanca dijo que se planifican unos 50 vuelos en total en esta operación bautizada "Proyecto puente aéreo".

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 Ante la tibia reacción de Trump, el alcalde de Nueva York decretó cuarentena en la ciudad, una medida que replicaron otros estados para proteger a su población. Foto: Chip Somodevilla - Getty Images

Virginia y Maryland, vecinos de la capital Washington, se convirtieron el lunes en los últimos estados del país en restringir el movimiento de sus residentes. Ahora tres cuartos de la población estadounidense de más de 330 millones de personas está bajo cierta forma de cuarentena. Trump canceló los planes para poner fin al aislamiento en gran parte del país hacia el 12 de abril cuando los científicos principales de su equipo de lucha contra el coronavirus le mostraron las proyecciones de muertes en las próximas semanas.

Cuanto los estadounidenses más respeten las recomendaciones de emergencia y se queden en casa, "más rápido terminará esta pesadilla", dijo el presidente. "Nada sería peor que declarar la victoria antes de tenerla", sostuvo, y dijo esperar que el país "esté en buen camino para recuperarse" hacia el 1 de junio. El mandatario dijo el lunes a Fox News que espera que los casos lleguen a un pico hacia la Pascua, y que luego comenzarán a caer."Ese sería un día para celebrar. Queremos hacerlo bien", indicó. Fauci dijo que no tuvo problemas en convencer a Trump de extender las recomendaciones más allá del 12 de abril. "Miró los datos y lo entendió enseguida. Era un panorama bastante claro", dijo el lunes a CNN.

 En Nueva York se viven serias medidas de confinamiento. La Gran Manzana es la ciudad más afectada del país y uno de los epicentros del drama en el mundo. Foto: AP

Trump, que al comienzo no dio mucha importancia al covid-19, oscila regularmente entre subrayar la seriedad del brote a la necesidad de reactivar la economía lo antes posible. Este mes un récord de 3,3 millones de estadounidenses solicitaron beneficios de desempleo, la cifra más alta jamás registrada. El Gobierno anunció como primera medida ofrecer a la población los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades –comida, medicamentos y salud– y los recursos financieros suficientes a las empresas –préstamos, aplazamiento de impuestos y subsidios– hasta que la situación se vuelva normal o, al menos, controlable. Para hacerlo, el Congreso aprobó el jueves pasado la propuesta de la Casa Blanca de destinar la insólita suma de 2 billones de dólares para enfrentar la crisis económica.

Por primera vez en la historia, el país aprueba un presupuesto de esta magnitud, calificado por Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado, como “una inversión de tiempo de guerra para nuestra nación”. De este monto, 250.000 millones de dólares irán para familias e individuos, 350.000 millones para pequeñas empresas, 250.000 para seguros de desempleo y 500.000 millones para compañías afectadas económicamente. Pero como le dijo a SEMANA Luc Vallée, economista del Instituto Económico de Montreal (IEDM), “si el Gobierno inyecta dinero y los bancos centrales bajan las tasas, va a estimular la demanda a través del consumo y la inversión”. Aunque aclara que, “en esta crisis, se quiere precisamente que la gente se abstenga de ir a comer al restaurante, ir a ver espectáculos o salir de viaje”. En otras palabras, esos billones de nada servirían con la gente resguardada en sus casas.

Desde el corazón de la emergencia

Shamit Patel, un médico internista en la primera línea de batalla contra el coronavirus en Nueva York. Cerca del 90% de los pacientes que el Dr. Patel atiende en Beth Israel, uno de los hospitales de Mt. Sinai en Manhattan, tienen covid-19. "El peor escenario es lo que está sucediendo en Italia, donde estás abrumado por la cantidad de pacientes y no tienes equipamiento. Es algo que esperamos no ver aquí" pero "mentalmente me estoy preparando", dice el médico. 

Los hospitales de Nueva York están perdiendo su capacidad de contener la emergencia. Su drama aterra a otras ciudades con menos recursos. Foto: AP

"Al ritmo que estoy viendo, el pico podría llegar al final de esta semana o la que viene", estimó. Aunque el estado está en una carrera contrarreloj para aumentar sus equipamientos médicos y capacidad hospitalaria, según el gobierno estatal el déficit de camas de hospital y respiradores aún ronda los miles. "La semana pasada el porcentaje de pacientes con coronavirus que llegaban al hospital pasó de 50% a 75%, y ahora ya son 85-90%" del total, contó Patel.

