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Jaque mate a Jesús Santrich

El expediente contra el exnegociador de las Farc contiene audios, fotos, seguimientos y hasta un video de la DEA en donde él aparece negociando la venta de 10 toneladas de coca. Estos son todos detalles de la operación que lapidó su suerte. 

11 de abril de 2018

Todo indica que Jesús Santrich –50 años de edad– pasará el resto de sus días en una prisión de Estados Unidos. El compendio de evidencias en su contra es tan demoledor como sorprendente. “Muy pocos casos tienen tanta acreditación probatoria como este”, asegura el fiscal general, Néstor Humberto Martínez.

El expediente que habría de lapidar la suerte del llamado ideólogo de la guerrilla desmovilizada empezó hace poco menos de un año. Desde junio de 2017 investigadores del CTI estaban siguiéndole la pista a Marlon Marín, un sobrino del también negociador de las Farc Iván Márquez, quien pretendió hacerse con jugosos contratos relacionados con servicios de salud que el Gobierno debía proveer en las zonas apartadas a donde las tropas guerrilleras se concentraron durante el proceso de dejación de armas. Según el fiscal, las triquiñuelas que intentó Marín no fueron exitosas y por cuenta de ello acudió al bajo mundo para conseguir dinero fácil de otra forma, esta vez a través del narcotráfico.

Pero los investigadores no dejaron de seguirle la pista. Al contrario, doblegaron los esfuerzos y fue así que lograron documentar el acercamiento de Marín con mexicanos del cartel de Sinaloa, liderado por Rafa Caro Quintero, el llamado “capo de capos”. Los enlaces de Marín en Colombia con el temido cartel azteca se tejieron gracias a los oficios de Armando Gómez, alias el Doctor (padre de la virreina universal de la belleza Carolina Gómez) y Fabio Simón Younes Arboleda.

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Esos tres hombres, más Santrich, configuran la estructura que del lado colombiano estaba negociado con el capo Rafa Caro Quintero la venta de 10 toneladas de cocaína a cambio de 15 millones de dólares, un cargamento que en las calles de Nueva York podría costar cerca de 320 millones de dólares. La Fiscalía cuenta con horas de grabaciones para probar su teoría del caso.

Uno de los audios comprometedores data del 18 de octubre pasado. En este, el sobrino de Iván Márquez y el asistente de Jesús Santrich conversan sobre la llegada de los mexicanos que vendrían para definir las condiciones del negocio. “Tengo que hablar bien con el ciego para llevarlos a hablar con él, ¿si me entiende?”, asegura el asistente de Santrich, a quien más adelante agrega: “Para que él simplemente les diga, todo tranquilo, todo bien, todo es con él, todos los negocios es con él y listo huevón”.

Escuche los audios interceptados por la Fiscalía y la DEA

Según la Fiscalía, de los acercamientos entre la gente del cartel de Sinaloa y Santrich también da cuenta una pintura autoría de este. El cuadro habría sido un gesto de amistad que el ex jefe guerrillero le envió al capo mexicano. Se trata de un dibujo sin color en el que se ve el rostro de un hombre en la parte superior y una salamandra en la esquina opuesta. Pero lo más interesante es la dedicatoria que habría suscrito el artista el 2 de noviembre: “Para Don Rafa Caro con aprecio y esperanza de paz. Santrich”.

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En otra grabación, fechada el 17 de noviembre, se escucha nuevamente a Marlon Marín conversando con un mexicano emisario, quien le explica en clave sobre los choques que hay entre su jefe capo del cartel de Sinaloa, con otros capos de carteles de Michoacán y las dificultades que ello puede implicar para el negocio que planean.

“Para que usted lo sepa, el ruco del aguacate de Michoa, él no la lleva con el duro de nosotros, para nada, porque él es de Sina y el otro es de Michoa”, dice el mexicano.

“Sí, sí, entiendo, entiendo”, responde Marín quien después plantea una solución empleando la palabra “televisores” en referencia a la droga.

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Luego de esta interceptación las charlas de los mexicanos con Marín continuaron en distintos momentos y escenarios. Los narcos empezaron a exigir una muestra de “5 repuestos” para evaluar la calidad de los mismos. Es decir, el cartel mexicano requería de cinco 5 kilos de coca para someterla a examen y determinar con precisión su calidad para así saber si el precio acordado por un cargamento de 10 toneladas era adecuado. Según la Fiscalía de Colombia esa muestra de la droga se entregó a los mexicanos en un hotel de Bogotá y esta llegó hasta territorios controlados por le cartel de Sinaloa. Los narcos, tras evaluar la pureza, concluyeron que era de gran calidad y decidieron seguir adelante. Pero ahora, para concretar el negocio, exigieron hablar con el jefe de Marín en Colombia, es ahí cuando se empieza a pedir que se concrete una reunión directa con Santrich.

En video, las claves del caso Santrich:

La cámara oculta de la DEA

Luego de varios ires y venires, el 8 de febrero pasado se concreta la reunión que tiene a Santrich en un calabozo del búnker de la Fiscalía, a la espera de ser extraditado a Estados Unidos. Ese día, apenas pasada la medianoche, Marín recibe una llamada del asistente de Santrich quien le informa que este saldrá muy temprano para una reunión a la que lo han convocado por lo que los planes de que haya un encuentro con los emisarios de cartel de Sinaloa parecen enredarse.

