Chile
Gabriel Boric, ¿un paquete chileno?
Gabriel Boric, la gran esperanza de la izquierda latinoamericana, empezó hace menos de un mes su presidencia en Chile. Sin embargo, su popularidad ya comienza a caer y, al parecer, no hubo luna de miel.
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Chile dio un giro histórico a la izquierda al elegir a Gabriel Boric como su nuevo presidente, en una elección contra el político de extrema derecha, Antonio Kast. El líder de ideas progresistas le llegó al país con promesas de renovación; sin embargo, ya sufre sus primeros reveses.
Boric emergió a la popularidad en el ámbito chileno como líder estudiantil durante las protestas en el año 2010. No obstante, ahora como presidente tiene que luchar contra las mismas protestas que lideró en su época de activista.
A 20 días del inicio de su mandato, ya enfrenta la primera. En medio de bloqueos, disturbios y actos vandálicos, los estudiantes se tomaron las principales vías de Santiago. Si bien las manifestaciones no son contra el Gobierno particularmente, sí exigen algunas mejoras importantes en materia educativa, como el aumento de la Beca de Alimentación fijada en 1.600 pesos chilenos diarios (7.600 pesos colombianos, aproximadamente).
“Boric, escucha, únete a la lucha”, fue una de las arengas expresadas cuando los manifestantes pasaron al lado del Palacio de la Moneda; esto, a manera de invitación al que fue en su momento compañero de protestas. Ahora le piden un mayor compromiso con las causas por las cuales se hizo elegir y que juró defender.
“Es un movimiento aún enfocado en causas muy concretas: acoso callejero, beneficios estudiantiles, liberación de presos de la anterior revuelta. Este clima de desorden callejero le afecta a Boric por una cuestión de expectativas: muchos electores dicen haber votado por él con la esperanza de que volviera la paz al país”, declara Eduardo Sepúlveda, director del medio chileno El Líbero.
La polémica se desató cuando un oficial de Policía disparó un arma de fuego contra uno de los manifestantes, dejándolo gravemente herido. A pesar del rechazo del Gobierno a esta acción, muchos señalan a Boric por su incapacidad de reformar las fuerzas policiales, otra de sus promesas insignias, pero que hasta ahora parecen pausadas.
El presidente Boric, lejos de ponerse de acuerdo con las manifestaciones, dijo que no admitirá ataques violentos a las ciudades por parte de los protestantes. Además, declaró que hará lo posible para que la ciudadanía pueda continuar su vida con tranquilidad mediante el diálogo con los sectores inconformes, y, asimismo, buscará modernizar a la Policía, algo que esperan sus electores.
“Es una paradoja que las únicas protestas que han ocurrido durante el breve mandato del presidente Boric hayan sido estudiantiles; el líder estudiantil convertido en jefe de Estado ha debido reprimir a los nuevos líderes estudiantiles”, afirma Sepúlveda sobre el cambio que tuvo que vivir el presidente, de cabeza visible de las protestas a gobernante.
Pero las manifestaciones solo parecen ser la punta del iceberg. La aprobación ciudadana de Boric arrancó cuesta abajo a menos de un mes de su posesión. Según la encuestadora Cadem, el presidente ha pasado del 20 por ciento de desaprobación a un 30 por ciento en un margen de diez días. Números récord que no alcanzaron sus antecesores cuando iniciaron su mandato en Chile.
Sin embargo, Boric mantiene un margen de maniobra importante al conservar 50 por ciento de aprobación. La preocupación de sus seguidores radica en que su popularidad empiece a bajar en tan poco tiempo. Ello demostraría un inicio con tropiezos para el mandatario de izquierda, el cual se ha mostrado muy cercano a presidentes de su ideología, como el argentino Alberto Fernández y Luis Arce, de Bolivia; igualmente, a los candidatos Luiz Inácio Lula da Silva, que busca volver a la presidencia de Brasil, y a Gustavo Petro en Colombia.
En retrospectiva, ni Sebastián Piñera ni Michelle Bachelet, los últimos dos presidentes de Chile, alcanzaron cifras tan bajas en tan poco tiempo. Ambos mandatarios se demoraron alrededor de nueve semanas para llegar a una desaprobación del 30 por ciento después de iniciado su mandato, lo cual prende las alarmas sobre el enfoque de las políticas de Boric para el pueblo chileno.
La desaprobación de Boric se incrementa dependiendo del grupo poblacional, según la encuestadora. Por ejemplo, en personas de entre 35 y 54 años, la desaprobación ronda el 35 por ciento. Lo que preocupa es que precisamente fue en este rango de edades, de acuerdo con los estudios, en los que más votaron por el mandatario chileno en diciembre del año pasado.
En los sectores socioeconómicos no deja de preocupar su desaprobación. Esto, porque casi una de cada tres personas (el 31 por ciento) de menores ingresos desaprueba la corta gestión del mandatario. Mientras que en grupos que se autodenominan de derecha obviamente la popularidad baja aún más, con una disconformidad de hasta el 51 por ciento.
Aunque las regiones rurales del país fueron protagonistas en la elección de Boric, allí también su popularidad se ha visto afectada: 32 por ciento, más alta que la media nacional (30 por ciento). En los ciudadanos que eligieron a su contraparte, Antonio Kast, la desaprobación saltó del 49 por ciento al 64 en tan solo una semana.
Aparte de las duras exigencias de la ciudadanía, Boric vive en medio de críticas por nombramientos polémicos en su equipo de gobierno. Por ejemplo, fue reprobada la designación de Bárbara Figueroa como embajadora de Chile en Argentina, una militante comunista y sindicalista, lo cual provocó la indignación de sectores de centro y centroizquierda que apoyaron la elección del mandatario.
Asimismo, preocupa el proyecto impulsado por el mismo presidente que implicaría un proceso de amnistía para los detenidos por desórdenes, violencia y vandalismo en el marco del estallido social de 2019, que dejó cientos de capturados en medio de las protestas. Esta idea provocó el rechazo del 64 por ciento de los encuestados, y alcanza un 72 por ciento en grupos de personas mayores de 55 años y un 71 por ciento en personas de ingresos bajos.
Esta propuesta polémica ha provocado indignación no solo por su misma naturaleza, sino por el momento en que se da y la prioridad con que el gobierno la ha impulsado en el Congreso, frente a otros temas que la población reclama con más urgencia, como leyes que fortalezcan la seguridad pública e incluso algunas jurisdicciones necesarias contra las consecuencias de la pandemia.
“El Gobierno ha intentado ser fiel a su programa y a las promesas de campaña, pero se ha encontrado con las dificultades de la realidad. Ha hallado hostilidad en su propia coalición y en sectores que supusieron se comportaría de un modo distinto, como las comunidades indígenas más combativas. Ha sido un comienzo muy trabado, pero aún no se cumple el primer mes”, concluye Sepúlveda.
Este nuevo proceso constitucional no ha pasado desapercibido para la opinión pública, ya que se han intentado incluir en vano propuestas polémicas, como limitar la propiedad privada, aumentar reglamentaciones a las inversiones extranjeras o la creación de la Convención Constitucional, que podría reemplazar el Senado. La desaprobación de la redacción de la nueva carta magna llega al 36 por ciento.
Aunque apenas está arrancando su mandato y podría tener tiempo para recomponer el rumbo, el inicio de la gestión de Gabriel Boric no ha sido bien visto por el pueblo chileno, y empezó con el pie izquierdo.