Especial Economía Popular
¿Cuándo un negocio se considera de economía popular?
La economía popular en Colombia presenta facetas particulares como la autogestión, la escala reducida, la solidaridad, la relación con lo local y enfocarse en el sector servicios. Desde la academía analizan su esencia y los desafíos actuales que enfrenta.
Más allá del impacto positivo en el desarrollo local y nacional evidenciado en países como Argentina y Colombia, la economía popular es un modelo con potencial que toma forma en América Latina y otros continentes debido a sus particularidades.
José Luis Coraggio, considerado uno de los padres teóricos de este modelo en América Latina y exrector de la Universidad Nacional General Sarmiento en Argentina, plantea la visión del modelo fundamentada en las competencias de los trabajadores vistos bajo principios de solidaridad.
“Está orientada por la realización de las capacidades y la creatividad humana en el proceso de trabajo para la obtención de satisfactores (valores de uso y las relaciones interpersonales que acompañan su consumo) útiles para satisfacer las necesidades legitimadas socialmente del conjunto de miembros de la sociedad”, explicó en el documento Economía social y economía popular: Conceptos básicos.
Raúl Ávila Forero, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, expone cinco elementos distintivos de este modelo: autogestión, solidaridad, escala reducida, diversidad y vinculación con lo local.
Lo más leído
“Las personas involucradas tienen un alto grado de control sobre los medios de producción y las decisiones económicas. Se basa en relaciones de cooperación y ayuda mutua entre los miembros de la comunidad. Las unidades productivas suelen ser de pequeña escala como microempresas familiares o cooperativas. Abarca una amplia gama de actividades desde la agricultura familiar hasta los servicios, la artesanía y la producción de bienes básicos. Está estrechamente vinculada al territorio y a las necesidades de las comunidades donde se desarrolla”, asegura.
A partir de este contexto, el académico remarca que la economía popular gana importancia por factores como la generación de empleo en áreas rurales y urbanas, su contribución al desarrollo de las comunidades, por promover la preservación de tradiciones y conocimientos ancestrales, por su complementariedad con la economía formal y debido al desarrollo de muchas iniciativas bajo principios sostenibles.
Andrés García Suaza, decano de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, valoró el proceso de conceptualización de la economía popular que se lleva a cabo en varios países latinoamericanos y aseguró que en Colombia se adelanta un estudio que ahondará en su caracterización, en el que participan, además, la Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio (Confecámaras) y otras instituciones.
“Hoy, cuando se habla de la economía popular, miramos lo que pasa en el segmento de los micronegocios que son una fuente de ingreso importantísima en los países, pero que en Colombia es mucho más grande. Hablamos que hay más de 5 millones que generan una tercera parte del empleo del país. ¿Todos los micronegocios son economía popular? La respuesta es no, pero gran parte de ellos sí”.
Adicionalmente, reconoce que en el país este tipo de establecimientos se encuentran en el sector servicios, son iniciativas familiares, en su mayoría en estado de informalidad y muy vulnerables como se evidenció durante la pandemia.
Sobre los desafíos que la economía popular debe afrontar en el país, Ávila, de la Universidad Nacional, plantea el acceso a financiamiento, la formalización, la competencia con grandes empresas y la falta de reconocimiento institucional.
Finalmente, García, de la Universidad del Rosario, insta al fortalecimiento de este modelo por su contribución a la economía nacional y en un contexto en el que todavía se encuentra en estado de indefensión frente a los choques que afectan a la actividad productiva del país.