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| Foto: Archivo particular

JUSTICIA

Los efectos colaterales de la debacle de Oneida Pinto

La semana pasada se entregó de manera voluntaria la exgobernadora y su reaparición podría abrir un nuevo capítulo de los hechos de corrupción en La Guajira.

17 de julio de 2020

Con bluyín, suéter, zapatos deportivos y gorra apareció Oneida Pinto Pérez, la exgobernadora de La Guajira que era buscada por las autoridades hace más de un año. La imagen de derrota de la hasta no hace mucho tiempo poderosa mujer, muestra el ocaso de quien llegó a ser conocida como la Princesa Wayúu o la Princesa Negra, debido a su capital político local y a sus elegantes y coloridas mantas guajiras. Hoy está sola, sin el séquito de funcionarios que solían seguirla a todos lados, ni el aura de intocable que otros poderosos de la región le ayudaron a construir.

La entrega voluntaria de Pinto a la Policía de Riohacha tomó por sorpresa a muchos y de paso revivió las historias de su triste paso por la Alcaldía del municipio de Albania y por la Gobernación de La Guajira, además de los procesos judiciales que lleva a cuestas y los movimientos políticos de que fue protagonista junto a otros caciques electorales.

Su vida no es más que el reflejo de cómo ha funcionado la política en La Guajira en las últimas décadas, en donde el dominio ha estado ejercido por clanes locales que aprovechan uniones efectivas o su poder del momento para repartirse el presupuesto de la Gobernación, los hospitales y los programas sociales, las joyas de la corona. Eso sí, todos dispuestos al ‘canibalismo’ con tal de conquistar nuevos espacios.

Oneida hizo sus pinitos en la política con el apoyo del famoso ‘Hombre Malboro‘, narco extraditado a Estados Unidos.

Entre esos últimos grupos que han tenido poderes de reyezuelos en algunos de los municipios están los dirigidos, por ejemplo, por Cielo Redondo en Uribia, Moisés Freyle en Manaure, Kiko Gómez en Barrancas, Oneida Pinto en Albania y la familia Palmezano en Hato Nuevo, esta última la única que sigue vigente. El resto fueron desplazados por nuevos actores.

Los inicios de Pinto fueron como presidenta de la Junta de Acción Comunal de Calabacito, nombre anterior del actual municipio de Albania, cuando este era aún corregimiento de Maicao. De allí saltó al Concejo municipal, según fuentes consultadas por SEMANA, con la ayuda del exsenador Samuel Santander López Sierra, el famoso ‘Hombre Marlboro‘, quien fue extraditado a Estados Unidos en 2003. 

En 2004 Oneida da un gran paso al quedarse con el primer cargo del nuevo municipio, con el respaldo de la familia Ballesteros y del líder político Antenor Durán. Al terminar su periodo se encargó de que su pupilo y exconductor, Yan Keller Hernández Herazo, fuera elegido para darle continuidad a su dominio, lo que luego le garantizó su regreso como alcaldesa en 2012, pero también terminó enredándola en uno los líos legales que aún arrastra. Sin embargo, su mirada ya estaba puesta en la Gobernación de La Guajira. 

Para entender este salto hay que hacer un poco de memoria política departamental, la que estuvo dominada entre 1992 y 2011 por dos tristemente célebres caciques: los primos Jorge Pérez Bernier y Jorge Ballesteros Bernier. Ambos exgobernadores en dos ocasiones y quienes también pusieron fichas suyas en el cargo. Pérez lideró un movimiento llamado Nueva Guajira, de donde salió, entre otros, el también exgobernador y condenado por peculado Hernando Deluque Freyle, padre del actual representante a la Cámara Alfredo Deluque. 

Para las elecciones de 2011, Nueva Guajira designa como candidato a la Gobernación a Bladimiro Cuello Daza. Ahí es donde representantes de otros sectores tradicionales, para intentar hacer contrapeso a Jorge Pérez, deciden unirse y apoyar a Juan Francisco “Kiko” Gómez Cerchar, con el aval de Cambio Radical. En un principio, el movimiento les dio resultado con el triunfo de Gómez, pero en febrero de 2014 fue destituido e inhabilitado por la Procuraduría y luego acusado y condenado por el homicidio de tres personas, la exalcaldesa de Barrancas Yandra Brito, su esposo Henry Ustariz y el escolta Wilfredo Fonseca. Esto obligó a unas elecciones atípicas en julio de 2014, en las que resultó escogido José María Ballesteros, también condenado más adelante por corrupción.

Todos esos antecedentes abrieron el camino para que Oneida Pinto se convirtiera en la primera mujer en llegar a la Gobernación, con el respaldo público de los pesos pesados de Cambio Radical en el Caribe, Fuad Char y sus hijos Álex y Arturo, y la bendición nacional de Rodrigo Lara Restrepo. Para dar muestra de la fuerza de su proyecto, Oneida ofreció en febrero de 2015, durante la celebración de la fiesta de la Virgen de los Remedios, llamada coloquialmente la Vieja Mello, un parrandón en el que cantaron Poncho Zuleta, Jorge Oñate y Martín Elías. 

