Home

Mundo

Artículo

11 de julio de 2022. Aviador, número 92. Ganadería: Cebada Gago. Vallado de Telefónica. Pamplona, España. (AP Photo/Álvaro Barrientos)
11 de julio de 2022. Aviador, número 92. Ganadería: Cebada Gago. Vallado de Telefónica. Pamplona, España. (AP Photo/Álvaro Barrientos) | Foto: (AP Photo/Álvaro Barrientos)

Toros

Pamplona, San Fermín, ¿peligroso o milagroso? El mejor y más terrorífico encierro taurino en muchos años

Seis toros de Cebada Gago repartieron cornadas a diestra y siniestra por las calles de la capital navarra en apenas tres minutos y doce segundos. Solo seis heridos, tres por asta de toro, ninguno muerto. Histórica carrera.

Rodrigo Urrego/SEMANA
11 de julio de 2022

“Peligroso”, “Milagroso”, “Terror en las calles de Pamplona” o “La mejor carrera que se haya visto en las calles de Pamplona” son titulares que podrían resumir la mano de cornadas que repartieron seis toros de Cebada Gago, que ratificaron su leyenda.

La que ha hecho célebre al hierro que, precisamente, más cornadas ha repartido en las 63 ediciones de la Feria del Toro (desde 1959): 56 heridos por asta de toro, de ellos 20 entre 2011 y 2021. La única ganadería en la historia capaz de mandar al hospital a 7 corredores en dos encierros distintos (1999 y 2016). Nunca ha mandado a nadie al barrio de los acostados.

Siempre que oyen un cohete, a las 8:00 a.m., cualquier día entre el 7 o el 14 de julio en Pamplona, y apenas les corren el cerrojo de las puertas de los corrales de Santo Domingo, los toros de Cebada Gago salen a llevarse por delante a cuantos se atrevan a correr en medio de sus pitones. Lo vienen haciendo siempre, desde la primera vez que lo corrieron delante de miles de personas, antes de ser lidiados por un torero en la “soledad” del ruedo pamplonica.

Era la primera de 30 participaciones anteriores que los toros de la ganadería gaditana corrían por las calles Mercaderes, Estafeta, el tramo Telefónica, 875 metros a una velocidad promedio de 2 minutos y 24 segundos, hasta los corrales de la plaza de toros La Misericordia, la tercera más grande del mundo (después de la Plaza México y Las Ventas), un día 11 de julio, según las estadísticas oficiales de la historia del encierro de San Fermín.

Los Cebada Gago, por lo general, y por su historial de cornadas, varetazos, volteretas y traumas, son designados para meter miedo los días entre semana de la feria. Los lunes, después del fin de semana más concurrido de turistas, han sido su clásico lugar.

Los corredores aprovechan que los 875 metros de recorrido están más despejados para intentar el lucimiento, pero son conscientes que ante los toros de los herederos del ganadero José Cebada Gago, primos hermanos de los clásicos Torrestrella de Álvaro Domecq y Díez, se juegan la vida, siempre que asumen el riesgo.

Diez, 15, o 20 metros a lo sumo, o lo que se puede calcular en cinco o seis segundos de pulsaciones al límite. Hombres, mujeres, algún menor colado, otro pasado de copas, o trasnochados. En abundante proporción: corredores que se preparan 365 días para sentir el soplido de un toro lo más cerca de su espalda, y ojalá la camiseta quedara manchada por un hilo de baba del animal.

Con el único objetivo, hasta antes de las redes sociales, de llevarse a casa una fotografía de Laboratorios AUMA, en la mítica plaza de El Castillo, una de las más grandes de las ciudades españolas. Ahora, un video de la transmisión oficial, es la medalla para la posteridad.

