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El Guaviare se explora nadando y navegando, con el acompañamiento de un guía de la comunidad indígena Tucanos. | Foto: UCG/Universal Images Group via G

Turismo

Siete planes para apoyar el turismo comunitario en Colombia

Estas experiencias únicas benefician a comunidades indígenas y campesinos. Son una invitación a vivir las maravillas del país de una manera distinta.

25 de febrero de 2023

Anato es la feria anual de turismo más importante de Colombia, donde participan todos los actores involucrados en el encadenamiento turístico nacional e internacional. Si bien es un espacio que favorece la creación de alianzas y ruedas de negocios, también propicia la reflexión, en esta oportunidad, sobre la forma en la que hoy se concibe el turismo.

Hasta ahora, el modelo de comercialización del turismo implementado por muchas agencias de viajes se ha enfocado en un turismo centralizado y masivo, en la promoción de los destinos con la maquinaria turística mejor posicionada. Esto deja de lado a los emprendedores locales emergentes, muchos de ellos campesinos e indígenas.

Esta realidad motivó la creación de emprendimientos como Esariri.com, una plataforma digital que apoya, visibiliza e impulsa los proyectos turísticos de 50 emprendedores indígenas y campesinos ubicados en todos los departamentos de Colombia. Su CEO, Natalia Bendek, advierte sobre los impactos negativos que genera el turismo masivo. “Como la fuga del beneficio: en el 2005 se evidenció que de cada 100 euros gastados por un turista en República Dominicana, al país solo entraban 20 euros; a este hecho se suma la contaminación ambiental de un turismo no controlado y fenómenos sociales como la gentrificación turística o el Síndrome de Venecia”.

Por eso, se hace necesario visibilizar iniciativas que promuevan un turismo sostenible y con propósito en beneficio de las comunidades locales. Proteger el medioambiente y trabajar por salvaguardar su patrimonio cultural en destinos ocultos, remotos y emergentes de Colombia es el objetivo común de muchos proyectos en el país. La oferta se centra en experiencias auténticas, íntimas y vivenciales, asociadas al turismo comunitario.

A continuación presentamos 7 paquetes de viajes que se promocionaron en Anato y que están pensados para beneficiar a las comunidades:

Pasadía en Bogotá

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El plan ‘la otra cara de Ciudad Bolívar’, ofrece apreciar la ruralidad de Bogotá, en un lugar seguro y lleno de actividades. | Foto: KAREN SALAMANCA

Cuando se piensa qué hacer en Bogotá, los planes se concentran, usualmente, en la zona urbana y al norte de la capital; pero la ciudad también es rural y ofrece destinos ocultos y emergentes para desconectarse del estrés. Una de las actividades que se está promocionando es ‘la otra cara de Ciudad Bolívar’, con la promesa de apreciar la ruralidad en un lugar seguro y lleno de actividades, contrario al imaginario citadino.

De hecho, los paisajes verdes en la ruralidad de Ciudad Bolívar se asemejan a los de Boyacá y para disfrutarlos solo es necesario movilizarse unos 40 minutos hasta el bosque alto andino, cerca a la localidad de Sumapaz.

Además de la posibilidad de sentir la naturaleza y vivir el ecosistema de páramo, se puede acceder a experiencias de turismo rural comunitario. Entre las actividades, a cargo de 42 familias campesinas, se destaca el trekking guiado a través del bosque y las aguas cristalinas del río Tunjuelo, con desayunos, almuerzos y refrigerios típicos del campo incluidos. Durante esta travesía también se visita un pequeño museo en honor a la tradición del campo y se participa en talleres para elaborar cuajada.

Apiturismo y etnoturismo en Guainía

En Guainía la comunidad de La Ceiba  se encarga del cultivo de 7 especies de abejas sin aguijón.
En Guainía, la comunidad de La Ceiba se encarga del cultivo de 7 especies de abejas sin aguijón. | Foto: Getty Images/iStockphoto

El paquete turístico de Guainía incluye, además del ascenso a los famosos Cerros de Mavecure (conocidos como las montañas de los dioses), conocer el proyecto de la abeja angelita, del cual hacen parte 10 familias de la comunidad de La Ceiba, que agrupa a 4 etnias indígenas: curripacos, tucanos, puinaves y cubeos. Esta comunidad se encarga del cultivo de 7 especies de abejas sin aguijón, entre ellas, la abeja angelita.

Este proyecto de emprendimiento social busca el empoderamiento económico de la comunidad y el desarrollo de los frutales locales debido a la acción polinizadora de las abejas. Para las comunidades indígenas esta miel tiene propiedades curativas.

La aventura que significa conocer el Guainía incluye la exploración de paisajes naturales majestuosos como tepuyes, ríos, lagunas, estrellas fluviales y playas de río. Entre las actividades más destacadas se encuentran navegar, nadar, recorrer lugares abandonados y avistar delfines rosados.