El hospital está preparado para enfrentar la crisis, confió, aunque "está casi lleno" de enfermos de covid-19. Quizás tenga que ver "el doble o triple de pacientes", anticipó Patel. "Realmente no puedes atender a mucho más del triple de pacientes que ves cada día y suministrar un tratamiento efectivo". Le preocupa especialmente que no haya suficientes respiradores en cuidados intensivos. "Entonces hay que empezar a escoger" quién es conectado y quién no, indicó.

Washington también está en alerta máxima. Los médicos de ese país han salido a pedirle a la gente que se quede en casa. Foto: AP

"El mayor desafío es tratar de descifrar exactamente qué funciona" como tratamiento y hallar una manera de evitar que el paciente entre en síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), dijo. "Esta enfermedad no discrimina" y "puede afectar a cualquiera y causar daño pulmonar a una persona joven o anciana", señaló este médico que mantiene la calma pese a la incesante multiplicación de casos.

Destacó que apenas tiene dos semanas de experiencia con el nuevo coronavirus, por lo cual trabaja de cierta manera un poco a ciegas. "Es estresante para mí saber que he visto un número pequeño de pacientes, pero esto no significa que haya visto todo porque cada caso es distinto". "Incluso los médicos de China, Corea del Sur o Italia lo han visto quizás un mes más que yo, o dos meses, pero no han visto miles de pacientes y no llevan esa base de datos en su cerebro".

"Estamos tratando de reunir toda esa información y decir ‘esto funciona, esto no‘ (...) Estamos tratando a los pacientes como creemos que deben ser tratados en base a un par de estudios que no son ideales", indicó. 

Los médicos en Europa no dan ya abasto con tantos enfermos. China tuvo que enviar millones de trajes, mascarillas y guantes. Foto: AP. 

Uno de los mayores temores del doctor Patel es infectar a su padre de 80 años, que padece Parkinson, o a su tía, que tiene cáncer. Ambos viven actualmente con el médico en el corazón de Manhattan porque precisan su ayuda. "Eso es probablemente lo que más me preocupa (...) No quiero regresar a casa y contagiarlos porque creo que no andarían nada bien", dijo. 

Contó que respeta las reglas básicas de precaución. "Me mantengo a una distancia de dos metros, casi todo el tiempo me quedo en mi habitación y chequeo periódicamente si están bien. Limpiamos todo con paños desinfectantes". Pero la ansiedad y la preocupación están siempre presentes en casa o en el trabajo para Patel y sus colegas, que como dijo el gobernador Andrew Cuomo, corren una maratón.

Las medidas de aislamiento han sido exitosas en China. El país ha celebrado estar saliendo de la crisis. Foto: AP

"Si hay un pico (del virus) y luego baja, podemos aguantar un tiempo", sostuvo el médico. "Pero todos trabajando al máximo durante meses es algo difícil de sostener...Será una batalla larga y dura", concluyó. 

La historia detrás de la pesadilla

Hace unas semanas Estados Unidos estaba lejos de liderar la lista de contagios por covid-19 en el ámbito mundial. No obstante, la situación ha cambiado drásticamente, y algunos auguran que podría enfrentar una crisis mayor que la de España e Italia. El virus llegó el 19 de enero desde Wuhan, China, con un hombre de 35 años que viajaba a Seattle. Apenas conocieron el resultado de su prueba, las autoridades ubicaron a 60 personas que habían tenido contacto con él, pero ninguna resultó contagiada. Sin embargo, desde ese momento aparecieron más casos, y para el 20 de marzo Estados Unidos ya reportaba 17.000 contagios. En una semana llegó a más de 100.000, el mayor número de infectados en el mundo.

Lo peor es que, como ha quedado demostrado sobre todo en Italia y en España, los casos aumentan exponencialmente. Al cierre de esta edición, Nueva York tiene casi 40.000 casos; Nueva Jersey, más de 4.400; y California, 3.200. Cifras que para la semana próxima habrán crecido a niveles fuera de control. Mientras tanto, aumenta la preocupación de la comunidad científica, que recuerda con horror que el magnate cerró en 2018 la oficina de control de epidemias que había creado Barack Obama en la Casa Blanca. La misma que tenía claro, como todos los expertos, que la cuestión no era si llegaba la tragedia, sino cuándo.


El vicegobernador de Texas, Dan Patrick, recibió críticas después de sugerir que “los ancianos deberían sacrificarse por la economía del país porque ya han vivido suficiente”.

Por eso, uno de los principales problemas que ha tenido Estados Unidos para contenerla tiene que ver con su falta de preparación, en particular frente al diagnóstico masivo de covid-19, fundamental para controlar la curva de contagios.

