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Monseñor Hugo Alberto Torres Marín, obispo de la diócesis de Apartadó.
Monseñor Hugo Alberto Torres Marín, obispo de la diócesis de Apartadó, Antioquia. | Foto: Diócesis de Apartadó.

Antioquia

Diócesis de Apartadó hizo un duro reclamo al Estado por “ligereza en decisiones” tras paro armado

Mientras que la Iglesia propuso abrir un diálogo de paz entre el Clan del Golfo y el ELN, el Gobierno nacional rechazó la solicitud.

8 de mayo de 2022

El paro armado que asumió el Clan del Golfo tras la extradición de alias Otoniel ya cumple cuatro días. La subregión del Urabá antioqueño ha sido una de las más afectadas del país por cuenta de las acciones terroristas. Ante la vulneración de los derechos humanos, la diócesis de Apartadó cuestionó al Estado e instó a los ilegales a cesar las violaciones.

A través de un comunicado firmado por monseñor Hugo Alberto Torres, la Iglesia católica criticó el procedimiento que las autoridades le han dado al conflicto. En primer lugar, puso en tela de juicio la prontitud en que se toman las determinaciones sin evaluar los impactos que podrían tener en las poblaciones.

“Reconocemos la ligereza del Estado en las decisiones ante situaciones que terminan poniendo en riesgo a las comunidades. Los más afectados son las personas de a pie que nada tienen que ver con las decisiones de quienes ostentan el poder”, señaló el obispo.

Paso seguido, enumeró cada una de las dificultades que actualmente viven los 11 municipios del Urabá por el accionar delictivo de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC).

Muchas personas están sin alimentos, sin gas domiciliario; tienen dificultad para acudir a los servicios de salud; están coartados los derechos a la libre movilidad, al trabajo, al culto y al encuentro”, detalló monseñor Torres.

A raíz de las circunstancias, les solicitó a los delincuentes levantar el paro armado para que “den una muestra real de buena voluntad y de su deseo de contribuir a los cambios que exige Colombia”.

En otro pronunciamiento que fue emitido junto a otras diócesis, el pedido fue más allá al proponer una negociación entre la institucionalidad y los actores ilegales a razón del control territorial y social que tienen en varias regiones del país. Principalmente, que involucre al Clan del Golfo y al ELN.

Sin embargo, en respuesta al comunicado, el ministro de Defensa, Diego Molano, descartó esa posibilidad: “Con el terrorismo y con el crimen no se dialoga, se le somete y se le lleva a la justicia”.

El fuerte llamado de atención de la Iglesia católica a los candidatos presidenciales

A pesar de que la Iglesia católica se ha cuidado de no participar en la política electoral, está claro que para quien llegue a la Casa de Nariño el próximo 7 de agosto resulta fundamental tener la ‘bendición’ de esta institución, no solo porque aún son mayoría los colombianos que siguen los postulados del catolicismo, sino porque ella tiene un rol protagónico en la construcción del orden social de Colombia, así como en la discusión sobre temas centrales del país, la política de paz y las libertades sociales.

Prueba de ello fueron las audiencias que sostuvieron algunos candidatos presidenciales con el papa Francisco. Además, todos los candidatos presidenciales, por separado, se reunieron con los obispos de la Iglesia católica para revisar el panorama nacional y analizar distintos temas que le preocupan a la Conferencia Episcopal.

Al término de esas reuniones, monseñor Héctor Fabio Henao, delegado de la Conferencia Episcopal Colombiana para las relaciones Iglesia-Estado, entregó un balance de los encuentros con los ocho candidatos presidenciales y les lanzó una propuesta para concretar un pacto contra la violencia en la campaña política y un diálogo social. “La campaña política tiene que excluir toda forma del lenguaje de odio, discriminatorio, de calificativos que reducen a las personas y que aniquilan las ideas de otro, de discursos que generan odios y racismo”, dijo el vocero de la Conferencia Episcopal.

Para monseñor Henao es clave que haya garantías de seguridad para todos los candidatos presidenciales con la finalidad de fortalecer la democracia en el país y la pluralidad para que los ciudadanos puedan elegir libremente al próximo presidente de Colombia. “Deben (los candidatos) trabajar decididamente en prescribir el lenguaje de odio en las campañas y cualquier forma de agresión a través de redes sociales y de cualquier otro medio, y escuchen las voces de otras propuestas políticas de manera respetuosa”.

Para la Iglesia es fundamental que en Colombia exista el diálogo social, ya que, a su juicio, la actual campaña presidencial es una de las más violentas que se registra en los últimos 12 años. “Se han presentado más de 590 agresiones de las cuales el 41 %, según la MOE, se dirigen hacia liderazgos políticos”.

Agregó que “la vida de los líderes sociales y de los líderes políticos tiene que ser una prioridad en el país, porque la democracia se basa en el ejercicio de múltiples liderazgos en el marco de pluralidad y diversidad de la sociedad, y las amenazas que hemos vivido tienden a afectar ese ejercicio democrático”.

Los candidatos presidenciales le hablaron a niños en Colombia.
Los candidatos presidenciales les hablaron a niños en Colombia. | Foto: NiñezYa

En los encuentros con los aspirantes presidenciales quedó claro que, sin importar quien gane en las elecciones, “la transición de este gobierno al próximo debe ser pacífica, de la manera más democrática posible, porque está de por medio justamente la legitimidad de las instituciones y del Estado”.

En las reuniones de la Iglesia con los candidatos se revisaron los temas de violencia, migración venezolana, desplazamiento, seguridad de líderes sociales y el confinamiento de comunidades en varias regiones del país.

Como detalle, a cada candidato se le entregó una Biblia y una encíclica Fratelli tutti, una comunicación en la que el papa Francisco hace una profunda reflexión sobre la política en el mundo.

Entre las preocupaciones de la Iglesia frente al contexto nacional, según le dijo recientemente monseñor Rueda a SEMANA, está la “polarización del país, porque en este tiempo electoral históricamente se ha incrementado la violencia en Colombia (...) Tenemos que salir de los caminos de la violencia para imaginar un país diferente, con paz, equidad y oportunidades de progreso para todos. Los cambios traen temores, pero también esperanzas que estamos obligados a cuidar”.

Finalmente, monseñor Henao criticó el paro armado que se está presentando en el país e hizo un llamado a los actores armados para que pregonen “el respeto por la vida humana”.