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En Medellín y Cali se están extremando medidas para que en enero las UCI no estén a reventar.

Pandemia

Coronavirus: triste Navidad e incierto Año Nuevo

La pandemia se volvió a desatar en las principales ciudades del país y algunos alcaldes decretaron toque de queda y ley seca para las fiestas. ¿Qué pasará en enero?

19 de diciembre de 2020

Se aguaron las fiestas de fin de año y todo parece indicar que enero no será un mes fácil. Mientras el mundo se vacuna en contra del coronavirus, Colombia se prepara para días difíciles. En noviembre, algunos gobiernos locales y departamentales tomaron medidas paliativas para intentar que la curva de contagios no subiera de manera desmedida, de nada sirvió porque en diciembre los casos diarios han sobrepasado los 10.000, y ahora se han impuesto decretos de ley seca y toques de queda que parece que no tendrán mucho efecto. Los ciudadanos se cansaron del encierro y de la vida interior, ni el coronavirus detiene el desafuero.

Pero la incertidumbre es tal, que los alcaldes no terminan por ponerse de acuerdo. En el caso de Bogotá, la alcaldesa Claudia López determinó que no habrá ni ley seca ni toque de queda, que la prioridad es acelerar la vacunación. “En vez de toques de queda deberíamos estar acelerando el plan de vacunación, ha pasado más de un año de la pandemia (…) Nada de toques de queda o cuarentenas, la herramienta es el autocuidado, la bioseguridad y la vacunación”, dijo López, muy distinta a esa alcaldesa que se paraba firme en contra de que la ciudadanía saliera sin ningún control a la calle. Ahora bien, ella misma sabe que la vacunación todavía está en negociación y es muy difícil saber cuándo empezará.

Claudia López ha insistido en que no habrá ley seca ni toque de queda en la capital, espera que la vacunación sea efectiva y rápida.

Otros alcaldes tomaron diferentes caminos. Jorge Iván Ospina, en Cali, decretó toque de queda y ley seca desde el 23 de diciembre entre las diez de la noche y las cinco de la mañana, sin contar con que habrá pico y cédula de nuevo, mientras no descarta un nuevo aislamiento. Y es que la capital del Valle ha tenido problemas con las fiestas clandestinas desde los tiempos del encierro total y ahora la situación se recrudece con el ambiente de feria que pervive en el aire: hay bailes en las calles y en las casas, sin contar con que bares y discotecas trabajan de manera irregular. Mejor dicho: hay fiesta, pero con tapabocas y gel antibacterial. “Si esta situación, que es el segundo pico que hoy tenemos, como ha pasado en el mundo entero, comienza a tomar unos niveles imposibles de administrar no nos quedaría más que la cuarentena y el aislamiento total”, dijo Ospina.

JORGE IVÁN OSPINA Alcalde de Cali

La crisis se percibe por doquier. En el oriente del país, la covid tiene en alerta a los gobiernos municipales y departamentales. La lupa está puesta en Cúcuta, donde las ucis se encuentran en ocupaciones que superan el 93 por ciento. Y eso que la gente asegura que lo más triste de esta época es que la ciudad tiene decoración y alumbrado navideño, pero la visita está restringida. Es una decoración navideña sin visitantes. Por otro lado, en Bucaramanga –donde los fines de semana de fiestas habrá toque de queda hasta la una de la tarde– no está la decoración pública característica, en su lugar se programaron caravanas a diferentes barrios donde el control de bioseguridad es estricto, pero no es lo mismo que ir a ver las luces y la decoración en los espacios públicos.

Para los nortesantandereanos y cucuteños las medidas pasan por toques de queda y un llamado repetitivo a la ciudadanía para que respete las medidas de bioseguridad básicas, lo que muestra un panorama desalentador en el que difícilmente se podrá disfrutar de Navidad y Año Nuevo con las celebraciones tradicionales. Las fiestas tendrán que ser virtuales o en grupos en los que no haya más de diez personas, que se cumpla con horarios estrictos y con un comercio regido por un pico y cédula obligatorio que busca evitar los contagios y las muertes por el virus. Aunque Santander y Bucaramanga han mantenido un manejo prudente de la pandemia, tampoco quieren ceder y prefieren que este diciembre se celebre con un bajo perfil para que la pandemia no gane ventaja.

DANIEL QUINTEROAlcalde de Medellín

Y parece que en un punto intermedio entre las reglas más estrictas y la negación de Bogotá está Medellín. Después de que el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, decretara toque de queda en la mayoría de los municipios del departamento, menos en el área metropolitana del Valle de Aburrá y en el Urabá –justo donde está la mayoría de contagios–, el alcalde Daniel Quintero decretó toque de queda para los días 24, 25, 26 y 31 de diciembre, además del primero y 2 de enero, entre las 12 de la noche y las seis de la mañana. El gran problema de la capital paisa es que tiene un nivel de seroprevalencia del 27 por ciento, lo que quiere decir que la mayoría de la población tiene más riesgos de contraer el coronavirus.

La Navidad, como es de esperar este año en el que el mundo caminó al revés, también estará trastocada. Alcaldes ya hablan de no dar abrazos ni besos, mucho menos de compartir copas, pero nadie puede controlar la intimidad, la necesidad de afecto, el sentirse cercano. El gran interrogante está en qué pasará en enero. Europa, donde la vacunación ya empieza a correr, vive momentos de angustia porque los casos se han incrementado, Colombia todavía tiene la vacuna a mediano plazo y la disciplina social ha desaparecido, ¿quién podrá salvarnos?