En la noche de este lunes, 27 de marzo, se registran fuertes disturbios en Soacha, Cundinamarca, tras la decisión de la Alcaldía del municipio de ordenar el cierre de una tradicional plaza de mercado por motivos de salubridad.
El alcalde de Soacha, Juan Carlos Saldarriaga, señaló que las condiciones de salubridad de la plaza ponían en riesgo a las personas que compraban.
“Es un proceso de ley (...), las condiciones de salubridad son precarias y ponen en riesgo a los que compran productos aquí”, señaló el mandatario local, quien también manifestó que comerciantes de lugar llevan años sin pagar arriendo al municipio y que antes del cierre de la plaza se inició un proceso de concertación con ellos para reubicarlos, sin embargo, no se llegó a ningún acuerdo.
Ante la decisión, comerciantes del lugar rechazaron la decisión de la Alcaldía y, desde tempranas horas, comenzaron la protesta con los bloqueos que se extendieron hasta la noche.
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Por vencimiento de términos quedó libre el “hombre del buzo negro” implicado en el asesinato del capitán Solano, en Soacha
Fabián Danilo Barona Rojas, procesado por el vil ataque que le ocasionó la muerte al capitán de la Policía Jesús Alberto Solano, quedó en libertad este martes luego de que un juez de control de garantías de Soacha (Cundinamarca) determinara que se presentó un vencimiento de términos, algo que venían advirtiendo sus familiares.
En la audiencia se señaló que ya se superaron los 240 días que establece la ley para el inicio del juicio, tras la radicación del escrito de acusación de parte de la Fiscalía General. Barona Rojas, quien fue capturado el primero de octubre de 2021, fue señalado de haberle propinado varias puñaladas al capitán Solano.
En la imputación de cargos se señaló que Barona era el hombre del buzo negro con letras blancas que fue registrado por los videos de las cámaras de seguridad atacando en repetidas oportunidades al policía.
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Este mismo buzo fue hallado en el operativo contra el joven en su residencia en el municipio de Soacha (Cundinamarca). El informe de biología forense realizado por Medicina Legal determinó que la prenda tenía rastros de sangre del capitán Solano. Esta fue la prueba clave para vincular a Barona con los delitos de homicidio agravado, porte ilegal de armas y hurto calificado y agravado.
Tras la pregunta del juez tercero con función de control de garantías el joven se declaró inocente de los hechos investigados. El pasado 9 de febrero quedó en libertad, también por vencimiento de términos, Juan Sebastián Vélez.
El crimen del capitán Solano
La Fiscalía General sostiene que cuatro personas intentaban hurtar un cajero electrónico en un establecimiento comercial en el municipio de Soacha, Autopista Sur con calle 22. Sin embargo, el capitán –quien fungía como jefe de la Sijín en Soacha– se percató de la situación e intentó detenerlos. De acuerdo con los elementos de prueba, el oficial documentaba con su celular los desmanes y grababa la manera como manifestantes intentaban destruir un cajero automático de una entidad bancaria en Soacha. Sin embargo, ante la violenta reacción de la multitud, corrió para ponerse a salvo.
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En medio de los actos de violencia, el capitán Solano se percató del intento de robo, por lo que se enfrentó a ellos para detenerlos. En la confrontación, Solano recibió cinco puñaladas por parte de los sujetos que arremetieron contra su integridad. El material probatorio da cuenta de cómo el uniformado fue perseguido por cerca de 20 personas, entre ellas Juan Sebastián Vélez, lo alcanzaron, golpearon y atacaron con piedras y armas cortopunzantes. Adicionalmente, fue despojado de sus pertenencias, entre ellas su arma de dotación, el carné policial y el radio de comunicaciones.
Sin embargo, el momento más difícil ocurrió cuando los delincuentes notaron que tenía un chaleco antibalas. Inmediatamente reaccionaron alegando que era un infiltrado. “Es un infiltrado, infiltrado, tiene un chaleco y es Policía. Lo van a dejar morir sus propios socios”, gritaban en medio de los desmanes y los restos de rocas. Agonizando en el suelo, Solano tuvo que vivir más humillaciones, pues algunos de los manifestantes que cruzaban le gritaban a su paso “infiltrado” y toda suerte de insultos. Un grupo de personas trasladaron inmediatamente al capitán Solano al centro médico más cercano, pero el 30 de abril, pese a los intentos de los galenos, falleció.