El aval de Oneida, sin embargo, desató torbellinos en el interior de Cambio Radical y puso los ojos de la opinión pública sobre su campaña. Detrás de su aspiración estaban los mismos personajes que habían llevado a Kiko Gómez al trono departamental, desde el propio Jorge Ballesteros hasta el exministro Amílkar Acosta. Simultáneamente, su exesposo, Pablo Parra, era candidato a la Alcaldía de Albania. La Princesa Wayúu ganó sin problemas las elecciones, con una votación de más de 160 mil votos. Pero su administración duró solo seis meses, porque en junio de 2016 el Consejo de Estado anuló su elección al declarar que había violado el régimen de inhabilidades, por haberse desempeñado como alcaldesa de Albania en un periodo menor a un año de anterioridad.

Los enredos

Dos grandes contratos la tienen en líos. Uno es el firmado en el año 2011 entre la Alcaldía de Albania y el Hospital San Rafael por un valor de 18.600 millones de pesos, cuyo objetivo principal era disminuir la mortalidad infantil en el municipio, entre los niños de 0 a 5 años. Según la investigación de la Fiscalía en la ejecución del convenio hubo la contratación irregular de unas 1.350 personas y se demostró un peculado por 6.500 millones de pesos, a través de falsificación de documentación, cheques, comprobantes de pago y comprobantes de egreso. Por el mismo proceso está preso el sucesor de Pinto en la Alcaldía, Yan Keller Hernández Herazo.

El otro contrato es de 12.000 millones de pesos, firmado para la instalación de adoquines en vías de Albania en el que, según la Fiscalía, Pinto Pérez y otros miembros de su equipo de gobierno desviaron 5.981 millones de pesos. Las pesquisas del ente investigador lograron establecer que la selección del contratista fue amañada y buscaba apalancar su campaña política y que, al parecer, la misma Pinto habría creado la fundación Princesa Negra para ejecutar la interventoría del contrato. 

Ese era el proceso por el que respondía en los Juzgados de Paloquemao en Bogotá, el año pasado, el día en que aprovechó el receso del almuerzo y la excusa de una cita médica para fugarse, luego de ser imputada por los delitos de concierto para delinquir, contratos sin el cumplimiento de los requisitos legales y peculado por apropiación. Por lo que el juez 45 penal municipal con control de garantías Bogotá le impuso medida de aseguramiento privativa de la libertad en establecimiento carcelario, la que fue prorrogada el 1 de julio de este año y se hizo con la entrega voluntaria la semana pasada.

Con Kiko Gómez fuera de circulación y Oneida capturada, lo que disminuyó ostensiblemente su poder, en La Guajira se ha venido dando una reorganización de sus fuerzas políticas. El gran beneficiado hasta ahora ha sido el Partido Conservador, que parece haber pescado en río revuelto. Así, los representantes a la Cámara, Alfredo Deluque y María Cristina Soto, de la mano del senador Efraín Cepeda, ayudaron a elegir un buen número de alcaldes en el departamento, por lo que ahora se les conoce como los nuevos poderes detrás de una buena parte de la burocracia local.

La estructura política de Pinto y Gómez está en apariencia desmoronada, según le contó a SEMANA un antiguo líder del movimiento. Una de las últimas cartas duras que la exgobernadora se jugó fue la de su familiar y expresidente de la Asamblea, Hilber Pinto Aragón, quien era una de los favoritos a quedarse con la Alcaldía de Maicao en las pasadas elecciones, con el aval de Cambio Radical, pero fue capturado el 13 de agosto, a la salida de un consejo de seguridad con los demás candidatos, por su responsabilidad como secretario de Obras de Albania en el ya famoso contrato de los adoquines. 

El alcalde de Fonseca, Hamilton García Peñaranda, sobrino de Marquitos Figueroa, sin embargo, era hasta hace poco vinculado como uno de los herederos de Gómez, porque fue su asesor en la Gobernación de La Guajira y en 2018 apoyó la campaña al Senado del hijo, Fernando Gómez Bacci. No obstante, un líder comunitario del municipio le dijo a SEMANA que el mandatario había saltado a las toldas del representante Deluque. Además, según el informe de la Fundación Paz y Reconciliación, previo a las elecciones locales pasadas, Luis Arturo Palmezano Rivero, alcalde de Hato Nuevo, también ha sido señalado de ser heredero de la parapolítica en la región, al pertenecer a la corriente de Francisco “Kiko” Gómez. Relación que ambas partes han negado. Y de Néstor Sáenz, alcalde de Albania, que es investigado por supuesta compra de votos, se dice que llegó al cargo con el impulso de Pablo Parra, el exesposo de Oneida. 

“La verdad nos hace libres y no tengo ninguna preocupación al respecto porque en 2011 yo era candidata a la Alcaldía de Albania y no firmé esos contratos”, dijo Oneida en marzo del año pasado en el momento de su primera captura. Y ahora su reaparición y entrega voluntaria podrían abrir un nuevo capítulo en la trágica vida política de La Guajira, que carga el bochornoso balance de cinco exgobernadores condenados por delitos como corrupción, peculado y homicidio. La nueva realidad deja en el aire la pregunta de qué estaría la exmandataria dispuesta a contar de sus aliados durante más de 25 años de vida pública con tal de obtener beneficios judiciales.