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En Bogotá, como en el resto del mundo, las preferencias electorales se refieren más a las personas que a las propuestas. Más aún en contextos de polarización. | Foto: SEMANA

POLÍTICA

La paradoja de Bogotá en estas elecciones

A pesar de la baja imagen de Peñalosa, solo un candidato rompe radicalmente con su modelo de ciudad y hasta ahora aparece más abajo que los demás en las encuestas. ¿Por qué?

24 de agosto de 2019

El alcalde Enrique Peñalosa tiene una alta impopularidad y muchos han tratado de desmarcarse de su gobierno, pero los tres punteros actuales en la competencia por sucederlo no representan una ruptura radical con su visión de ciudad. Claudia López, Carlos Fernando Galán y Miguel Uribe tienen varias propuestas en común y continuarían buena parte de las obras emblemáticas empezadas por el alcalde actual. De todos, solo Hollman Morris rompería con la mayoría de políticas adelantadas desde 2015 y no le jugaría al famoso “construir sobre lo construido”. De hecho, durante estos últimos 4 años ha sido el mayor opositor de Peñalosa en el Concejo de Bogotá.

En materia de movilidad, los bogotanos identifican a Peñalosa con dos obras: el metro elevado y la troncal de TransMilenio por la carrera séptima. Sobre estas dos propuestas, Galán y Uribe han dicho que las harían porque las consideran necesarias. López no haría la troncal por la séptima y, aunque acompañó al Polo Democrático al presentar una demanda contra el metro, también ha asegurado que si lo adjudican, lo ejecutará.

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Solo Morris no construiría la obra, así quede contratada, porque la considera ilegal, así que propone retomar el metro subterráneo. Esto le podría costar una demanda por detrimento patrimonial. También tendría que negociar con el presidente Iván Duque y con el Concejo para obtener una nueva financiación para el metro subterráneo. Pero Morris confía en que con su demanda, que el Consejo de Estado acaba de admitir, sumada a otra del Polo Democrático, el metro “se caiga”. Con esto, Morris se ganó la bendición de Gustavo Petro, quien es inflexible sobre el tema y semanas atrás rompió los acercamientos con la Alianza Verde y el Polo por cuenta del mismo. Para Petro, lo fundamental de un candidato es que apoye el metro subterráneo.

Frente a TransMilenio por la séptima, López ha dicho que usaría los 2,4 billones de pesos para llevar el metro hasta Suba y Engativá. Planea para la avenida un carril exclusivo para buses e invertir en el espacio público. En ese sentido, al igual que la candidata, Uribe y Galán consideran necesario hacer una segunda línea del metro y llevarla hasta esas localidades. Se diferencian de ella en que ambos sí harían la troncal de la séptima. Mientras tanto, Morris rompe de nuevo con los planes de Peñalosa y promete en su plan de gobierno hacer un tranvía en la Séptima.

Solo Morris no construiría la obra, así quede contratada, porque la considera ilegal, así que propone retomar el metro subterráneo.

También en movilidad, Claudia López se desmarca de Peñalosa y asegura que no construiría la ALO porque pasa por la reserva Thomas van der Hammen. Sin embargo, ella, Galán y Uribe coinciden en la necesidad de mejorar las vías de acceso de Bogotá. Pretenden mejorar la calle 13, la Autopista Norte, la séptima hacia el norte, la vía a La Calera, la Circunvalar de Oriente, la Avenida Ciudad de Cali a Soacha, la calle 63 y la construcción de las troncales Av. 68, Cali y Boyacá. Todos, incluido Hollman Morris, prometen hacer más metrocables para la ciudad. Pero el candidato del Mais y Colombia Humana-UP propone tranvías en vez de troncales para la Boyacá y la 68, y, como ya se dijo, la carrera séptima. Además, se compromete a sacar adelante los Regiotram en la ciudad y no haría más troncales de TransMilenio, mientras que los demás sí.

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También preocupa a los ciudadanos el tema de la la seguridad. Entre otras cosas destacadas, Peñalosa desmanteló el Bronx, aumentó el pie de fuerza de la Policía y le dio instrumentos como más motocicletas y el aumento de cámaras de seguridad. A la estrategia de seguridad, López le agregaría su reclamo de asumir la jefatura de la Policía, enfocarse en perseguir narcotraficantes, violadores y ladrones, al tiempo que aumentar la inversión social. También usaría la tecnología para combatir el crimen.

