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    En el Congreso se ha vuelto costumbre que se tengan que levantar las sesiones por el ausentismo de algunos de los parlamentarios.
Plenaria de la Cámara de Representantes, por donde pasó la reforma política, este martes. | Foto: guillermo torres-semana

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¿Fracasará la reforma política? Peleas en la coalición del Gobierno Petro prenden las alarmas

Aunque la iniciativa fue aprobada este martes en la Cámara, en su trámite quedaron varias dudas que podrían significar su fracaso en la segunda vuelta.

14 de diciembre de 2022

Con una votación apretada y más dudas que certezas, el proyecto de acto legislativo de reforma política superó este martes su cuarto de ocho debates en la plenaria de la Cámara de Representantes, de donde salió con una profunda herida que será muy difícil de curar para el resto de su trámite en el Congreso.

La iniciativa solamente está pendiente de la conciliación de los textos aprobados en Senado y Cámara para terminar su primera vuelta -lo que debe cumplirse esta semana- y la segunda vuelta deberá transitarla entre el 16 de marzo y el 20 de junio del próximo año. Es decir, cuatro debates más.

SEMANA habló con varios congresistas de diferentes partidos políticos -incluidos senadores y representantes- y hay dos conclusiones básicas: la primera, que la reforma política no pasará el examen del Congreso el próximo año; y la segunda, que el proyecto de enmienda constitucional desnudó varias enemistades que hay en la coalición de gobierno, especialmente en el Partido Alianza Verde.

Para varios legisladores, la reforma política está condenada al fracaso. Un representante a la Cámara le dijo a esta revista que la prueba más grande de esto son las votaciones tan apretadas que hubo en el debate de este martes en el pleno de esa corporación.

Temas como las listas cerradas y la financiación totalmente estatal de las campañas políticas no terminan de convencer a varios sectores en el Capitolio, los cuales tienen sus procesos de elección adecuados a las listas abiertas y a la posibilidad de recibir dinero de privados.

En las listas abiertas, las cuales utilizan la mayoría de los partidos políticos hoy en día, cada candidato tiene su propio número y la competencia es, incluso, entre los aspirantes de una misma colectividad. En las listas cerradas, en cambio, habría un solo cabeza de lista y se votaría por la organización política, no por cada candidato.

Si se aprueban las listas cerradas en la reforma política, los candidatos tendrían que someterse al lugar que les sea asignado en la plancha y “rezar” para que los votos del partido alcancen para entrar en el Congreso, el Concejo o la Asamblea Departamental por la que esté compitiendo.

Y en cuanto a la financiación de las campañas totalmente estatal, los candidatos no podrían recibir dineros de privados, entre los cuales hay varios contratistas interesados en obras en las regiones de los aspirantes y que, en algunos casos, les ponen plata en sus campañas electorales.

Este último artículo fue modificado en el paso de la reforma política por el Senado y, para varios congresistas, podría ser tumbado del todo en la segunda vuelta, con lo que el proyecto de acto legislativo perdería una de sus principales esencias. Y si las listas cerradas tampoco superan el examen del Congreso el próximo año, el proyecto de acto legislativo estaría condenado al fracaso.

¿División en Alianza Verde?

A la resistencia a estas dos propuestas se suma otro hecho político con el que el Gobierno no contaba para el debate de este martes en la Cámara de Representantes: la división que parece haber en el partido Alianza Verde y las enemistades en la coalición oficial.

Varios congresistas consultados por esta revista afirmaron que los verdes se opusieron prácticamente a todas las propuestas oficiales: a las listas cerradas, a bajar la edad para ser congresistas hasta los 18 años, a que se elevara el porcentaje para que las fuerzas políticas puedan hacer coaliciones y a la posibilidad de que los congresistas puedan renunciar a ser ministros.

En cuanto a las coaliciones y los partidos minoritarios, el pronunciamiento más fuerte, sin duda, corrió por cuenta de la representante a la Cámara y presidenta de la Comisión Tercera, Katherine Miranda: “Se le digo al país, al presidente Gustavo Petro y a los colombianos que tengo dolor, vergüenza y una profunda decepción. Yo hice parte de la jefatura de debate de la campaña de Gustavo Petro, yo ayudé a que fuera electo y me duele profundamente que en este Gobierno, con el aval de ustedes, estén acabando con las minorías. Lamentablemente tengo que decirle al país que esto no es el cambio”.

Estas palabras se dieron porque, según lo aprobado, se elevó el porcentaje para que las fuerzas políticas puedan hacer coaliciones, con lo cual se podrían favorecer partidos políticos grandes y quedarían en desventaja las colectividades pequeñas.

Esta posición crítica -y la de Catherine Juvinao, colega y copartidaria de Miranda- cobra fuerza tomando en cuenta la influencia de estas dos congresistas en redes sociales, en las cuales cuentan con un apoyo innegable de gran parte de la opinión pública.

Y acerca de la propuesta para que los congresistas puedan renunciar y ser ministros del despacho, que se aprobó en la reforma política, el rechazo de los ‘verdes’ tendría otras razones. Para varios legisladores consultados, la tesis de diferentes sectores de la Alianza Verde es que sus mismos compañeros de la coalición de gobierno podrían terminar en el Ejecutivo cometiendo supuestamente actos de corrupción a favor del Gobierno para sacar adelante las iniciativas.

En este caso la pregunta es quiénes de los congresistas de la coalición de gobierno serían llamados por Petro para que lo acompañen en su gobierno, en caso de que la reforma política se apruebe y que este artículo quede consignado en ella.

A estas posiciones en la Alianza Verde se suma la división que se percibe en el partido, en el cual habría dos sectores: uno guiado por uno de sus codirectores, Carlos Ramón González, y que sería totalmente fiel al gobierno de Petro; y otro más inclinado a sectores cercanos a la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y que apoyaría algunas políticas del jefe de Estado y se opondría a otras. El tema es que, al parecer, ninguna de estas dos facciones comulgaría del todo con Miranda, quien, por lo visto, este martes se estaría volviendo crítica del mandatario.

En este sentido, algunos congresistas comentaron que el Pacto Histórico no solamente tiene que enfrentarse a la oposición y a varios independientes en el Congreso, sino también a los sectores de la coalición de gobierno que están comenzando a cuestionar temas como, por ejemplo, la reforma política. Y en el futuro podrían ser más.

Ante este panorama, según lo dijeron varios legisladores a SEMANA, el ministro del Interior, Alfonso Prada, se molestó duramente con algunos sectores de la coalición de gobierno y fue cuando tomó la palabra, en la sesión del martes, y les hizo un fuerte llamado de atención para que demostraran si en realidad estaban o no con Petro.

Un senador le dijo a SEMANA que el rechazo a ciertos temas en sectores de partidos como el Conservador, el Liberal y La U sí podría atribuirse a temas netamente burocráticos, pero que entre varios congresistas de Alianza Verde sí podría haber convicciones en contra de la manera de manejar ciertos asuntos por el presidente Petro.

Por el momento, la conciliación de los textos aprobados en Senado y Cámara de la reforma política se está realizando desde las 7:00 a. m. de este miércoles. Los conciliadores son los senadores Ariel Ávila (Coalición Centro Esperanza-Alianza Verde) y Fabio Amín (Partido Liberal). Y los representantes a la Cámara Heráclito Landínez (Pacto Histórico) y Luis Eduardo Díaz (Partido Conservador).

Una de las ideas que se está abriendo paso para salvar la reforma es realizar una reunión de los partidos de la coalición de gobierno previo a que comience su trámite el próximo año. Sin embargo, en el Congreso son más los que apuestan por su fracaso que por su salvación.