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La Tierra se vacía: las proyecciones que ponen en riesgo el futuro, según estudio
El mundo enfrenta una crisis de despoblación, con una caída drástica en las tasas de natalidad.
En las próximas décadas, la humanidad se enfrentará a un fenómeno sin precedentes: una drástica reducción de la población mundial. Según un estudio reciente publicado en The Lancet, las proyecciones demográficas sugieren que, dentro de unos años, más de 150 países verán caer sus tasas de natalidad por debajo del nivel necesario para reemplazar a su población.
Un declive imparable: la baja natalidad
El envejecimiento de la población y la baja natalidad son los principales motores de esta tendencia alarmante. A medida que las tasas de fertilidad caen en picado, el número de muertes comenzará a superar a los nacimientos, lo que llevará a una reducción irreversible de la población en muchos países.
De hecho, la investigación indica que 155 de los 204 países que se analizaron estarán por debajo del nivel de reemplazo de la población para 2050, y esta cifra alcanzará el 97 % hacia 2100.
“Prevemos que 155 (76,0 %) países y territorios tendrán tasas de fertilidad inferiores al nivel de reemplazo en 2050; para 2100, proyectamos que este número aumentará a 198 (97,1 %) y 178 (87,3 %) tendrán una tasa natural de aumento negativa”, señala la investigación.
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En particular, los países más desarrollados están viendo cómo sus tasas de natalidad se desploman. La falta de apoyo a la crianza y la conciliación entre la vida laboral y familiar está contribuyendo a la disminución de los nacimientos.
“En el escenario pronatal, asumimos que un país introducirá políticas pronatales, como subsidios para el cuidado infantil, licencia parental extendida, expansión de la cobertura de seguros para el tratamiento de la infertilidad y otras formas de apoyo para que los padres puedan costear servicios de cuidado infantil de alta calidad, una vez que la TFR disminuya a menos de 1,75”.
Consecuencias globales: impacto en la economía y la geopolítica
El vaciamiento de la Tierra tendrá repercusiones profundas en todos los aspectos de la vida humana. A nivel económico, la reducción de la población activa podría resultar en una disminución de la productividad y un envejecimiento de la fuerza laboral.
Esto, a su vez, pondría presión sobre los sistemas de bienestar social y las pensiones, particularmente en los países con poblaciones envejecidas.
“Si la productividad por adulto en edad de trabajar no aumenta en consonancia con la disminución de la población en edad de trabajar, el crecimiento del producto interno bruto se desacelerará”, destacan los autores.
Además, las naciones más afectadas por la despoblación podrían ver un cambio en su poder geopolítico. Con menos ciudadanos y una mayor dependencia de la inmigración para equilibrar las tasas de natalidad, las dinámicas globales de poder y recursos se reorganizarían.
La escasez de población activa y la falta de jóvenes en las fuerzas armadas también podrían comprometer la seguridad de algunas naciones.
La tasa global de fertilidad: un descenso acelerado
En términos globales, la tasa de fertilidad ha disminuido de manera significativa en los últimos 70 años: “La fecundidad ha disminuido de manera sostenida a nivel mundial y en casi todos los países y territorios desde 1950, y es probable que siga haciéndolo hasta 2100, pasando de una TFR mundial de más de 4,8 nacimientos por mujer en 1950 a aproximadamente 2,2 en 2021″, indica la investigación.
Se prevé que para 2050 esta cifra caiga aún más, hasta 1,8, y continúe descendiendo a 1,6 hacia 2100. Con solo unos pocos países manteniendo tasas de fertilidad superiores a 2,1 hijos por mujer, la tendencia global hacia una población decreciente parece inevitable:
- “Se proyecta que solo seis de los 204 países y territorios (Samoa, Somalia, Tonga, Níger, Chad y Tayikistán) tendrán niveles de fecundidad superiores al de reemplazo para 2100, y solo 26 seguirán teniendo una tasa positiva de aumento natural (es decir, el número de nacimientos superará al número de muertes)”.
Esto resalta un fenómeno preocupante: mientras algunas regiones continúan creciendo, otras se encuentran al borde de una crisis demográfica, donde la población decreciente plantea desafíos sin precedentes.
Los autores señalan que sin políticas públicas eficaces, como subsidios para el cuidado infantil, licencias parentales extendidas y una mejor infraestructura de apoyo a las familias, estas tendencias no solo continuarán, sino que se agudizarán con el paso de los años.