11 de julio de 2022. Ganadería: Cebada Gago. Tramo, Telefónica (AP Photo/Álvaro Barrientos)
11 de julio de 2022. Ganadería: Cebada Gago. Tramo, Telefónica (AP Photo/Álvaro Barrientos) | Foto: (AP Photo/Álvaro Barrientos)

Aviador (500 Kg.), Cepillito (485 Kg.), Llorón (505 Kg.), Marismeño (530 Kg), Hábil (535 Kg.) y Peluquín (525 Kg.) pasarán a la historia de los sanfermines por haber sembrado auténtico pánico, desde la curva Mercaderes - Estafeta, hasta el propio ruedo de La Misericordia, en la eternidad de 3 minutos y 12 segundos.

Aviador, el número 92, en su lomo castaño claro, puso a volar a más de uno y se ganó un lugar de honor en la historia de los encierros de Pamplona.

Al menos seis personas, hombres todos, se salvaron milagrosamente de ver perforados su vientre, tras caer en los terrenos del cornúpeta, que quién sabe si en las tierras de Cádiz, desde que nació en febrero de 2017, había tenido unos minutos de libertad y euforia, haciendo lo que siempre ha querido, y para lo que nació: repartir cornadas, pues cuando cumple cuatro años, ya sabe que sus cuernos no son de adorno.

Que sólo seis heridos, sólo tres por asta de toro, solo dos en el ruedo de la plaza de toros (casi nunca visto), uno en el vallado entre Telefónica hacia el paseo Ernest Hemingway y la puerta grande de La Misericordia, es un auténtico milagro, cuando el encierro de Cebada Gago calentó motores repartiendo “derrotes” por la cuesta de Santo Domingo hasta la calle de Mercaderes, y desde la curva de 90 grados con la calle Estafeta, la “Fiesta”, en palabras del Nobel de Literatura (1954), que repartieron con sus astifinos pitones fue “de lo lindo”, como se diría en Colombia.

La ganadería de Cebada Gago es la segunda, después de Miura (la que más toreros ha matado), que más veces ha corrido por las calles de Pamplona. Antes de este 11 de julio de 2022, las 56 heridas que había causado (solo por asta de toro), las había repartido en los tramos de Santo Domingo (10 cornadas), Estafeta (14), Telefónica (7) y Callejón (14).

Del terror…

Tras la revisión exhaustiva del VAR del quinto encierro de San Fermín 2022, un toro negro, rezagado, midió a su víctima y le lanzó una cornada, milagrosamente se resbaló en un piso similar al adoquín al que le vertieron 1.500 litros de líquido antideslizante, precisamente para evitar que toros y corredores resbalen, desde e pasado 5 de julio, 48 horas antes del Chupinazo.

Se advierte que unos metros más adelante, pero de forma simultánea, Aviador fue contra el tramo final del vallado de Telefónica y le tiró una cornada a un mozo de pantalón blanco, gafas, camiseta roja y blanca a rayas. Embestida que en años del Verano Sangriento, novela póstuma de Hemingway que registró el duelo a muerte entre Antonio Ordóñez y Luis Miguel Dominguín, hubiera sido mortal, pero que, después de la pandemia, parecieron suficientes las dos vacunas para poder entrar a España, también para no terminar en el hospital.

Hasta seis cornadas, como lancetazos de puñal, lanzó Aviador contra cuatro corredores, cuando intempestivamente se devolvió y recibió con sus dos agujas a cuántos corrían con toda la fuerza de la adrenalina, disfrazada en pavor, causada por tres toros que venían detrás, uno de ellos el negro rezagado que ya se había levantado tras resbalar. y también estaba haciendo de las suyas.

… a los milagros

Un corredor de camiseta negra, fue levantado del suelo por Aviador, cómo no, a punta de cornadas. Una pudo haberle entrado por debajo de la axila; la otra, acarició la yugular; la siguiente atravesó el viento. El corredor se levantó con cara de pánico, pero solo con un agujero, a la altura del hombro, en su camiseta negra de algodón.