Algo muy similar proponen Galán y Uribe. Prometen hacer énfasis en combatir el hurto y las ‘ollas’ de microtráfico, y garantizar la seguridad en el transporte público. Hollman, en cambio, critica duramente lo hecho en el Bronx y asegura que la mejor manera de garantizar seguridad es ejecutar una mayor inversión social en Ciudad Bolívar, Bosa y Kennedy. Pero también promete aumentar el pie de fuerza y poner la tecnología al servicio de la lucha contra el crimen.

En Bogotá, como en el resto del mundo, las preferencias electorales se refieren más a las personas que a las propuestas. Más aún en contextos de polarización.

Frente al medio ambiente, todos han asegurado que no talarán árboles y prometen plantar un millón, así como proteger las reservas y los cerros de la ciudad. Se diferencian en cómo. Galán y Uribe coinciden en aprobar los proyectos del alcalde para revitalizar los humedales a partir del adecuado disfrute ciudadano. Claudia López no está de acuerdo con hacer senderos en los humedales y tampoco le daría continuidad al plan Sendero Las Mariposas por los cerros de la ciudad. Sin embargo, al igual que Galán y Uribe, sí le daría continuidad al proyecto de vivienda Lagos de Torca, una de las insignias de Peñalosa, ubicado en la frontera de la Van der Hammen. Morris no haría ese proyecto porque considera que afectaría la reserva y tampoco haría Ciudad Norte.

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Todos, incluido Morris, han dicho que contratarán las próximas flotas de TransMilenio con la última tecnología del mercado y que producirán cero emisiones para impactar positivamente en el ambiente y la salud. En ese sentido se diferenciarían de Peñalosa en la medida en que le dio continuidad al diésel con la renovación de las fases I y II de la flota de TransMilenio. Pero en la práctica esto no es disruptor: más de la mitad de la nueva flota de TransMilenio que llegó a la ciudad en esta administración trabaja a gas euro VI. Y Peñalosa también dejará adjudicada una flota de más de 500 buses eléctricos para el SITP.

En el tema ambiental, Morris se desmarca de los demás porque promete cerrar el relleno sanitario de Doña Juana, algo que ni siquiera han mencionado los otros candidatos. Mientras tanto, Peñalosa ha dicho que tendría que funcionar por al menos 20 años más.

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En cuanto al consumo de drogas, todos dicen que lo tratarán como un problema de salud pública que hay que prevenir. Pero mientras Uribe prohibiría el consumo en el espacio público, Galán únicamente lo haría en parques y zonas cercanas a los colegios; por su parte, Claudia López propone perseguir las estructuras criminales. Hollman Morris, en cambio, propone retomar los Centros de Atención Móviles a Drogodependientes (CAMAD) de la alcaldía de Petro, que buscaban orientar el consumo de personas adictas.

Claudia López le dijo a SEMANA que se desmarca de la visión de Peñalosa en sus planes con el ambiente, no dará mermelada en el Concejo de Bogotá y TransMilenio no sería el centro del sistema de transporte. Además, tendrá una mejor comunicación con los ciudadanos. En esto último también coinciden Morris, Galán y Uribe, quienes consideran que este alcalde ha sido muy lejano con la ciudadanía y que ellos estarían abiertos al diálogo.

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Uribe, sin embargo, ha dicho que tiene la ventaja de conocer los planes de Peñalosa, gracias a su experiencia como secretario de Gobierno, y por tanto les daría continuidad sin perder un minuto. Galán, por su parte, cree que en general lo que ha hecho Peñalosa está bien y por eso se enfocaría en ejecutar lo que quede contratado y en corregir lo que está mal. Morris, en cambio, asegura ser la antítesis de este gobierno. Él, con el apoyo de Petro, es el anti-Peñalosa. Que hasta ahora tenga menor intención de voto que los otros tres confirma de nuevo una tesis que ha marcado la política electoral. En Bogotá, como en el resto del mundo, las preferencias electorales se refieren más a las personas que a las propuestas. Más aún en contextos de polarización. 

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