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Katerina y María son hijas de Putin con su exesposa, Liudmila, de quien se separó en 2013. Se cree que están más involucradas en la vida política rusa de lo que Putin deja entrever.
Katerina y María son hijas de Putin con su exesposa, Liudmila, de quien se separó en 2013. Se cree que están más involucradas en la vida política rusa de lo que Putin deja entrever. | Foto: getty images / reuters / afp

Personajes

¿Quiénes son las hijas de Putin, a las que Estados Unidos y otros países están sancionando?

Aunque nunca habla de ellas, el presidente ruso tiene dos hijas fruto de su matrimonio y otra de un amorío. Hoy sus vidas quedaron al descubierto por la guerra en Ucrania y las sanciones que los países están imponiendo sobre sus herederas.

14 de abril de 2022

Por muchos años, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha tratado de mantener a sus dos hijas, María Vorontsova, de 36 años, y Katerina Tikhonova, de 35, alejadas de los reflectores. Ambas son hijas de Putin y su exesposa, Liudmila, una antigua azafata con quien se casó en 1983 y se separó en 2013. El Kremlin niega que sean ellas, y Putin nunca aparece en público en su compañía, pues, según el mandatario, son ciudadanas comunes y corrientes que no están interesadas en negocios ni en política.

Para Putin, María es una tímida científica que trabaja en investigación médica en Moscú, y Katerina, una experta en tecnología que, además, se destaca como bailarina de rock and roll. Pero otra cosa piensan afuera de Rusia, donde creen que ambas empezaron a ganar influencia en los últimos años y se sospecha que esconden parte de la fortuna de su padre. Tampoco serían ajenas a la política.

A raíz de los crímenes de guerra que Rusia ha cometido en Ucrania, algunos países iniciaron una nueva ronda de sanciones financieras a personalidades rusas, entre las cuales figuran sus nombres. Hoy Katerina y María tienen prohibida la entrada al Reino Unido, Estados Unidos y Bélgica, países que congelarán sus activos. Como evidencia de la importancia de las hijas de Putin, han mostrado el moderno centro para danza acrobática erigido en el sitio donde Katerina aprendió a dar sus primeros pasos como bailarina, que costó más de 24 millones de dólares y fue financiado por el Gobierno municipal.

Cuenta con 1,3 hectáreas, piscina, helipuerto y gimnasio. Se rumora que se construyó gracias a la presión de su padre. Es un inmueble algo desproporcionado si se tiene en cuenta que solo hay 9.000 bailarines entre la población rusa, de 145 millones. Fuera de esto, Katerina es copropietaria de una casa en una colina frente al mar en Biarritz, Francia, y tiene participación en la fortuna de su exesposo Kirill Shamalov, amasada en la industria petroquímica y la cual se estima en 2.000 millones de dólares.

El padre de Kirill, Nikolái, es un viejo amigo de Putin e inversionista de la propiedad que el mandatario posee en el mar Negro a la que todos llaman el Palacio de Putin. María, por su parte, ha disfrutado de un estilo de vida muy lujoso para lo que se espera de una típica investigadora científica. Hasta 2014 vivió en un penthouse cerca de La Haya con su esposo, Jorrit Faassen, un hombre de negocios holandés.

Su otra hija es Luiza, y, aunque no la reconoce como tal, su parecido con Putin es innegable. Hoy el presidente tendría una relación amorosa con la exgimnasta Alina Kabaeva. Se cree que tienen hijos juntos y que ella está escondida en Suiza.
Su otra hija es Luiza, y, aunque no la reconoce como tal, su parecido con Putin es innegable. Hoy el presidente tendría una relación amorosa con la exgimnasta Alina Kabaeva. Se cree que tienen hijos juntos y que ella está escondida en Suiza.

La pareja se mudó en 2015 a Moscú, donde el marido encontró trabajo nada menos que en Gazprom, la empresa de energía rusa. Dicen que se mudaron debido a las presiones sociales luego de que se señalara a Rusia como responsable de derribar un vuelo de la compañía Malaysia Airlines con 294 ocupantes. En su momento, medios como El País de España adujeron que un grupo de habitantes exigió la deportación de la mujer.

Ella y Faassen, además, gozan de ciertos privilegios. Hace un año, Faassen estuvo involucrado en Rusia en una pelea con un banquero de nombre Matvei Urin, con quien se fue a los puños. Media hora después de la riña, Urin fue arrestado y encarcelado por ocho años, y los bancos en los que tenía acciones fueron declarados en bancarrota. Él no sabía que su contendor era el primer yerno de la nación.

La historia de las dos jóvenes empieza en 1983, año en que Putin conoció a Liudmila Aleksandrovna Ocheretnaya, con quien más tarde se casó. En esa época él vivía en Dresde, donde trabajaba para la KGB y llegó en 1975 tras terminar sus estudios de leyes. María nació en Leningrado en 1985. Dos años más tarde, en Dresde, llegó Katerina.