11 de julio de 2022. Aviador, número 92. Ganadería: Cebada Gago. Vallado de Telefónica. Pamplona, España. (AP Photo/Álvaro Barrientos)
11 de julio de 2022. Aviador, número 92. Ganadería: Cebada Gago. Vallado de Telefónica. Pamplona, España. (AP Photo/Álvaro Barrientos) | Foto: (AP Photo/Álvaro Barrientos)

Un corredor de camiseta amarilla, se levantó con vida tras quedar unos segundos entre los pitones, en pleno éxtasis, de Aviador. La inercia del impacto con que se estrelló en la testuz del toro, le sirvió de trampolín para encontrar refugio, pero en el lomo del toro, donde no llegaban sus puñales. Otro corredor, a su lado, de forma menos aparatosa, corrió la misma suerte. Pero de inmediato llegaron más, hasta cinco se pueden contar, que hoy están contando el cuento, cuando estuvieron expuestos a nunca poder contarlo.

11 de julio de 2022. Aviador, número 92. Ganadería: Cebada Gago. Tramo, Telefónica (AP Photo/Álvaro Barrientos)
11 de julio de 2022. Aviador, número 92. Ganadería: Cebada Gago. Tramo, Telefónica (AP Photo/Álvaro Barrientos) | Foto: (AP Photo/Álvaro Barrientos)
11 de julio de 2022. Aviador, número 92. Ganadería: Cebada Gago. Tramo, Telefónica (AP Photo/Álvaro Barrientos)
11 de julio de 2022. Aviador, número 92. Ganadería: Cebada Gago. Tramo, Telefónica (AP Photo/Álvaro Barrientos) | Foto: (AP Photo/Álvaro Barrientos)
11 de julio de 2022. Aviador, número 92. Ganadería: Cebada Gago. Tramo, Telefónica.
11 de julio de 2022. Aviador, número 92. Ganadería: Cebada Gago. Tramo, Telefónica. | Foto: (AP Photo/Álvaro Barrientos)

Los tres toros que venían cerrando el encierro no se atrevieron a tirar cornadas, aunque en todo momento calcularon el segundo indicado para hacerlo.

Un corredor de camiseta azul celeste, pelo largo y barba, presunto extranjero a simple vista, se enteraría en el video que quedó a merced de dos toros negros. Lo mismo otro, en apariencia poco experto, de camiseta amarilla con el número 13 en el dorsal, solo se aferró a una especie de ‘Don Tancredo’, para salir indemne de lo que parecía un percance dibujado.

En el ruedo de la plaza de toros, Aviador se dio una vuelta por las tablas de la barrera y ahí tiró más de cinco cornadas contra un mozo de camiseta blanca y bermuda de jean, al que intentó perforar su vientre, su abdomen, su ingle, y le empujó por la retaguardia cuando intentaba salvarse en un burladero, tapado por otros que también buscaban trinchera. Todo un sálvese quien pueda.

Segundos antes, un corredor, también de blanco, quedó aprisionado y sintió el pitón izquierdo de Aviador en la barriga, el que más usó para sembrar terror. El pitón derecho, que parecía ser su defensa, como el boxeador que se cubre el mentón, fue el que rasgó la piel, casi que de casualidad, al atravesar el gemelo izquierdo de un corredor de camiseta blanca y bermuda blanca.

11 de julio de 2022. Aviador, número 92. Ganadería: Cebada Gago. Plaza de Toros.  (AP Photo)
11 de julio de 2022. Aviador, número 92. Ganadería: Cebada Gago. Plaza de Toros. (AP Photo) | Foto: (AP Photo)

En el VAR se aprecia el momento en que el pitón encuentra orificio de salida, y el corredor, con su mano se desprende del pitón, sacándolo por el mismo orificio de entrada, sin rasgar su músculo, que era la única solución que se advertía para librarse del pitón de Aviador, que nunca se dio cuenta que había alcanzado presa, pues estaba ensañado con el corredor que será recordado como el gran sobreviviente del quinto encierro de los Sanfermines 2022.

