Home

Nación

Artículo

Iván Duque

PORTADA

¿Cómo ganar esta guerra?

SEMANA plantea 15 acciones indispensables para superar la dramática crisis que ha provocado la pandemia.

29 de marzo de 2020

El coronavirus ha puesto en jaque a la humanidad pero, al final del día, cada país tendrá que encontrar su propio camino para salir de la crisis. Los asiáticos, en particular China, Japón y Corea del Sur, han logrado controlar el virus con una combinación de tecnología, desarrollo, disciplina y mano dura. Europa, a pesar de sus niveles de desarrollo, ha tenido dificultades para contener el virus y vive por estas semanas, en Italia y España, sus horas más oscuras. En Estados Unidos, la esquizofrenia entre el gobierno federal de Trump –que le da prioridad a la economía– y los gobiernos estatales y municipales –que privilegian la salud por medio de cuarentenas– ha llevado a que ese país sea hoy el nuevo epicentro del coronavirus, con más de 100.000 contagios.

Colombia optó por el camino de priorizar la salud sin apagar el país. La cuarentena nacional decretada por el Gobierno mandó a sus casas a la inmensa mayoría de colombianos, pero garantizó que los servicios básicos de subsistencia (transporte, alimentación, comunicaciones, seguridad y atención médica) operen a toda su capacidad. 

Frente al coronavirus, todos los países enfrentan escenarios malos o peores. Buscar un equilibrio entre preservar la salud y mantener la economía es tan utópico como infantil. Las consecuencias serán, en todo caso, dramáticas. Más aún ante una amenaza cuyo desenlace es hoy incierto y cuando la comunidad científica ha dicho que una vacuna tardará un año. 

Por ahora, cada país tendrá que aprender de los demás y trazar su propia hoja de ruta. Nadie sabe cómo será el mundo pospandemia y cómo cambiará la vida. Lo cierto es que en los meses por venir, Colombia tendrá que capotear la crisis y sacar toda su fortaleza, solidaridad y creatividad para salir adelante. Están en juego la salud pública, el aparato productivo, el empleo, la pobreza y hasta la seguridad. SEMANA plantea 15 acciones fundamentales para hacer ahora. 

1. Aguantar la cuarentena sin hacerle trampa

Para desacelerar el número de casos, protegerse a sí mismo, a sus seres queridos y al país entero es crucial quedarse en casa. La apuesta de Colombia consiste en “aplanar la curva de contagio” y esto se logra si el país toma en serio el distanciamiento social. La cuarentena busca ralentizar lo más posible la expansión del virus.

Por un lado, para darle tiempo a la ciencia de encontrar una salida farmacológica. Por el otro, para evitar que el sistema de salud colapse, pues de ser así, en el pico de la epidemia muchos enfermos llegarán al mismo tiempo y los hospitales colapsarán. Italia y España son un espejo en el que nadie quisiera mirarse. Buena parte de sus muertes se han dado, no por la naturaleza del coronavirus, sino por falta de atención ante la falta de recursos y especialmente de respiradores. 

Donald Trump, por su parte, llevaba días rechazando la posible cuarentena, y el jueves Estados Unidos se convirtió en el país con más contagios en el mundo, con un total de casi 100.000 casos. En contraste, China, primer epicentro de la epidemia, tomó en serio las restricciones y hoy está no solo saliendo de la pandemia sino ayudando al mundo entero. 

Pero los colombianos deben prepararse para más cuarentenas en el año. Antonio Fauci, inmunólogo y director del Instituto de Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, ha dicho varias veces que el coronavirus podría ser un evento cíclico porque hasta ahora está comenzando en África, donde empieza el invierno y si tienen un brote importante será inevitable un nuevo ciclo. La vida cambió para siempre y hay que ajustarse a esa nueva normalidad. Por eso empresarios y ciudadanos tendrán que diseñar esquemas de trabajo que eviten contagios, idear ventas virtuales y generar negocios de maneras no tradicionales. Mientras tanto hay que estudiarlo y entenderlo e ir tomando decisiones basados en estos aprendizajes.

2. Creer solo en la ciencia

Un artículo de The New York Times señala que en esta crisis “los políticos deben hacerse a un lado”. Así como en tiempos de guerra los generales suelen hacer los anuncios, en tiempos de pandemia los médicos deberían guiar a la población. Muchos países han cometido errores imperdonables por no seguir este consejo. En España, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, autorizó una marcha de 120.000 personas que contagió incluso a su propia esposa. En Italia, permitir el partido de la Champions League fue una especie de “bomba biológica” para Lombardía, la región más afectada. Estados Unidos, Brasil y México comienzan a sufrir las políticas negacionistas de Trump, Bolsonaro y López Obrador. 

