Home

Gente

Artículo

Jean-Claude Van Damme frente a una de las tantas estatuas que han hecho en su honor. Ahora se dedica a participar en comedias.

PERSONAJE

El regreso triunfal de Jean-Claude Van Damme

El actor belga, que ha protagonizado algunas de las películas de acción más reconocidas de los años noventa, había tenido un declive en su carrera, pero ahora ha regresado gracias a las plataformas de ‘streaming’.

1 de noviembre de 2020

En los años ochenta y noventa, Jean-Claude Van Damme brilló como una de las estrellas más grandes de Hollywood. No en vano protagonizó clásicos como Contacto sangriento (1988), Kickboxer (1989) o Soldado universal (1992), que aún transmiten en los canales de televisión de todo el mundo, y muchos lo reconocen como uno de los cuatro exponentes más grandes del cine de acción junto con Chuck Norris, Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone.

El actor, nacido en Bélgica en 1960, siempre soñó con llegar a Hollywood. Cuando era pequeño, y como suele suceder con las personas que se dedican obsesivamente a fortalecer su cuerpo, era un muchacho desgarbado y sin fuerzas, del que su papá solía burlarse. Pero entró a clases de karate y su vida cambió. Tanto, que cuando cumplió la mayoría de edad ya tenía su propio gimnasio, llamado California Gym.

El nombre no era coincidencia. El diario El País de Madrid recuerda que en esa época ya estaba obsesionado con llegar a los Estados Unidos. “En Bruselas siempre llovía y el cielo era gris y deprimente, por lo que a mí me gustaba ir al cine, donde el cielo siempre estaba lleno de luz y había colores brillantes”. Por eso cuando cumplió 22 años empacó sus maletas y con solo 3.000 dólares en el bolsillo viajó hasta Los Ángeles, decidido a convertirse en una estrella.

No la tuvo fácil: debió trabajar como repartidor de pizzas, conductor de limosinas e instructor de ejercicios, mientras se presentaba a audiciones y trataba de encontrarse a los ejecutivos de Hollywood para mostrarles su portafolio. Alcanzó a trabajar como extra y actor secundario en algunos proyectos, hasta que un día abordó a Menahem Golam, el hombre que había convertido a Chuck Norris en una estrella, y con una de sus famosas patadas voladoras lo convenció de darle una oportunidad. Lo pusieron a protagonizar Contacto sangriento, una película de la que nadie esperaba nada y que terminó convirtiéndose en un éxito y que recaudo 30 veces su presupuesto. Así comenzó una leyenda que se alargó por una década.

Con la llegada del nuevo milenio, sin embargo, el actor belga vivió una especie de declive con películas que resultaron un fracaso en la taquilla, un costoso divorcio y su adicción a la cocaína, por la que terminó en rehabilitación y diagnosticado con un trastorno bipolar. Esta había comenzado justo cuando estaba en la cima y se dejó desbordar por la fama. En esa época se perdía durante los rodajes de sus películas, que tenían lugar en sitios exóticos como Hong Kong, y aparecía de fiesta, drogado y borracho, o metido con mujeres de todo tipo. Y sus parejas lo acusaban de violencia intrafamiliar. En Hollywood lo pusieron en una lista negra.

Fotograma de la película 'Kickboxer', protagonizada por Jean-Claude Van Damme. Esta escena, en la que su personaje baila, se terminó convirtiendo en un meme. | Foto: Archivo SEMANA

Así duro por mucho tiempo, grabando películas que pasaban sin pena ni gloria. En medio de esa época de vacas flacas, sin embargo, filmó JCVD, una película francesa de 2008 en la que se interpretaba a sí mismo como una estrella de acción en declive y a la que nadie contrata, que termina metida en un robo. Uno que otro crítico aplaudió su papel, en el que hace un monólogo inolvidable sobre ser una estrella en decadencia, pero las cosas siguieron iguales. Ese rol, sin embargo, terminó marcando el que ha sido su regreso al primer plano.

Y es que desde hace unos años, Van Damme se ha reencauchado en un rol que sonaba imposible en los años noventa: el de comediante que se burla de los típicos héroes musculosos de acción, como él. También ha apelado a la nostalgia, como hace Chuck Norris, y ha aparecido en comerciales de televisión y en programas de entrevistas, recreando el famoso baile que hizo famoso en Kickboxer y que se convirtió en uno de los memes más compartidos por las nuevas generaciones.

La estrategia ha dado buenos resultados. En 2017, de hecho, protagonizó la miniserie Jean-Claude Van Johnson en Amazon Prime, en la que volvía a interpretarse a sí mismo. En este caso la historia era mucho más enredada: Van Damme en realidad era un espía secreto que había aceptado sus roles en el cine para camuflarse en las misiones. El programa solo tuvo una pequeña temporada, pero fue bien reseñado por los críticos y por el público.

Y ahora, para redondear su regreso triunfal en la era del streaming, Netflix acaba de ficharlo para nuevos proyectos debido al éxito de sus clásicos en las plataformas. Por ahora se sabe que protagonizará una película llamada El último mercenario, en la que la plataforma explotará todos los elementos que hacen de Van Damme un clásico: sus patadas voladoras, su forma coreográfica de pelear y su imagen de macho irredento. No hay duda de que el belga está de regreso.