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| Foto: Guillermo Torres

ELECCIONES 2018

El día del registrador Galindo que terminó en una pesadilla

En una jornada electoral que se anticipaba tranquila, la falta de tarjetones provocó una tragedia política, decenas de memes y una explosión de críticas en las redes sociales. El funcionario explica qué fue lo que ocurrió.

12 de marzo de 2018

Ni siquiera había amanecido el domingo cuando el Registrador Nacional, Juan Carlos Galindo, ya estaba despachando. Los camiones que contenían cientos de kits electorales salían hacia todos los puestos de votación de la capital. La jornada del funcionario comenzó a las tres de la mañana en la penumbra de la noche, en medio de decenas de funcionarios que organizaban al detalle que no faltara nada en las 97.417 mesas que había dispuesto la entidad. A las siete de la mañana, cuando la mayoría de colombianos apenan despertaban, allí ya se completaba buena parte de la jornada y en los rostros de quienes participaban en la operación se veía la satisfacción del deber cumplido. 

Sin su chaleco de registrador y vestido de paño y corbata, Galindo se dirigió a las ocho de la mañana a la Plaza de Bolívar a dar el tradicional discurso de apertura a los comicios, “este será un proceso transparente y de plenas garantías. Hagámoslo en un entorno de respeto y tolerancia”, fue parte de lo que le dijo a todos los colombianos. Después de abandonar la plaza, se fue a desayunar de muy buen humor. A las 11:00 de la mañana volvió a ponerse su chaleco y retomó labores. Tomó un helicóptero para sobrevolar Bogotá y vigilar la jornada electoral desde el aire. Duró 30 minutos, tiempo suficiente para que en tierra se desatara un problema de proporciones mayúsculas.

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La pesadilla comienza en Medellín

No habían pasado 3 horas de la jornada electoral cuando por las redes comenzaron a circular rumores de que en algunos puestos de votación en Medellín se habían acabado los tarjetones para la consulta presidencial de la derecha, denuncias que replicaron Álvaro Uribe, Iván Duque y los demás candidatos de ‘La Gran Consulta por Colombia’. De acuerdo con el alcalde de la ciudad, Federico Gutiérrez, hacia el mediodía había 33 puestos de votación sin tarjetones entre los que se encontraban la Universidad Eafit y varios colegios INEM. El Registrador se enteró al terminar el sobrevuelo, y desde ahí comenzó su pesadilla.

Si bien desde antes de la jornada de elecciones la Registraduría tenía un plan de contingencia para poner en marcha en caso de que se acabaran los tarjetones y que consistía en tomar de otros puestos la papelería sobrante o fotocopiar los tarjetones, este no lo conocían bien ni los jurados ni la ciudadanía y las autoridades electorales se demoraron en ponerlo en marcha.

De inmediato la confusión se apoderó de los votantes. Nadie sabía qué hacer. Unos decían que se podía llevar una fotocopia del tarjetón, otros creían que esa copia facilitaría un fraude. Al no poder votar en la consulta de Duque, Ramírez y Ordoñez, la gente se desesperó y hubo un momento en que la situación amenazó con volverse un problema de orden público. En un video difundido por las redes, se observaba cómo las personas que asistían al INEM de El Poblado gritaban fraude y empujaban a un funcionario de la Registraduría.

Hacia el mediodía la falta de tarjetones de la consulta de la derecha se había expandido a Bogotá, Bucaramanga, Barranquilla, Armenia y Zipaquirá. Por su parte Gustavo Petro también denunció que en algunas mesas de la capital se habían acabado los tarjetones de la consulta naranja.  

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Poner el pecho

Para calmar los ánimos y poner orden, Galindo aprovechó la rueda de prensa que tenía programada a las 12 del mediodía para explicar ese mal cálculo. Aceptó que se habían acabado los tarjetones de ‘La Gran Consulta por Colombia’ pero que para eso había un plan de contingencia, “esto ya estaba previsto, incluso se habló con los candidatos que participan en la consulta y sus respectivos partidos. Ellos estuvieron de acuerdo que si se acababan los tarjetones se pudiera votar en fotocopias o se cogieran tarjetas de otras mesas o puestos de votación”, dijo. Sin embargo, el plan de contingencia no se efectuó de inmediato, las fotocopias se demoraron en llegar a algunos puestos de votación casi tres horas.

