Se calcula que en Colombia existen actualmente 2.000 hectáreas de hoja de coca cultivadas por comunidades que utilizan la planta de manera ancestral y la transforman para su uso alternativo.
Se calcula que en Colombia existen actualmente 2.000 hectáreas de hoja de coca cultivadas por comunidades que utilizan la planta de manera ancestral y la transforman para su uso alternativo. | Foto: Cortesía Miguel Varón

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Reto coca: una iniciativa para explorar los usos alternativos de esta planta en las regiones colombianas

Comunidades campesinas e indígenas que tradicionalmente han cultivado esta planta encontraron en entidades como el Sena, la Fundación Tierra de paz y varias universidades del país la posibilidad de potencializar los usos legales de esta planta. El camino que comienza a recorrer Colombia ya lo han seguido otros países de la región como Bolivia y Perú.

19 de mayo de 2021

Por: Luz Karime Grajales Cardona*

Los usos ancestrales de la hoja de coca por parte de comunidades indígenas y campesinas se han visto amenazados por cuenta de la utilización de esta planta como materia prima de la cocaína. La seguridad y el bienestar de quienes la cultivan para aprovechar sus potencialidades medicinales, gastronómicas y culturales durante años han sido vulnerados por la violencia que genera el narcotráfico. Se calcula que más de dos millones de comunidades indígenas y miles de campesinos han sido vulnerables ante esta realidad. Sin embargo, fundaciones como Tierra de Paz comenzaron a trabajar desde el año 2000 con varias de estas poblaciones para desestigmatizar la hoja, visibilizar y aprovechar sus propiedades.

Dora Troyano, coordinadora y defensora de la Alianza Coca para la Paz, advierte que en el país existen actualmente 2.000 hectáreas de hoja de coca cultivadas por comunidades que utilizan la planta de manera ancestral y la transforman para su uso alternativo. Los cultivos se encuentran principalmente en la Sierra Nevada de Santa Marta, en el departamento de Boyacá, en Tierradentro y el Macizo colombiano, en el Cauca, el piedemonte caqueteño y la Amazonia.

Uno de los gestores que busca preservar estas tradiciones es Gory Negedeka, del pueblo Muinane, que habita en la ciudad de Leticia, Amazonas. Esta comunidad se dedica desde hace varios años al cultivo del ‘mambe’, como se le conoce a la hoja de coca en la región. Negedeka explica que la utilizan para actividades culturales y la protegen pues la consideran sagrada porque sana y ayuda a preservar sus tradiciones, en riesgo de desaparecer. Para la preparación de la harina, cuenta, se debe tostar la hoja, resinar y finalmente mezclar otras hojas medicinales que le dan un mejor sabor.

La harina de coca tiene un alto contenido de proteínas, nutrientes y sustancias que ayudan a la rápida metabolización.
La harina de coca tiene un alto contenido de proteínas, nutrientes y sustancias que ayudan a la rápida metabolización. | Foto: Cortesía Miguel Varón.

En cambio, en la comunidad de Lerma, en Bolívar, Cauca, junto a la cuenca del río San Jorge, los cultivos de coca se siembran junto a los de guineo, maíz, frijol, frutos y plantas medicinales. Herney Ruiz, uno de los campesinos que vive en la región, advierte que no se utiliza ningún tipo de pesticidas ni agroquímico y recuerda que por más de 20 años en el corregimiento se ha utilizado harina de coca para preparar galletas, panes, arroz, limonada y potenciar el valor tradicional de sus alimentos. Para Ruiz lo que hacen falta son políticas públicas que promuevan la transformación y comercialización de estos productos y les permitan a las comunidades indígenas y campesinas vivir dignamente de ellos.

A partir del seguimiento a cultivos como los de Negedeka y Ruiz, y al apoyo de entidades como el SENA, la Fundación Tierra de Paz realizó una convocatoria en 2019 para dar a conocer otros usos de la hoja de coca y fortalecer ese proceso de desestigmatización que había comenzado nueve años antes.