Creer en la ciencia pasa por ofrecer a la gente información de fuentes oficiales como el Ministerio de Salud y el INS. Pero, al mismo tiempo, requiere que la población confíe en ellos. Estas entidades deben dar a conocer los datos de manera oportuna y salir más en los medios. Hasta ahora lo han hecho bien, han acompañado al presidente en sus ruedas de prensa. Pero hay que redoblar ese esfuerzo. Porque en medio del vacío de información empiezan a tomar fuerza las noticias falsas que generan pánico. Y está demostrado que el pánico propaga las pandemias. Fauci ha dicho que “hay que asegurarse de siempre decir la verdad y no guardar datos. Estamos ante una pandemia muy seria”. Esto implica ser humildes para decir tanto lo que saben como lo que no. La realidad es que hay mucha incertidumbre sobre qué va a pasar con este virus.

3. Cuidar a los pacientes de mayor riesgo

Según la experiencia de Wuhan, la edad es un factor de riesgo. Por eso en Italia donde la población es más vieja que en otros países, han muerto más personas. Pero las probabilidades de  morir crecen también por tener otras enfermedades como diabetes, enfermedad coronaria, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfermedades autoinmunes como la artritis y por el tratamiento de cáncer. Dentro de este grupo no solo hay ancianos sino individuos de todos los rangos de edad que tienen mayor riesgo de complicaciones en presencia del coronavirus, y cuyas propias patologías podrían recibir tratamiento si en el pico de la epidemia los servicios de salud están desbordados.

Según los expertos un infarto, una cirugía, y otros problemas de salud podrían generar muertes adicionales por esa causa. Detectar a los de mayor riesgo ayuda a tenerlos no solo controlados en sus patologías, sino a salvo en su casa. Las EPS están habilitando las teleconsultas para evitar que los hipertensos y otras personas con morbilidades de base tengan que ir a los hospitales. En estos casos, no respetar la cuarentena puede ser mortal. 

4. Hacer más y más pruebas

Esta es la explicación del éxito de Corea del Sur y de Alemania para contener la pandemia. El primero ha hecho hasta ahora 350.000 pruebas, es decir a uno de cada 170 habitantes. El segundo, anunció que llegó a 500.000 pruebas por semana, con lo cual mantiene una de las tasas de mortalidad más bajas del mundo, 0,4 por ciento, frente a Italia que la tiene en 9,5 por ciento, casi la misma del SARS

Colombia debe acelerar su capacidad de diagnosticar a la población infectada,  hacer un seguimiento juicioso de los contagiados y rastrear con quienes tuvieron contacto. Hoy, el país no llega a las 10.000 pruebas practicadas. La directora del Instituto Nacional de Salud, Martha Lucía Ospina, aseguró que, a pesar de que hay capacidad para evaluar 3.000 en promedio reciben 500 diarias. El problema radica en la poca capacidad de recoger las muestras. El procurador, Fernando Carrillo, señaló que el 80 por ciento de estas, además, no cumplen los requisitos indispensables.

Colombia va lentamente, pero en la dirección correcta. Por ejemplo, habilitó ya 20 nuevos laboratorios y, desde el primero de abril, tendrá la capacidad de hacer 350.000 pruebas rápidas a la semana. Estas probablemente generarán falsos positivos ya que miran la reacción del sistema inmune y no la presencia del virus, pero ese tamizaje amplio es indispensable para saber a tiempo quién tiene el virus y aislarlo antes de que contagie a más personas.  

5. Más camas, más UCI, más respiradores

Ningún sistema de salud está listo para contener la covid-19. Hoy el país cuenta con 5.374 camas de unidades cuidados intensivos con respiradores, de los cuales 1.000 están en Bogotá. Todos los esfuerzos oficiales, a los que se ha sumado con generosidad la empresa privada con donaciones cuantiosas, le apuntan a ampliar esa capacidad a 10.000 camas, que también serán insuficientes si el virus se propaga a ritmos acelerados. Hacer esto es costoso (cada respirador puede costar 50.000 dólares), pero además todos los países del mundo, incluido Estados Unidos, se disputan los equipos existentes. 