Después de la rueda de prensa se fue con su equipo a una reunión de emergencia que buscaba mitigar lo que estaba sucediendo. Tres horas después salió a dar un parte de tranquilidad al electorado, dijo que “la jornada ya estaba normalizada porque todos los puestos donde se había acabado el tarjetón ya tenían fotocopias.”

Mientras Galindo se encontraba en la reunión con su equipo, Ordoñez se dirigió al Ministerio del Interior a solicitarle al titular de la cartera Guillermo Rivera que alargaran unas dos horas la jornada de las elecciones para que las personas que no habían podido votar en la Gran Consulta lo hicieran. El ministro le dijo que el órgano que tenía la potestad para hacerlo era el Consejo Nacional Electoral.

Al poco tiempo Duque visitó las instalaciones del Ministerio del Interior para pedir garantías. “Le he pedido al señor ministro del interior que le solicite al señor registrador que el instructivo de contingencia sea claro, que el registrador le indique a la ciudadanía con total claridad en qué condiciones se puede votar con una fotocopia, quién la entrega y cómo se certifica su validez. Le he pedido que proceda con celeridad y he tenido una buena respuesta por parte del ministro del Interior”, dijo Duque a los medios de comunicación.

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A los pocos minutos de finalizar los comicios, Galindo volvió a salir a anunciar el cierre oficial de las urnas y el comienzo del escrutinio. También aprovechó para dar un parte de tranquilidad por el tema de los tarjetones. El conteo siguió y a las 7 de la noche el registrador hizo su última aparición, esta vez para ofrecer una rueda de prensa, donde la pregunta que más hicieron los periodistas se refería al tema de los tarjetones. Al final dijo que ya había hablado mucho de eso y no respondió más preguntas al respecto.  Los resultados de Duque y Petro fueron tan abrumadores que el resultado final no quedó en duda, ni el proceso perdió legitimidad como se anticipaba en un comienzo. 

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El día después

Este lunes 12 de marzo, Galindo agendó citas con medios desde las 6 de la mañana y dará una rueda de prensa en la Registraduría. En sus dos primeras apariciones, en las emisoras W y Blu Radio, el Registrador reconoció las fallas que se presentaron, pero minimizó su magnitud. "Fueron problemas puntuales en 26 puntos de los más de 11.000 puestos de votación que instalamos en todo el país. Los resultados del proceso muestran que estuvo bien organizado, salvo la problemática concreta de la que hemos estado hablando", afirmó.

Según Galindo, la crisis de los tarjetones de las consultas fue causada por falta de presupuesto. "Si se hubieran tenido los recursos para imprimir el mismo número de tarjetones del censo electoral, unos 36 millones, la situación habría sido diferente". Pero ante la limitación de recursos, lo que se decidió fue imprimir 15 millones de papeletas para cada consulta y repartirlas equitativamente en las mesas de votación. Esto porque "no teníamos una matriz de distribución que indicara cómo se iba a repartir el electorado", dijo.

El Registrador también insistió en que tanto su entidad como los representantes de los partidos políticos que organizaron las consultas estaban advertidas de que esa situación podía ocurrir. Por eso establecieron un plan de contingencia, aceptado por todos, que contemplaba el traslado de tarjetones de otras mesas, e incluso la impresión de fotocopias para que la gente pudiera marcar sus votos en ellas. "Esto claramente no es lo deseable. Las equivocaciones las debe asumir el Registrador, pero se debe interpretar el contexto y entender que esto ocurrió porque no tuvimos los recursos para dotar a todas las mesas", concluyó.

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Ante las declaraciones de Galindo, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, negó que su cartera no hubiera entregado los recursos suficientes para la organización de la jornada electoral. En declaraciones a los medios citados, Cárdenas afirmó que en enero de este año el gobierno giró los 26.450 millones de pesos que fueron solicitados por la Registraduría, que es la única que tiene competencia en la distribución de los recursos y del material. "Se usaron 9 de los 30 millones de tarjetones que se imprimeron y no se sabe dónde están los que sobraron. Es lamentable que quieran responsabilizar al gobierno por lo que ocurrió", dijo Cárdenas.