Home

Nación

Artículo

| Foto: Fotomontaje SEMANA

POLÍTICA

Vargas Lleras y Simón Gaviria arman un tsunami político

¿Por qué un nieto de presidente quiere como compañero a un hijo de expresidente en tiempos de rebelión contra el establecimiento político tradicional?

30 de enero de 2017

La política se sacudió por la versión de que Germán Vargas Lleras le ofreció la candidatura a la Vicepresidencia al director de Planeación, Simón Gaviria. Una bomba. Las relaciones entre los partidos de Vargas y de Gaviria -Cambio Radical y el Liberal- han sido las más difíciles dentro de la Unidad Nacional. En más de una ocasión, el presidente Juan Manuel Santos ha tenido que intervenir para apaciguar los ánimos e impedir que esas tensiones afectaran la coherencia de la coalición de gobierno.

Incluso entre Vargas Lleras y César Gaviria -el padre de Simón- las relaciones se han deteriorado y en las elecciones locales de octubre del 2015 hubo guerra fría por la disputa de varias gobernaciones y alcaldías. La más dura fue la de Bogotá, donde el vicepresidente se negó a respaldar al candidato rojo, Rafael Pardo, y avaló a Enrique Peñalosa.

Desde entonces, se daba por descontado que Cambio Radical y los liberales irían al 2018 con candidatos distintos. Por eso, la posibilidad -así sea remota y aun prematura- de una fórmula Vargas Lleras-Gaviria es toda una patada al tablero de una campaña que, en teoría, se debería iniciar en los primeros meses del 2018, y no 12 meses antes.

Puede leer: Alerta: campaña presidencial a la vista

Pero esta campaña está anticipada. El anuncio de Juan Manuel Santos sobre su preferencia para que el Congreso elija a Óscar Naranjo en reemplazo de Germán Vargas fue una de las causas del adelanto. Y si faltaba poco, ahora está la reunión que se llevó a cabo en diciembre entre el vicepresidente saliente y el director de Planeación. Esta noticia no sólo precipita hechos, sino que deja en claro que nada está escrito en materia de candidaturas y alianzas para el 2018. Por ahora el ofrecimiento no ha sido ni rechazado ni aceptado, pero ya generó un terremoto en la coalición política del santismo.

¿A que le apuntaría Vargas Lleras con una fórmula como Simón Gaviria? Lo primero es que dividiría al liberalismo y le quitaría a Humberto de la Calle la base galicista, con la que siempre ha contado desde que, en 1990, fue ministro de Gobierno en el cuatrienio del revolcón. Simón Gaviria, además, le ayudaría a Vargas Lleras a reforzar una imagen de propuesta electoral que no depende de los procesos de paz con las FARC (que se estará implementando durante la campaña) y con el ELN (que estará en plena negociación). El vicepresidente ha hecho esfuerzos exitosos por asociarse a la construcción de viviendas y de infraestructura, mientras que Simón Gaviria, desde Planeación, ha encabezado la ejecución de proyectos en todo el territorio nacional que se han financiado con las regalías, después de la reforma. Sería una pareja que le apostaría al cansancio del electorado con los temas de paz.

Si el debate electoral se vuelve a concentrar en la paz, Vargas Lleras puede quedar en el lugar equivocado. La posición más crítica ya es propiedad del uribismo, y no tendría presentación que un vicepresidente del gobierno que hizo la negociación pretendiera disputársela. Pero el vice tampoco tendría credibilidad para liderar una coalición del centro hacia la izquierda que se comprometa a seguir adelante con los acuerdos de La Habana. Lo que le conviene es cambiar de tema.

Después del triunfo del no en el plebiscito del 2 de octubre pasado, finalmente, la derecha quedó aglutinada en torno al expresidente Álvaro Uribe. Quien sea finalmente el candidato del Centro Democrático buscará volver a convocar a las fuerzas que hicieron posible la victoria inesperada del No: el uribismo, una parte del conservatismo, las iglesias, etc. Aunque Germán Vargas Lleras ha hecho su carrera política con papel de duro y halcón, ya tiene perdido el respaldo de quienes convergieron en el No, y tendría que moverse hacia el centro en la próxima campaña. Simón Gaviria y un sector liberal, le serviría para cumplir ese propósito.

La audaz movida del ajedrez también implica riesgos. Una fórmula entre un nieto de expresidente -Vargas Lleras, de Carlos Lleras Restrepo- y un hijo de expresidente -Simón, de César Gaviria- no parece la más propia para tiempos como los actuales, en los que hay fuertes corrientes contra el establecimiento político tradicional. Menos aún para reemplazar a Juan Manuel Santos, sobrino nieto del expresidente Eduardo Santos. En la baraja presidencial hay aspirantes como Sergio Fajardo, Claudia López y Jorge Robledo, que se frotarían las manos para estar en un debate contra Vargas Lleras y Simón Gaviria.

Le puede interesar: Terremoto en el Polo Democrático

Los otros problemas se han generado en el liberalismo. Aunque algunas versiones advierten que el expresidente César Gaviria, padre de Simón, y jefe natural del Partido Liberal, se habría indignado con el ofrecimiento a su hijo, otros señalan lo contrario. Este lunes, Julio Sánchez Cristo, en W Radio, aseguró, de forma extraoficial, que habría acuerdo entre Vargas Lleras y Gaviria. La información sacudió más a la clase política liberal. A Juan Fernando Cristo, ministro del Interior, no le sentaron muy bien los confidenciales. Aspira a ser el liberal que vuelva a la Casa de Nariño como presidente de la República, y se sometería a una consulta entre precandidatos del partido.

La misma en la que aspira participar el senador Juan Manuel Galán, a quien le sorprendieron los rumores, más aún cuando asegura que el expresidente Gaviria, apenas la semana pasada, había ratificado su compromiso en la consulta liberal y posiblemente en una interpartidista, con el partido de la U. “Si Vargas Lleras se la va a jugar por defender el acuerdo de paz y un ideario liberal, no sería inconveniente que participe en la consulta”, dice Galán. “Pero no si se va a aliar con todo el mundo para llegar a la presidencia solo por llegar”.

Además de Cristo y Galán, también suenan los liberales Luis Fernando Velasco y Viviane Morales. Pero su principal carta es Humberto de la Calle. Si el jefe negociador se decide, para muchos sería el que mejor garantice la implementación de los acuerdos de paz.

El partido de la U, liberales que en el 2006 se sumaron a la reelección de Uribe, la tienen muy difícil para mantenerse en la Casa de Nariño. Carecen de figuras. Suenan los mismos, Iragorri, Juan Carlos Pinzón, Sergio Diazgranados…

Ambos partidos, La U y los liberales, apostaban sus cartas para escoger un candidato único, derrotar a Vargas Lleras, y medirse en segunda vuelta al candidato de Uribe.

Por eso dirigentes de La U también recibieron con extrañeza las versiones de un posible acuerdo Vargas Lleras con los Gaviria. Armando Benedetti, presidente de la U, dio cuenta de haberse reunido con el expresidente Gaviria la semana pasada. Coincidencia o no, de allí salió con la tesis de que el Senado tendría la facultad de no aprobar la renuncia del vicepresidente. Una tesis más en clave de complot. Las aguas, definitivamente, están muy agitadas.