Cultura
Oración para pedirle a Dios que escudriñe y sane las heridas del corazón
Ideal para quienes están afrontando una ruptura amorosa o el fin del matrimonio.
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Una oración basta para sanar, en especial cuando se hace con fe, de ahí que muchos acudan a Dios cuando se sienten heridos y no hay nada que los consuele. Es tanto el poder del Señor que tiene la capacidad de escudriñar lo más profundo de los corazones y brindar el alivio deseado, incluso en las rupturas amorosas.
Quien esté mal por cuenta del final de un matrimonio, por ejemplo, puede pedir a Dios la ayuda para tener calma, para reencontrarse, para continuar su camino solo. Incluso puede prender una vela, como ofrenda al Señor ante una petición y muestra de su devoción.

Ahora, si la tristeza es tanta que no sabe cómo empezar la oración y la manera en que debe expresarse en su comunicación con Dios, lo mejor es comenzar con un Padre Nuestro y seguir con la siguiente plegaria, sugerida por el portal Soy Segundo.
Oración para pedirle a Dios aliviar un corazón roto
“Mi amado Señor, vengo delante de tu presencia con el corazón destrozado. Mi vida está hecha pedazos, no sé cómo llegué a esta desesperación y dolor.

Quise ser fuerte, quise creer que todo estaba bien, quise pensar que iba a alcanzar la paz, pero no he podido. Me siento hundido en un vacío llamado depresión; la angustia y la amargura se han apoderado de mi vida.
Me ha causado mucho dolor esta separación, he creído que no puedo levantarme. Por eso, corro a ti, porque tú eres un Dios sanador, tú eres quien puedes aliviar las aflicciones de mi corazón.
Mi corazón está afligido, pero recurro a tu santo nombre; porque sé que en la cruz del calvario llevaste todas nuestras dolencias y nuestras heridas.

Vengo a ti como un Dios sanador, un Dios que me sostiene, me restaura, me vivifica y me muestra el camino que debo seguir.
Tengo la plena seguridad y fe que me levantarás, me harás caminar nuevamente por tu presencia y me permitirás ver tu propósito en mí. El dolor, la angustia y la desesperación sale de mi corazón.
Así lo declaro, ¡Amén!”.