Carolina Jaramillo, chef y docente de la escuela Mariano Moreno, aceptó la invitación para participar del Reto Coca, una iniciativa que se desarrolló en la comunidad de Lerma para promocionar el uso de la planta como ingrediente gastronómico. Jaramillo, junto a otros 18 cocineros, idearon recetas con harina de coca, que fueron compiladas en un recetario. Su expectativa es poder contribuir a estimular la demanda de este producto y que a largo plazo termine consumiéndose de manera similar al café o al té en Colombia.

Jaramillo quiso intentar una receta sencilla, que todo el mundo pudiera hacer y por eso eligió un brownie que además de la harina incluyó chocolatina y mantequilla de maní. Otras sugerencias que comparte esta chef para utilizar la harina es preparar con ella ají de hierbas, chimichurri para la carne, mezclarla con la sal de la casa e incluso sazonar el tradicional sancocho. Por ser de un sabor amargo, advierte, la sugerencia es mezclarla con sal o sabores fuertes como los de los ingredientes para productos de pastelería.

Carolina Jaramillo, chef y docente de la escuela Mariano Moreno, aceptó la invitación para participar del Reto Coca, y preparó unos brownies con harina de coca.
Carolina Jaramillo, chef y docente de la escuela Mariano Moreno, aceptó la invitación para participar del Reto Coca, y preparó unos brownies con harina de coca. | Foto: Cortesía Miguel Varón.

Abono de coca

Las bondades de la hoja de coca también se han evidenciado en las buenas prácticas agrícolas. Así lo comprobó María Del Socorro Anaya, instructora de biotecnología del SENA, quien realizó distintos ensayos químicos que le permitieron probar sus beneficios en abonos para cultivos de café y de flores. De hecho, en 2017 el Fondo Nacional de Estupefacientes le otorgó el permiso a la regional Cauca del Sena para realizar investigaciones con hoja de coca.

Los resultados comenzaron a ser visibles en 2019 cuando consiguió producir abono orgánico a partir de la hoja de coca y del humus de la lombriz roja californiana. Anaya también realizó distintos ensayos en empresas floricultoras de la región, en cultivos de maíz y de frijol, entre otros. “Los resultados fueron extraordinarios debido a las propiedades de la hoja y de la harina”, asegura.

Para sumar a estos esfuerzos por darle un uso distinto a esta hoja y permitir así que las comunidades que viven de cultivarla puedan consolidar un proyecto de vida y pensar en un futuro distinto, la Universidad EAN, la Universidad de Antioquia y Unicauca han apoyado de manera interinstitucional las investigaciones que le apunten a identificar las propiedades nutricionales de la planta.

Brigitte Baptiste, rectora de la Universidad EAN, asegura que desde la institución que preside se “busca promover redes de trabajo a partir de la revisión del uso potencial de la hoja de coca en el programa de Ingeniería Química para evaluar qué otras posibilidades tiene en distintos frentes de uso potencial y legal”.

Este esfuerzo que se hace desde Colombia pensando en brindarles una alternativa distinta a los territorios donde se ha cultivado tradicionalmente la planta no es aislado. Otros países de la región, que también han sufrido las consecuencias del narcotráfico, han comenzado a buscar alternativas para promover su desestigmatización y fomentar sus potencialidades desde la legalidad.

En Bolivia, por ejemplo, en 2006 el viceministerio de la Hoja de Coca impulsó los procesos de industrialización y comercialización de la planta en todo el país. En el Perú, de acuerdo al documento ‘La Industrialización de la hoja de Coca’, elaborado por Dora Troyano para la Open Society Fundation en Colombia, “Enaco (la Empresa Nacional de la Coca) se ha convertido en un referente para comercializar, registrar y regular esta planta en otros países”.

*Periodista