Inicialmente, el país tuvo escasez de pruebas, y era difícil saber cuántas personas podrían haberse contagiado. El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), responsable en un principio de llevar las pruebas a todo el territorio, lo hizo defectuosamente y tuvo que cambiarlas. Solo en la segunda semana de marzo, los 50 estados finalmente contaron con el equipo necesario para realizarlas y entregar resultados. No obstante, para una nación de más de 327 millones de habitantes, el número de laboratorios encargados de hacer las pruebas ha sido insuficiente.

California es uno de los estados que está en mayor alerta por el virus. Barcos hospitales han llegado para preparar al lugar si el sistema sanitario colapsa. Foto: AP

Para complicar aún más las cosas, el secretario de Salud, Alex M. Azar, advirtió que las personas solo podían acceder a las pruebas de covid-19 si las remitía un especialista que corroborara los síntomas de coronavirus. Por lo tanto, si alguien no presentaba síntomas pero había estado en situaciones de riesgo, como el contacto con otra persona contagiada o en un viaje reciente, no podía acceder al examen a menos que pagara más de 1.000 dólares en un laboratorio privado.

“La lenta respuesta del presidente para asegurar una capacidad de pruebas suficiente, por ejemplo, limita la facultad de los trabajadores de la salud para informar a las personas con mayor riesgo de infección sobre su estado y así reducir las posibilidades de transmitir el virus”, le dijo a SEMANA Stephen Farnsworth, profesor de ciencia política y relaciones internacionales de la Universidad de Mary, en Washington.

Y el problema no termina ahí. En Estados Unidos, más de 27 millones de personas no están afiliadas a un seguro de salud, por lo que en muchos casos, a pesar de presentar síntomas, se abstienen de asistir al médico por los altos costos que podría significar. Una encuesta de West Health y Gallup de 2019 evidenció que más del 20 por ciento de las personas aplazaba tratamientos o intervenciones médicas por sus elevados precios.

Las iglesias de Washington están dando sus misas de manera virtual. Aquí la catedral de Saint James. Foto: AP

Con el coronavirus, la situación no es diferente. Para quienes tienen síntomas leves y pueden recibir su tratamiento en casa, la situación no representa mayor gasto. Pero para aquellos que requieran hospitalización, asistencia para respirar o entrar a la unidad de cuidados intensivos, la visita podría superar los 3.000 dólares en gastos hospitalarios.

Para finales de marzo, el país recibirá “pruebas rápidas de diagnóstico”, que dan resultados en 45 minutos, cruciales para la detección temprana. Estas ayudarán a contener algunos casos en la nación, pero la situación ya está fuera de control. Al día se registran más de 13.000 casos, y la cifra de muertes ya superó los 1.300.

Aquellos estados que aún no han impuesto cuarentena han optado por toques de queda o por recomendar quedarse en casa. Cancelaron eventos masivos y clases, además de prohibir encuentros con más de diez personas. Cada vez más voces les piden al presidente, sin éxito, imponer cuarentena nacional. Aunque el magnate ha sido ambiguo al entregar su mensaje. “En sus mítines, el equipo del presidente debería enfocarse en decirle a la gente cómo minimizar los riesgos para su salud. El mandatario ha gastado mucho tiempo peleando con sus gobernadores y reporteros, y alardeando sobre el buen trabajo que hace”, explicó Farnsworth.

Por otro lado, el presidente aún no ha tomado la decisión de prohibir los vuelos nacionales. De hecho, la aplicación Flight Radar 24 muestra un espacio aéreo repleto de aviones, a pesar de las restricciones aéreas y las múltiples cancelaciones, lo que preocupa sustancialmente por la rápida propagación del virus en este medio de transporte. “Trump no ha seguido las reglas básicas de respuesta ante la crisis: ser el primero, tener razón, ser creíble, expresar empatía, promover la acción y mostrar respeto. Durante los primeros tres años de su presidencia, el mandatario no ha logrado establecer la credibilidad que ahora necesita”, le explicó a SEMANA Barbara McQuade, docente de la Universidad de Míchigan.

En su momento, Trump calificó al brote de farsa. Ahora parece tomarlo con más seriedad. Tiene dos caminos por delante: evitar una crisis de salud sin precedentes en la historia de Estados Unidos o intentar mantener a flote la economía nacional a corto plazo. Parece decidido a jugársela por esta segunda alternativa, a pesar de que pone en la balanza miles, si no millones, de vidas.

*Con textos de AFP y de la edición impresa de la revista SEMANA