Tasas
Advierten aumento en las tasas de interés del Banco de la República. ¿Hasta qué niveles llegarían? Estas son las razones
Según un informe del área de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, los aumentos serían de 25 puntos básicos en enero, marzo y abril, intentando maniobrar la volatilidad por la incertidumbre electoral. Sin embargo, no se descarta que una nueva tendencia alcista se dé a partir de diciembre de 2025.
Siga las noticias económicas en Discover para mantenerse al día

Primero fue Mauricio Villamizar, codirector del Banco de la República, quien hace un par de meses advirtió que “subir tasas está sobre la mesa, aunque aún no es el escenario base”. Después, en las minutas de la reunión de la Junta Directiva del banco a finales de octubre, la posición de los cuatro miembros de este órgano que votaron por mantener las tasas en 9,25 %, fue: “Se podrían considerar aumentos futuros de la tasa de interés si se materializan algunos riesgos inflacionarios que, aunque no hacen parte del escenario central, tampoco deben subestimarse”.
La incertidumbre se ha manifestado porque con el dato de inflación de octubre, que llegó a más de 5,5 %, se evidencian presiones al alza a los precios. “El incremento de la inflación total en los últimos tres meses y la inflexibilidad de la inflación básica sin alimentos ni regulados revelan síntomas inquietantes de indexación de precios. Esta situación podría acentuarse en 2026 si el incremento del salario mínimo resulta tan elevado como lo ha insinuado el Gobierno, lo cual se conjugaría con la propia inercia inflacionaria que se deriva de una inflación alta al finalizar 2025”, advirtieron las minutas del Emisor.

A esta situación se suma el fortalecimiento de la demanda interna impulsado por el incremento del gasto público y la ampliación del déficit fiscal, además del aumento de las remesas de los trabajadores y los elevados precios del café. Frente a este hecho, la respuesta de la producción interna ha sido insuficiente para atender la mayor demanda, por ello se registra un aumento de las importaciones, que han generado un desequilibrio externo que se ha venido acrecentando, lo cual podría aumentar la prima de riesgo y revertir la revaluación de la tasa de cambio.

Como advierte un análisis del área de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, la mayor vulnerabilidad del país también se ha soportado en el deterioro de la posición fiscal, con un déficit primario que alcanzaría máximos desde la crisis de los noventa y la pandemia. “Lo anterior implica un gasto púbico que ha reforzado la presión sobre la demanda, beneficiando el crecimiento en el corto plazo, pero generando riesgos de insostenibilidad en el tiempo”, agrega.
Ante este panorama, ya los analistas anticipan lo que podría venir en materia de tasas de interés. Precisamente, el Banco de Bogotá, en su informe, advierte la posibilidad de incrementos y prevé aumentos en la tasa de 25 puntos básicos en enero, marzo y abril para finalizar 2026 en 10 %.
Ratifica el análisis que uno de los factores clave en el deterioro de las expectativas de inflación se ha soportado en los temores de aumento desbordado del salario mínimo para 2026. Explica esta institución financiera que mientras el equipo técnico del Banco de la República, en su Informe de Política Monetaria, reveló su expectativa de aumento del salario mínimo equivalente a la inflación observada más la productividad, que sería consistente con un aumento entre 6 % y 8 %, el ministro del Interior, Armando Benedetti, y el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, declararon que el ajuste sería de doble dígito. “De darse, las presiones inflacionarias serían más apremiantes”, añade el informe.

Además, las cifras de PIB encendieron las alarmas de posibles presiones inflacionarias y vulnerabilidad externa derivadas de un alto avance de la demanda interna. Mientras la economía como un todo creció 3,6 %, la demanda interna aumentó más de 5 %, impulsada por el alto gasto de los hogares, pero también por el gasto público que avanzó 14,2 % anual. “El auge de la demanda ha superado la capacidad productiva del país, impulsando las importaciones, en especial las de consumo, generando un deterioro del balance externo. Lo anterior estaría impulsando la inflación, con ejemplos como la inflación de bienes que sube a pesar del debilitamiento del dólar o algunos rubros de servicios que no ceden pese a la menor base de indexación”, explica el informe del Banco de Bogotá.
La mayor vulnerabilidad del país también se ha soportado en el deterioro de la posición fiscal. En particular, según cálculos del Banco de Bogotá, Colombia marcaría el déficit primario más alto de su historia desde la crisis de los noventa y la pandemia en 2025, superando incluso los registros de los pares de la región. “Así, las operaciones de Crédito Público solo le dieron caja a la Nación para elevar su gasto, impulsando la demanda interna. Lo anterior implica un gasto púbico que ha reforzado la presión sobre la demanda, beneficiando el crecimiento en el corto plazo, pero generando riesgos de insostenibilidad en el tiempo”, asegura el análisis.

Adicionalmente, el hecho que con una tasa de 9,25 % la demanda interna siga boyante, sugiere que la postura monetaria del Banco de la República no está teniendo el mismo impacto de antes, “señalando que la tasa de interés neutral es más alta a la estimada y, por tanto, se requiere de una postura algo más restrictiva”.
Y agrega el estudio del área de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá: “Conscientes de esta situación, los operadores de mercado han aumentado sus proyecciones de tasa del Banco de la República donde la curva swap IBR espera una tasa de 10,50 % dentro de un año. Acorde a esta expectativa, la tasa de las subastas de TES de corto plazo (TCO) ha cortado encima de 10 %, consistente con un ascenso en las previsiones de tasa del Banco de la República. De hecho, los cuatro codirectores que venían votando por estabilidad, del total de siete miembros de la Junta -Mauricio Villamizar, Bibiana Taboada, Leonardo Villar y Olga Lucía. Acosta- han manifestado en las últimas semanas la posibilidad de incrementar la tasa de referencia para corregir los desbalances macroeconómicos: alta inflación y expectativas, potenciales excesos de demanda, desbalance externo”.
En este contexto, si bien el Banco de la República podría iniciar su ciclo alcista de tasas en diciembre, “enero sería el mes indicado, ya que para esa reunión el Emisor tendrá información plena sobre el ajuste del salario mínimo y su impacto inicial en las expectativas de inflación. Los aumentos serían de 25 puntos básicos en enero, marzo y abril, intentando maniobrar la volatilidad por la incertidumbre electoral”.
Así, desde mayo, agrega el informe, las decisiones serían de estabilidad a la espera de buenos datos en inflación o señales de una política fiscal menos expansiva. “En esto último, el desenlace de las elecciones será decisivo en la medida que la fase de recortes en tasa del Banco de la República solo será posible si el nuevo Gobierno es disciplinado fiscalmente, lo que permitiría contener las presiones de demanda y consigo la inflación”.