Para que en los hospitales solo estén los enfermos más graves, Colombia va a adecuar lugares para recibir a enfermos de menor complejidad. Bogotá tiene contemplados Corferias y el hotel Tequendama y las demás capitales adecúan sitios similares. Hay modelos matemáticos y epidemiológicos, como el del doctor Diego Rosselli, que calculan que en un escenario optimista en Colombia habrá entre 28.000 a 42.800 contagios al 6 de abril y entre 390 a 520 muertes para el 19 del mismo mes. Como dijo el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, “lo peor está por venir”. 

6. Proteger al personal de salud

En todo el mundo, los médicos y enfermeras han sido los héroes de esta tragedia. Y a su vez, son la primera línea de la guerra. En España más de cinco mil miembros del cuerpo de salud se han contagiado del virus. Los casos entre ellos se duplican cada día y ya suman cerca del 15 por ciento de los contagiados.  No sobra decirlo: los médicos también necesitan que los cuiden. En la mayoría de casos, muchos han adquirido el virus porque no cuentan con los elementos mínimos. “Hemos sido enviados a una guerra sin ninguna protección. Al menos los soldados de infantería llevan cascos”, escribió un italiano al perder a su compañero de hospital. Colombia tiene que garantizar que estos profesionales tengan tapabocas, guantes, gafas y un salario digno para enfrentar esta crisis. 

Los médicos en Europa no dan ya abasto con tantos enfermos. China tuvo que enviar millones de trajes, mascarillas y guantes. En España han salido a agradecer los aplausos que reciben desde los balcones.  Foto: AP. 

No solo es protección física. El coronavirus generará agotamiento y ansiedad, y a su vez los pondrá frente a dilemas dolorosos y complejos, como tener que elegir quién vive y quién muere. Esta semana al ya difícil drama de la pandemia, Italia le sumó el doloroso suicidio de dos de sus enfermeras. Al personal de salud hay que aplaudirlo desde las ventanas, pero hay que apoyarlos mucho más que con este símbolo. Un médico a salvo es mucho más que una vida protegida. 

7. Aliviar a los más vulnerables

En esta crisis, después de la salud, la atención debe estar enfocada en quienes más lo necesitan. El gobierno destinó 335.000 pesos para cada una de los 2 millones de Familias en Acción; 712.000 en promedio para 200.000 beneficiarios de Jóvenes en Acción; devolución del IVA de 70.000 pesos a más de un millón de familias, 240.000 pesos para 2 millones de adultos mayores y 160.000 pesos para más de 3 millones de familias que no están cubiertas con programas sociales. Y Bogotá apoyará con un ingreso de 450.000 pesos a 350.000 familias. 

El objetivo del Gobierno debe ser que la población vulnerable, que representa el 30 por ciento del país, no regrese a la pobreza. La crisis tiene dos desafíos. El primero consiste en levantar el mapa de la población necesitada, que no necesariamente está en los programas sociales. Y el segundo, el hecho de que más del 60 por ciento del trabajo en el país es informal. 

8. Proteger las empresas para salvar el empleo

En las últimas semanas, las solicitudes de seguros de desempleo se han disparado en Estados unidos, Europa y Canadá. Desafortunadamente en el caso colombiano estos ‘colchones sociales’ no existen. El país debe proteger sus empresas para que estas a su vez mantengan los puestos de trabajo. El gobierno ha flexibilizado normas, por ejemplo para autorizar vacaciones, retirar cesantías y suspender contribuciones laborales. Aunque son medidas difíciles, pueden ser el único camino para que las compañías que dependen de una operación presencial (como el turismo, la construcción y los servicios) sobrevivan la crisis. 

Pero mantener el empleo vivo también significa conservar la operación de las empresas. Se han destinado recursos, los bancos están dando alivios hasta por 90 días y préstamos para atender los flujos de caja. Aunque el Gobierno, como dijo el presidente Iván Duque, no está en el plan de promover ni de apoyar despidos masivos, el panorama de desempleo no es halagüeño: Fedesarrollo estima que podría duplicarse y acercarse a 20 por ciento, en el peor escenario de crecimiento. En Estados Unidos en solo una semana se quedaron sin trabajo 3,3 millones de personas. Cuidar de las empresas ahora también ayudará a que una vez superada la crisis, la economía pueda retomar su cauce lo más pronto posible.

9. Más plata a la economía

Todos los países del mundo han destinado cuantiosas sumas para enfrentar lo que muchos mandatarios han denominado una guerra.  Colombia no está en la situación de Estados Unidos en donde el Senado aprobó 2 billones de dólares, es decir 6 veces el PIB de este país emergente. Sin embargo, ha movido lo que ha podido. 

