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| Foto: Fotomontaje SEMANA

ORDEN PÚBLICO

En audio: el fin de los 4 hermanos que tenían sus propios laboratorios de cocaína en el Chocó

Los hermanos Ortega tuvieron la mala idea de negociar con las disidencias de las FARC y de mandar droga a Estados Unidos, con lo que se convirtieron en un objetivo doblemente prioritario para las autoridades colombianas.

23 de noviembre de 2017

Hasta el momento en el que fueron capturados, los hermanos Ortega habían logrado hacerse pasar por prósperos vendedores de caballos pura sangre, en las ciudades de Medellin, Fusagasuga, Pereira y Cali, en las que residían.

En pocos años habían amasado una fortuna impresionante, con grandes fincas bordeadas por suntuosas albercas y lujosos apartamentos.

Pero tuvieron la mala suerte de realizar negocios con el Frente de Guerra Suroccidental del ELN, dirigido por alias el Tío, -encargado de las finanzas de la estructura- y con una importante disidencia de las FARC en cabeza de alias Fabián, ambos objetivos estratégicos vigilados por la dirección de investigación criminal de la policía.

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Automáticamente, alias Camarón y Blanco, los dos cabecillas de la banda, se convirtieron en un blanco privilegiado para la Dijin. Y más cuando las investigaciones evidenciaron que, además de poseer cada uno dos laboratorios de cocaína escondidos en el Chocó, capaces de producir hasta 4 toneladas de cocaína mensual, también habían sido los responsables del envío de droga a Estados Unidos a través de lanchas rápidas. Entonces intervino la DEA.

Así se dieron cuenta de que cada vez que lograban una importante venta, los hermanos se reunían para celebrar en una reconocida discoteca de la ciudad de Cali, propiedad de alias Angie, quien era la encargada de contratar a las ‘prepago‘ que amenizaban los encuentros. A pesar de algunos tropiezos, como la vez en que tuvieron que encargar una tonelada de cocaína cuando se les acercó demasiado un helicóptero de la fuerza pública, el negocio se fue expandiendo. 

(Puedes escuchar el audio aquí)

A medida que avanzaron las pesquisas llevadas por la policía y la fiscalía colombiana, se fue aclarando el organigrama de la estructura dirigida por Camarón y Blanco, en la que enrolaron a su hermano Coqueco y a su cuñado alias Cachi, para que se encargaran de la logística de los laboratorios. 

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Mientras los jefes del grupo disfrutaban de los lujos de su nueva vida y  ocupaban su tiempo vendiendo equinos a otros narcotraficantes, sus subalternos se dedicaron a conseguir insumos para el procesamiento de la cocaína y supervisar la entrega y salida de cargamentos, bajo la protección de las estructuras residuales de las FARC. 

En aras de evadir la vigilancia de las autoridades, los capataces contrataron a indígenas de las comunidades de Rio Sucio y Domingodó a quienes pagaron 2 millones de pesos por producción de coca y en ocasiones, asesinaron a los "cargueros" que no quisieron llevar a bien su misión.

(Puedes escuchar el audio aquí)

Para poder ejercer el negocio sin temor a ser agredidos por otras bandas criminales, los hermanos Ortega pagaron vacunas a la disidencia y al ELN, con lo que se convirtieron en soportes financieros de ambos grupos armados. Con el tiempo y ese apoyo, poco a poco se fueron expandiendo hacia el suroccidente del Chocó y llegaron a vender sus productos en Antioquia y Chocó, además de Estados Unidos, México y Panamá.

Uno de los hechos que atrajo la atención de los investigadores fue que una mujer rubia y alta, visiblemente operada se internara regularmente en el corazón de la selva chocoana. Resultó que se trataba de una de las amantes de alias Blanco, que venía a rendirle cuentas sobre las ventas de TWO CB, también conocida como cocaína rosada, a mafiosos italianos.

Para que todo quede en familia, también contrataron a su hermana Angie y a su mejor amiga, alias Caro, quienes quedaron al mando del pago de nómina de los trabajadores, así como de la adquisición de bienes y equipos de comunicación

Todo parecía avanzar de maravilla, por lo que nunca sospecharon que la policía seguía su pista de cerca, hasta que esta semana, las fuerza pública procedió a la captura de los líderes del grupo. 

En la operación Zafiro se incautaron más de 2 toneladas 240 de clorhidrato de cocaína, así como pistolas, celulares y bienes muebles e inmuebles en Medellín, Florencia, Fusagasugá y Rionegro y se descubrió que el hijo primogénito de alias Camaron, el jefe de los Ortega, se encontraba recluso en un centro de rehabilitación de Cali al que financiaba su padre con dinero proveniente del narcotráfico.

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Pero sobre todo, se encuentra en discusión su posible extradición hacia Estados Unidos, en donde son requeridos por una corte Florida, además de los cargos que pesaban en su contra en Colombia, de tráfico de estupefacientes, tráfico de armas de fuego, municiones y explosivos, lavado de activos y concierto para delinquir.

Con esta captura, la policía espera mandar un mensaje a todas las bandas ilegales que quieran hacer negocios con disidencias de las FARC y otros grupos delincuenciales organizados que se encuentren en la mira de la unidad antiterrorismo de la Dijin.