Mientras tanto, en el túnel de la puerta grande, o Callejón, Peluquín, toro negro rezagado, volvió a caer al suelo, y como había hecho metros atrás otro de sus hermanos, cuando se resbaló en el momento que iba a tirar una cornada, se levantó como si fuera a regresar a los corrales de Santo Domingo. Cuando se iba a impulsar contra los corredores atónitos, se estrelló con la cara de un buey, que lo volvió a enrutar hasta el final del recorrido. Otro milagro.

11 de julio de 2022. Aviador, número 92. Ganadería: Cebada Gago. Tramo, Telefónica.
11 de julio de 2022. Aviador, número 92. Ganadería: Cebada Gago. Tramo, Telefónica. | Foto: (AP Photo/Álvaro Barrientos)

Carrera histórica

Tres minutos y 12 segundos, de pavor para los diarios y medios de comunicación de todo el mundo, pues se pudo registrar un derramamiento de sangre por las calles del casco antiguo de Pamplona.

Titulares que ocultan la mejor carrera que se haya visto en los Sanfermines, por lo menos desde su difusión masiva con las transmisiones en directo por televisión: 7 de julio de 1982 por el canal internacional de Televisión Española.

Aunque dicen que San Fermín fue un cura pamplonés, nacido un 7 de julio, el primero que hubo en el reino de Navarra, la propia iglesia católica duda de su existencia. Haya existido o no, un año más volvió a hacer milagros, y comprobar que su capote ya supera más de un siglo haciendo quites providenciales.

La lidia

Diez horas después, los seis toros de Cebada Gago fueron lidiados en el ruedo de La Misericordia, ante 19.750 espectadores. Todo ese tiempo se habló, por las calles de Pamplona, del pánico causado por los toros de Cebada Gago, con los que se verían Juan Leal (Francia) Román (España), y Jesús Enrique Colombo (Venezuela). La expectativa era a qué torero le tocaba Aviador, el castaño claro, número 92, que pesó 520 kilos, que repartió cornadas a diestro y siniestra desde el tramo de Telefónica, y en el ruedo de La Misericordia.

A las 12:00 del medio día, en los corrales de la plaza de toros de Pamplona, Aviador cayó en el lote de Juan Leal, el más antiguo de la terna, quien ordenó que saliera en primer lugar, en lugar de refugiarse en el cuarto turno del toro de la merienda, donde pocos ponen atención al ruedo, por la cantidad de bocadillos de descomunales dimensiones con que los espectadores recargan fuerzas para seguir bailando.

Aviador le repartió varias cornadas al torero al que tuvo que enfrentarse, con la única regla de quedarse quieto, dictada por los cánones de la Tauromaquia, o técnica del arte de torear y matar toros bravos.

El torero de París se libró hasta en tres ocasiones de igual número de cornadas, dos de ellas al momento de la estocada, en que el pitón derecho del toro le acarició el pecho, la barbilla, y luego la barriga.

11 de julio de 2022. El torero francés Juan Leal ante el toro Aviador, número 92, 520 Kilos. Ganadería: Cebada Gago. Pamplona, plaza de toros La Misericordia.
11 de julio de 2022. El torero francés Juan Leal ante el toro Aviador, número 92, 520 Kilos. Ganadería: Cebada Gago. Pamplona, plaza de toros La Misericordia. | Foto: (AP Photo)

El triunfador de la tarde fue el venezolano Colombo: cortó la única oreja a los Cebada Gago, a Llorón, número 47, el negro listón que se quedó rezagado al final de la Calle Estafeta, que cuando midió a su víctima tiró una cornada, pero resbaló en sobre un suelo de adoquín, al que le habían vertido 1.500 litros de líquido antideslizante. En el ruedo de La Misericordia nunca se deslizó.

Carrera histórica la del lunes 11 de julio de 2022 en las calles de Pamplona, quinto día de los Sanfermines, la más universal de todas las fiestas, como las definió Ernest Hemingway en su novela Fiesta (1946).