Tras declarar la emergencia social y económica, el Gobierno logró destinar poco más de 15 billones de pesos para la crisis. Creó el Fondo de Mitigación de la Emergencia, con dineros del Fondo de Pensiones Territoriales (Fonpet) y del Fondo de Ahorro y Estabilización. Así aseguró en principio 1,5 por ciento del PIB para atender la crisis (aunque Chile ya va en el 5 por ciento). 

A pesar de que no tiene mucho margen de maniobra Colombia dispone todavía de cartas por jugar. “El Gobierno puede acudir a las multilaterales. El FMI y el BID seguramente van a anunciar líneas de apoyo. Y también a una emisión monetaria. No es una medida muy ortodoxa, pero estamos en una coyuntura extraordinaria que va a requerir medidas extraordinarias”, dice Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo. No descarta que el Banco de la República tenga que otorgar un crédito al gobierno central. La venta de activos no parece una posibilidad inmediata por la alta volatilidad de los precios de las acciones y los riesgos de empresas petroleras, como Ecopetrol.

Existe consenso en que el Gobierno ha tomado medidas acertadas para buscar recursos. Pero para algunos debería ser más agresivo y rápido en la toma de decisiones. 

10. Ejecutar. Después vendrán las preocupaciones fiscales

El mayor desafío del Gobierno y las autoridades locales consiste en ejecutar los recursos, incluso los que están por venir. El punto es si va a tener suficiente margen de maniobra para atender el shock en el sistema de salud y en una economía hoy paralizada que se deteriora muy rápidamente.

Esta situación viene acompañada de las preocupaciones fiscales especialmente para 2021, cuando entre en vigencia la ley de crecimiento económico que beneficia a las empresas y afectaría el recaudo. Por otro lado, por la disminución en los precios del petróleo, que posiblemente dejará al gobierno sin las utilidades provenientes de Ecopetrol. Algunos cálculos advierten menores ingresos para el año entrante por unos 14 billones de pesos.

El Gobierno tiene que pagar los recursos que consiguió y representan el 1,5 por ciento del PIB. Según algunos analistas, si el déficit para este año estaba en 2,3 por ciento del PIB, solo con esta movida se acerca a 4 por ciento. Esto se va a reflejar en que el endeudamiento del Gobierno podría subir a cerca del 60 por ciento del PIB. Vendrá el problema de la calificación pero este no es un caso exclusivo de Colombia: a todos los países se les va a deteriorar la deuda para enfrentar esta crisis del coronavirus. Las calificadoras y organismos multilaterales tendrán que ser menos ortodoxos para que las economías, pasada la crisis, se puedan recuperar.

11. Mantener los servicios vitales y el abastecimiento

El éxito de la cuarentena dependerá, en buena medida, de que los ciudadanos tengan acceso a alimentos, medicinas y servicios públicos. Si las personas no tienen esas garantías, posiblemente empezarán a salir más a las calles y los esfuerzos habrán sido en vano. 

Se han tomado medidas para este fin. El gobierno expidió el decreto 482 que facilita la producción de alimentos o su importación, así como su distribución en supermercados, plazas o tiendas de barrio. También suspendió el cobro de peajes para los camiones de carga. 

Frente a los servicios públicos, el decreto de Emergencia Económica fijó las condiciones de operación y aprobó reconectarlos a quienes no habían pagado.  Se beneficiaron 150.000 hogares en el servicio de agua, 25.000 usuarios en energía y 12.000 de gas natural. El Estado responderá por estas deudas durante la crisis, con tres mensajes clave: 1) Quienes puedan deben pagar las facturas, o de lo contrario se deterioran los  servicios públicos. 2) Los municipios también deben contribuir a esas cuentas pues la emergencia no es sinónimo de gratuidad. 3) Hay que hacer un uso racional de los servicios, o vendrán problemas más serios.

12. No caer en el populismo

Colombia ha tenido un manejo de la economía destacado en la región y se ha ganado la credibilidad ante los mercados, los inversionistas y las autoridades económicas del mundo. Ahora, la crisis va a poner a prueba hasta dónde podrán llegar los técnicos en materia de decisiones fiscales y monetarias. La situación es compleja y puede ser el momento de bajarle un poco a la ortodoxia. 

