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Juan Fernando Cristo, Rodrigo Rivera, Yesid Reyes y Lucho Garzón lanzaron en Bogotá el movimiento En Marcha el 29 de noviembre. | Foto: nelson cárdenas

POLÍTICA

¿Un nuevo panorama liberal?

La semana pasada varios líderes lanzaron un movimiento disidente del liberalismo, al mismo tiempo que los hijos de Luis Carlos Galán buscan revivir el partido de su padre.

1 de diciembre de 2018

Cuando Juan Fernando Cristo y otros exministros liberales le dijeron adiós al Partido Liberal hace unos meses, no era claro si se iban permanentemente o si protagonizaban un acto de rebeldía contra la jefatura de César Gaviria y sus cambios de posición frente a la candidatura presidencial del Centro Democrático. A Cristo, así como a Guillermo Rivera, Cecilia López, Juan Sebastián Rozo, Yesid Reyes y otros les chocó, primero, que entre la primera y la segunda vuelta Gaviria decidiera llevar el partido hacia la campaña de Duque. Y, segundo, que una vez posesionado el nuevo presidente, estuviera de acuerdo con que el partido se declarara independiente y no de oposición, a pesar de las diferencias ideológicas con el uribismo.

El jueves de la semana pasada quedó en evidencia que ellos y otros líderes liberales, a los que se suma un centenar de dirigentes regionales, tienen pocas ganas de volver a las toldas rojas. Anunciaron en una galería del norte de Bogotá, con bombos y platillos, el nombre de un nuevo movimiento político. Se llamará En Marcha, como el de Emmanuel Macron, y buscará defender principios liberales como los derechos de las minorías, la restitución de las víctimas, la equidad social, y causas ciudadanas como el ambientalismo y el animalismo, entre otras.

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Llegar al nombre no fue fácil. Las cabezas del nuevo movimiento, del cual también hace parte el exalcalde de Bogotá Lucho Garzón, consideraron varias opciones para reflejar una identidad de centro. Tenían la prioridad de romper con el lenguaje político expresado en el actual contexto de polarización y de apostarle más a la “reconciliación y a la civilidad”, que a caer en los clichés de alinearse en uno de los dos extremos del espectro político. Les sonaba también la opción de “centristas”, pero se decidieron por “En Marcha” en la medida en que quería ligar su nombre a la idea de un país “siempre en movimiento”.

En Marcha aspira a participar, ya sea directamente o mediante coaliciones, en las elecciones regionales de 2019 y en las parlamentarias y presidenciales de 2022. Tiene el propósito de dar espacio y fomentar nuevos liderazgos políticos en los territorios. “Los miembros de este movimiento no estamos dispuestos a ver de brazos cruzados cómo una sociedad polarizada es incapaz de hallar soluciones colectivas a sus problemas, sino que nos aplicamos, de manera activa y propositiva, a construir e implementar esas soluciones”, anotó Cristo el día del lanzamiento.

Por ahora, la única certeza es que el liberalismo oficial, encabezado por César Gaviria, tendrá nuevos competidores en 2019. Y que entre ellos habrá personas que, mayoritariamente, se aburrieron de estar en sus filas.

Es difícil que de aquí al año entrante En Marcha tenga una personería jurídica propia. Eso se debe, sobre todo, a que en casos de elecciones locales, el movimiento tendría que recoger firmas en los municipios y departamentos del país en los que vaya a presentar candidatos. Sin embargo, los exministros ya comenzaron a buscar liderazgos jóvenes, aburridos con el oficialismo liberal, y dispuestos a hacer parte de una convergencia política más amplia.

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En plata blanca, eso significa que el nuevo movimiento podría buscar acercamientos con otras fuerzas de centro, como la Alianza Verde, y con otros sectores que comparten la defensa del acuerdo de paz y de las minorías. De hecho, esas fuerzas, entre las que también se encuentran el Polo, Decentes y otros, avanzan en una convergencia, con la cual eventualmente podría dialogar En Marcha. La idea sería elegir candidatos a alcaldías y gobernaciones por medio de encuestas o consultas y compartir listas a asambleas y concejos.

Otro sector político, el de los galanistas, busca armar su propio movimiento con espíritu liberal, pero por fuera del oficialismo. Desde hace meses, Juan Manuel Galán y su hermano Carlos Fernando, ambos senadores en el periodo anterior, buscan recuperar la personería jurídica del Nuevo Liberalismo con el argumento de que el acuerdo de paz les permite renacer legalmente a colectividades exterminadas durante el conflicto armado. El Consejo Nacional Electoral ha dicho que, aunque el caso es claro para la Unión Patriótica, frente al Nuevo Liberalismo el ‘exterminio’ relacionado con el conflicto no resulta tan evidente. Sin embargo, el debate está abierto y no hay decisiones definitivas al respecto.

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Por ahora, la única certeza es que el liberalismo oficial, encabezado por César Gaviria, tendrá nuevos competidores en 2019. Y que entre ellos habrá personas que, mayoritariamente, se aburrieron de estar en sus filas.