Turismo arqueológico en Ciudad Perdida

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En la Ciudad Perdida de Santa Marta, sus terrazas, con círculos formados en piedra, son consideradas portales sagrados. | Foto: León Darío Peláez

Explorar la Ciudad Perdida de Santa Marta, antiguo hogar de la civilización Tayrona, es uno de esos planes que hay que hacer, al menos una vez en la vida. Los viajeros tienen la oportunidad de vivir una experiencia intercultural con sus descendientes, la etnia indígena Wiwa, quienes comparten sus tradiciones y el significado de la mítica ciudad. Sus terrazas, interconectadas con caminos en piedra, se consideran portales sagrados, con círculos formados en piedra, que indican las delimitaciones de donde alguna vez se asentaron viviendas y templos, que aún guardan conexión con lo divino.

Para los descendientes de los Tayronas, el uso de las terrazas y los círculos (cuyo uso simboliza protección y es un elemento presente en toda Ciudad Perdida), responde a la idea de la creación de la Diosa Aluna. La llamada ‘madre creadora’ trazaba esas figuras geométricas en la superficie con la idea de crear espacios sagrados para los habitantes y de protección del mundo exterior.

Turismo arqueológico en Guaviare

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A ocho kilómetros de San José del Guaviare, el viajero puede zambullirse en pozos naturales. | Foto: Getty Images/iStockphoto

En este plan se recorren los murales en roca de pinturas rupestres con diez mil años de antigüedad y una extensión de más de 150 metros. El trayecto se realiza con el acompañamiento de un guía de la comunidad indígena Tucanos, una de las etnias más ricas de la región de la Amazonía colombiana a nivel lingüístico.

Durante esta travesía el visitante explora nadando, navegando, haciendo trekking y presenciando el avistamiento de aves y delfines rosados formaciones rocosas, jacuzzis naturales, ríos, cañones, miradores, cascadas y cavernas.

Agroturismo en Pasto

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En Pasto, familias campesinas comparten sus tradiciones y prácticas autosustentables. | Foto: Universal Images Group via Getty

Son paradas obligadas en un viaje a Pasto la visita al majestuoso Santuario de Las Lajas, la laguna de la Cocha y el cementerio de Tulcán. Adicionalmente, los turistas tienen la oportunidad de conocer de la mano de familias campesinas, sus tradiciones, técnicas de cultivo y platos típicos;  y cómo obtienen gas haciendo uso de energía de biomasa, por medio de un biodigestor, una práctica autosustentable en el territorio.

Turismo gastronómico en Tumaco

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En Tumaco, la ruta del cacao consiste en visitar los proyectos de campesinos que reemplazaron sus cultivos de coca por cultivos de cacao. | Foto: Getty Images

En este plan se comparte con mujeres emprendedoras piangueras, quienes están haciendo uso del turismo de una forma regenerativa, con el fin de proteger la piangua, un tipo de molusco con el que se preparan platos típicos del Pacífico colombiano. Además, vienen rescatando recetas gastronómicas que se creían perdidas por el conflicto armado. La actividad permite que el visitante pesque sus propias pianguas en el manglar y participe de la preparación de su ceviche en la cocina de sus anfitrionas.

Otra experiencia gratificante es la ruta del cacao, que consiste en visitar los proyectos de campesinos que reemplazaron sus cultivos de coca por cultivos de cacao. El recorrido se inicia en una fábrica de chocolate y termina en una destiladora de panela, donde el turista aprende sobre el proceso de fermentación y elaboración de la bebida típica chapil.

Turismo de naturaleza y etnoturismo en el Amazonas

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En Amazonas, la comunidad indígena Tikuna guía al visitante por su maloca, sus chagras, artesanías, danzas y degustación de bebidas tradicionales. | Foto: Getty Images

En esta aventura se comparte con la comunidad indígena Tikuna, quienes guían al visitante por su maloca (un espacio comunal ancestral), sus chagras (una forma de cultivo itinerante), artesanías, danzas y degustación de bebidas tradicionales. Los visitantes pueden aprender a pescar y en compañía de un mamo o sabio, hasta a hacer medicina ancestral como el “mambe”, “ambil” y “rapé”, productos obtenidos de plantas sagradas, características por estar cargadas de energía femenina o masculina.

La aventura incluye atravesar ríos, selvas y lagos; escalar árboles de más de 26 metros de altura y tener contacto con los monos ardillas en la isla de los micos; también avistar delfines rosados, visitar jardines botánicos donde se cultiva la flor de loto Sudamericana o Victoria Regia y recorrer pueblos en tres países en un mismo día: Colombia, Brasil y Perú.

“Los territorios son el fruto de las luchas de nuestros mayores, cuidarlos, protegerlos y conocerlos es nuestro deber”, concluye  Eliana Muchachasoy, artesana y maestra de artes plásticas en Sibundoy Putumayo.

Para obtener mayor información sobre estas iniciativas, puede ingresar a Esariri.com.