Pero tampoco conviene utilizar esta dolorosa coyuntura como caballo de batalla contra el sector empresarial y el financiero que –hoy por hoy– están respondiendo para mantener los mercados activos, atendiendo las preocupaciones para el pago de los créditos y garantizando el abastecimiento de alimentos y servicios. Impulsar la fórmula de no pagar deudas, incluyendo la pública, no es una buena salida. Propuestas como una moratoria general de créditos puede llevar a una crisis del sistema financiero que daría la estocada a la economía. Dejar de pagar los servicios públicos pondría en jaque no solo las empresas sino también la prestación de servicios básicos –como la luz, el agua o las telecomunicaciones- en momentos de profunda necesidad. 

Congelar los precios también es complicado porque el país enfrenta otro choque: la caída de los precios del petróleo y el alto precio del dólar. Parte de los insumos y materias primas para producir alimentos en Colombia viene del exterior, en dólares. Y si los precios están congelados, las empresas podrían tener dificultades y se afectaría el abastecimiento, por ejemplo de pollo, huevos y cerdo. Sería útil pensar en otras medidas, como reducir aranceles o eliminar los cupos para estos insumos.

13. Superar las vanidades políticas

Si algo ha quedado claro en la historia turbulenta de Colombia es que en los momentos difíciles hay que fortalecer la unidad. Hay que imponer el sentido patriótico sobre la división y las tensiones de la política. No se puede caer en un pulso entre el poder presidencial y el que ejercen los alcaldes y gobernadores, ni de la competencia partidista. De lo contrario, los colombianos asistirían en vivo y en directo a una disputa de vanidades mientras el virus se lleva por delante la vida de las personas. 

La inestabilidad que se ha visto en el indispensable trabajo en equipo entre el presidente Iván Duque y la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, debe ser superada cuanto antes. Colombia necesita armonía y coordinación institucional. El senador Gustavo Petro, rival de Duque en la segunda vuelta presidencia, dio un primer paso en la dirección correcta. El presidente lo llamó telefónicamente hace unos días y dialogaron sobre la importancia de tomar medidas urgentes contra la covid-19. La unidad, en estos momentos, es importante y las fuerzas políticas y los expresidentes han manifestado su apoyo al Gobierno.

14. Garantizar el orden… y la calma

Si las calles están vacías, si los ciudadanos acatan la cuarentena, las autoridades pueden enfocarse en mantener la seguridad, apoyar a las brigadas médicas y resolver oportunamente los incidentes que surjan, que sin duda serán muchos. Pero si las personas desatienden la directriz y salen generarán un colapso en el orden pues la fuerza pública tendría que agotar sus esfuerzos en corregir esas conductas.

En solo dos días de cuarentena a cuatro personas en distintas zonas del país las autoridades les impusieron detención domiciliaria por no acatar la orden de aislamiento preventivo obligatorio. El jueves, solo en Bogotá sancionaron 501 personas, hubo 379 comparendos a vehículos y se sellaron 67 establecimientos. Eso implica policías, fiscales, jueces y demás funcionarios desgastándose en diligencias absurdas.

De otra parte, Migración Colombia ha expulsado a 130 extranjeros que violaron la orden de internamiento. En esta coyuntura es clave enfocar los recursos limitados en cortar la propagación del virus. Por eso la fuerza pública tiene que estar disponible en toda su capacidad para impedir saqueos, perseguir la delincuencia y enfrentar contingencias como los motines que estallaron en una decena de cárceles o el pico que se anticipa de los casos de violencia intrafamiliar. El orden es crucial para que la cuarentena resulte exitosa. Y la autodisciplina de los ciudadanos es la mejor contribución para mantener la calma.  

15. Remar todos juntos

Lo dijo el papa Francisco en la bendición Urbi et orbi, que le dio el mundo el viernes. “Todos estamos llamados a remar juntos, todos necesitamos confortarnos mutuamente”. En esta crisis muchos han entregado su vida, pero otros han aliviado el sufrimiento de los más vulnerables con pequeñas cosas. Si usted considera que su situación será difícil, piense en quienes sobreviven con limosnas que ya nadie saldrá a entregar, en los vendedores ambulantes de productos que nadie comprará, de ancianos y enfermos que ya estaban abandonados o de los  niños cuyos padres han perdido sus empleos.

10 formas de ayudar a otros en esta cuarentena

El país no podrá salir de esto si todos los que pueden no ponen algo. Es el momento de cooperar, hay miles de iniciativas que van desde hacer giros hasta llamar a quienes están aislados solos, o comprarle a los pequeños productores. Si usted puede ayudar, con lo que sea, hágalo. Es el momento de remar todos juntos.