En 1989, tras la caída del Muro de Berlín, la familia se mudó a San Petersburgo y las niñas fueron matriculadas en un colegio alemán. Pero como la ciudad era tan peligrosa en ese momento, Putin las envió a Alemania, donde estuvieron bajo la tutela de Matthias Warnig, un exagente de la antigua República Democrática Alemana y amigo de Putin.

Esto ha sido desmentido por el mandatario. Cuando las niñas crecieron, regresaron a Rusia para continuar sus estudios. Pero sus padres las retiraron del colegio al llegar Putin al cargo de presidente de Rusia. Un grupo de tutores se encargó de educarlas en casa. Luego las jóvenes ingresaron a la universidad, pero bajo nombres falsos. María se graduó en medicina, y Katerina, en estudios asiáticos.

Después, Katerina estudió física y matemáticas y hoy es la directora de Innopraktika, un centro científico de la Universidad de Moscú con un presupuesto de 1.700 millones de dólares. Asimismo, es miembro del Consejo para el Desarrollo del Deporte y la Cultura Física, una entidad del Gobierno federal ruso.

| Foto: afp

María hoy trabaja como endocrinóloga con una especialidad en enanismo. Sin revelar sus nombres, en 2015 Putin dijo estar muy orgulloso de ellas: “Hablan tres idiomas europeos”. Liudmila en una ocasión manifestó que no había un padre tan amoroso con sus hijas como Putin. “Siempre las ha consentido, mientras que yo fui la que impartió la disciplina”.

A pesar de los esfuerzos por desvincular a estas dos mujeres de Putin, Catherine Belton en su libro Putin’s People dice que ellas están muy bien conectadas con su padre y con la vida política rusa. En el libro describe la boda de Katerina, en 2013, en Igora, un centro de esquí en el noroccidente del país, a la que fueron invitados prominentes millonarios rusos, que tuvieron que firmar un contrato de confidencialidad.

Ese día la novia llegó en un carruaje tirado por caballos y como en el mejor cuento de hadas se casó con Kirill, hijo de Nikolái Shamalov, accionista del banco Rossiya y amigo entrañable de Putin. Un año después, el yerno recibió de la nada 17 por ciento de acciones en la más grande compañía petroquímica rusa, Sibur. Hace 18 años, cuando Putin aún estaba casado con Liudmila, tuvo un amorío con Svetlana Krivonogikh, una empleada doméstica que luego de conocer a Putin desarrolló una vertiginosa carrera en el sector financiero.

En Rusia corre el rumor de que tuvieron una hija, cuyo nombre es Elizaveta Krivonogikh, quien a veces se hace llamar Luiza Rozova. Sería la tercera hija del presidente. Obviamente, él siempre lo ha negado, pero como suele suceder en estos casos la cara de la joven lo delata, pues su parecido con Putin es sorprendente. Rozova estudia en San Petersburgo, pero también trabaja como DJ y dirige una marca de moda.

Era una asidua instagrammer hasta hace poco. Con la invasión a Ucrania, muchos de sus seguidores comenzaron a presionarla para responder preguntas difíciles sobre las decisiones militares de su supuesto padre. Ante los insultos, ella prefirió cerrar la cuenta. Su madre, según el sitio Proekt, posee 2,8 por ciento del banco Rossiya, conocido como el banco de la élite rusa.

Katerina Tikhonova y Maria Vorontsova, hijas de Vladimir Putin son sancionadas ahora por el Reino Unido.
Katerina Tikhonova y Maria Vorontsova, hijas de Vladimir Putin son sancionadas ahora por el Reino Unido. | Foto: Reuters

Y es la mayor accionista del centro de esquí Igora, donde se casó Katerina. Como si eso no fuera suficiente, es dueña del Centro Leningrado, en San Petersburgo, un lugar donde se presentan espectáculos artísticos fastuosos. La fortuna de Krivonogikh se calcula en 101 millones de dólares en activos.

Cuando anunció su separación de Liudmila en 2013, Putin dijo que había sido una decisión conjunta. “Prácticamente no nos vemos y cada uno lleva por separado su vida”. Al parecer, Liudmila se volvió a casar con Artur Ocheretny, directivo de una compañía de comunicación. Pero poco se sabe de la vida sentimental de Putin.

El rumor más fuerte es que tiene una relación con Alina Kabaeva, exgimnasta olímpica, ganadora de oro y quien recientemente apareció luciendo un gran anillo, lo que generó rumores de boda. Ante esto, Putin dijo: “Me molesta la gente que fisgonea en la vida de los demás”. En Rusia se da por descontado que tienen varios niños juntos y que ella está escondida en Suiza.

Es probable que todas estas historias sean ciertas, pues los oligarcas disidentes han filtrado información valiosa sobre la vida privada de Putin. Así lo hizo en 2020 Serguéi Pugachev, exaliado de Putin, y quien luego de perder un juicio multimillonario contra el Gobierno ruso comenzó a publicar fotos antiguas de María y Katerina jugando con sus hijos. La más llamativa de ellas fue la de las chicas Putin disfrutando de una reunión privada con la versión rusa de las Spice Girls (Strelki). Al lado de la foto, Pugachev escribió: “¡La amistad que se establece de joven es para siempre!”.