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Paloma Valencia
La senadora uribista y opositora Paloma Valencia, quien criticó duramente la posibilidad de que se negocie con el disidente Iván Márquez. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO

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Iván Márquez “no es un rebelde político, es un terrorista, narcotraficante y mentiroso”, la dura queja de la senadora uribista Paloma Valencia

La congresista por el Centro Democrático le dijo a SEMANA que el guerrillero disidente de las Farc se burló del país y se fue a delinquir, y que el mensaje del gobierno del presidente Gustavo Petro, con la posibilidad de una segunda oportunidad, es “peligroso”.

6 de noviembre de 2022

SEMANA (S.): ¿Qué impresión le quedó de que un disidente como Iván Márquez tenga la posibilidad de hacer una negociación con el Estado?

P.V.: Iván Márquez fue el jefe negociador, por parte de las Farc, de los acuerdos de La Habana. Firmó y recibió una curul como senador de la República y después de eso, cuando se supo que andaba delinquiendo, pese a haber firmado los acuerdos, se fue, pero no se fue a escribir un libro ni a meditar, sino a asesinar colombianos formando una disidencia que es la primera asesina de líderes sociales y desmovilizados en el país y además responsable de muchas acciones terroristas. Me parece inadmisible que una persona que se burla de los colombianos y que además opta por seguir delinquiendo, ahora vuelva a tener derecho a una segunda oportunidad.

S.: ¿Qué mensaje cree que se envían el Gobierno nacional y las fuerzas políticas aliadas al país con esta decisión?

P.V.: El gobierno Petro tiene una obsesión por las segundas y terceras oportunidades y eso estaría muy bien si Colombia tuviera recursos infinitos, pero en un país en el que la mayoría de la gente no ha tenido ni siquiera la primera oportunidad, uno no entiende por qué ese favoritismo y esa obsesión con los criminales. El mensaje con el tema de Iván Márquez es sumamente peligroso, porque cuando anuncian negociaciones con todas las estructuras criminales que componen la delincuencia de este país, están diciéndoles al mismo tiempo que puede incumplir los acuerdos y vendrán segundas, terceras e infinitas oportunidades.

S: En su opinión, ¿Iván Márquez puede considerarse como un “rebelde político”?

P.V.: Él no es un rebelde político, es un terrorista, narcotraficante y mentiroso. Nadie puede seguir diciendo que en una democracia, como ha sido Colombia, donde los colombianos han elegido sus presidentes, hay cabida para el delito político. Cuando no había ganado la izquierda armada de este país decían que la democracia no los dejaba ganar, pero este sistema que ellos atacaron es el misma que hoy eligió a Gustavo Petro.

S.: Desde el punto de vista jurídico, ¿cuál considera que debería ser el tratamiento para un disidente que ha vuelto a delinquir como Iván Márquez?

P.V.: En mi opinión no debería tener ninguna posibilidad de nuevas negociaciones ni beneficios. Dentro de los artículos nuevos que presenté en la ley de orden público hay uno pidiendo que quien incumpla los acuerdos con el Gobierno se le reactivarán todas las órdenes de captura y los procesos que tengan y que la sanción serán duplicar los castigos vigentes, además de restringir de manera permanente cualquier nuevo beneficio jurídico.

S.: Hay quienes justifican la salida de Márquez del proceso de paz con la teoría del supuesto “entrampamiento” que se les habría intentado hacer a él y a Jesús Santrich. ¿Qué tan válido cree que sería este argumento?

P.V.: No hubo entrampamiento, sino delitos por parte de quienes ya eran delincuentes. Uno no puede creerles más a los terroristas que han asesinado colombianos, han estado dedicados a la coca, se han envuelto en las hojas del manifiesto de (Carlos) Marx para esconder sus delitos, que a la institucionalidad colombiana, entre otras cosas porque ahí estaba la justicia estadounidense de por medio, que, por si a alguien le quedaba alguna duda, es una de las más robustas del mundo.

S.: ¿A qué atribuye que los sectores oficiales insistan en decisiones como negociar con disidentes como Iván Márquez?

P.V.: Creo que lo que hay en Colombia es una tendencia nefasta a un sectarismo político de la izquierda que es preocupante. Exculpan a los delincuentes inventándose pretextos, como hoy exculpan a los dictadores que están acusados por la ONU de crímenes de lesa humanidad y del desplazamiento masivo de venezolanos. Creo que es bastante similar con los que consideran amigos de su causa política.

Ivan Marquez
Antes de rearmarse, el disidente Iván Márquez fue jefe del equipo negociador de las Farc en La Habana. Foto Guillermo Torres revista Semana | Foto: JUAN CARLOS SIERRA

S.: ¿Qué lectura internacional cree que tenga la posibilidad de que alguien que abandonó un proceso de paz, acompañado por la comunidad mundial, pueda renegociar con el Estado?

P.V.: Creo que para cualquier país en el que el sectarismo no nuble los ojos es evidente que cuando se le da una oportunidad a un terrorista, narcotraficante y asesino y este incumple, el Estado no debe seguir cediendo. Es un mal precedente decirles a los criminales que por serlo se les dan beneficios, pero doblemente mal mensaje decirles a los que se burlan del Estado, que las oportunidades son infinitas, porque entonces es una invitación a todos los demás grupos ilegales a seguir delinquiendo, incumplir y seguir negociando.

S.: ¿Hacia dónde cree que vaya la paz total que está impulsando el gobierno de Petro?

P.V.: Creo que no va a llegar a ningún lado. Primero nos ofrecieron la paz, ahora hablan de la paz total; después hablarán de la paz total y completa, y después de la paz infinita. Aquí el problema es el narcotráfico y los negocios ilegales. Este no es un problema político, sino de recursos gigantescos en manos de sociópatas que se enriquecen y utilizan esa riqueza para mantener los negocios ilegales ejerciendo violencia sobre las comunidades más pobres de Colombia. Mientras este gobierno no decida qué hacer ahora con el problema del narcotráfico, aquí no habrá una solución. Ellos están utilizando el discurso de la legalización, que puede sonar muy bonito, pero no resuelve nada en el corto plazo, para no tomar decisiones en la acción que hay que tener frente al narcotráfico. Colombia, en pocos meses, estará flotando en narcotráfico, y la violencia, así dialoguen con todos los criminales, se va a reproducir infinitamente.