“No, marica, no me de esa mala noticia, huevón porque esta gente ya se va, huevón”, se queja Marín. Y luego ocurre algo definitivo. Pasa al teléfono Jesús Santrich y habla directamente con Marín. Ambos logran reagendar la reunión para las 5:30 am pero bajo una condición de Santrich “pero si vienes tú también, yo solo no me reúno con nadie”.

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Lo que no sospechaba Santrich es que dentro de los mexicanos narcos con los que se sentó había un infiltrado de la DEA que grabó el encuentro con una cámara espía oculta entre su ropa a la altura del pecho. En la reunión estuvo también Marlon Marín, a quien se le ve a la derecha de Santrich (vea foto de la reunión clave). La reunión fue extensa y en ella está la nuez para condenar al exnegociador de las Farc por conspiración para exportar cocaína a Estados Unidos.

Según el fiscal Martínez, el audio de la reunión da cuenta de Santrich directamente interviniendo en los detalles del negocio y se le ve cuando recibe un billete que sería el “token”, es decir, el elemento clave con el que en Miami debería identificarse quien recibiría los 5 millones de dólares pactados como el pago inicial en el negocio. El círculo contra Santrich se cerró justamente en la Florida pues allá, tal como se definió en la reunión previa en casa del ex líder guerrillero en una operación contralada por la DEA se dio el pago de la suma acordada.

Operación encubierta en Miami

Después de la reunión en Bogotá y bajo el monitoreo de las autoridades estadonidenses, se tiene documentada la entrega de un pago por 5 millones de dólares en efectivo en Miami. Para proceder con dicha entrega, el supuesto emisario de Santrich llevaba el billete ‘gemeleado‘, que había sido entregado al exguerrillero en su casa y que era el mecanismo de identificación para la persona a la que se le debía hacer el desembolso. El billete era idéntico con el que tenía el encargado de pagar en efectivo.

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Durante la negociación, Santrich insistió en que la entrega del dinero se debía hacer en Estados Unidos. En las conversaciones telefónicas los implicados hablan acerca de que el dinero tiene como destino "la familia", calificativo sobre el cual no se tiene certeza de a quiénes corresponde y compromete. Hay pistas certeras sobre que la persona que recibe el dinero en Estados Unidos estaba a cargo de manejar varias cuentas de la organización ilegal, sin embargo, el caso alrededor del desembolso lo manejan íntegramente las autoridades de Estados Unidos. La Fiscalía asegura que entrega del efectivo fue monitoreada por la DEA y la persona está plenamente identificada.

Sobre lo que pasó con la droga después del 8 de febrero hay algunas pistas, sin embargo, los detales definitivos los revelará la justicia estadounidense. Según el indicment, el 8 de febrero se pactó la entrega de 7 toneladas de cocaína para el siguiente mes -es decir una fecha cercana al 8 de marzo- y después se haría entrega de otras 3 toneladas. 

Lo que las autoridades colombianas tienen claro es que las conversaciones telefónicas revelan episodios de tensión y desencuentros alrededor de la entrega de la droga, la cual se termina pactando en Barranquilla y no en Estados Unidos, como habrían intentado Santrich y Marín negociar. "Yo me imagino que no tienen que enredarse las cosas, simplemente se le dice al señor de allá, el del aguacate y le dice mire yo ya tengo aquí este efectivo, tengo para 5.000 televisores, tenga los 5.000 televisores si? y usted entrégueme allá en Quilla, en Barranquilla me entrega lo otro", dice un aparte del audio de una conversación sostenida entre Marín y un supuesto integrante de la organización mexicana.

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Durante la conversación, dejan al descubierto rencillas de dinero que hay de por medio y la enemistad que existen entre los dos carteles de droga importantes en México, el de Sinaloa y el de Michoacán. Inconvenientes de tipo logísticos fueron los que terminaron por alargar la entrega de la droga.

Una llamada que recibió Santrich cambió repentinamente los planes que tenían las autoridades, tanto colombianas como estadounidenses, de quedarse para ver el desenlace de la historia. La llamada fue hecha por un hombre de nombre Fabio que dice: "Trichi (era el sobrenombre de Santrich), recibí una llamada que hay que tomarla con beneficio de inventario. Dicen que hay una vaina rara, un operativo de detención para ti, que tiene que ver con extradición". En ese momento Santrich le hace preguntas sobre qué tan seguro es, para cuándo y cuál es su fuente de información; a lo que Fabio responde: "Un man de la Policía, pero espérame me pongo al día"

Aunque la Fiscalía no confirmó la fecha de esta llamada, su efecto fue el de suspender las operaciones y concretar procesos sobre las evidencias existentes. "Fuimos vendidos", fue la expresión que usó el fiscal general para referirse a este episodio. De allí se desprendió entonces la emisión de una orden de captura por parte de un juez de Nueva York el pasado 4 de abril y el posterior trámite de la circular roja de Interpol, con la que pidieron captura internacional para los cuatro implicados. 

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A las 5:30 de la mañana de este lunes 9 de abril, en la Casa de Nariño recibieron una llamada inesperada. Era el fiscal general Néstor Humberto Martínez, que pedía con urgencia hablar con el presidente Juan Manuel Santos. Una vez los comunicaron, Santos le dio cita para las 6:00 de la tarde a lo que el fiscal dice haberle respondido: "too late, too late". Fue entonces cuando se pusieron como hora de encuentro las 6:15 de la mañana, antes de que comenzara la agenda con la Primera Ministra de Noruega, Erna Solberg. 

Al escuchar el relato del fiscal, las palabras del presidente Santos habrían sido desde el primer momento de respaldo a la investigación: "Esos eran los acuerdos, ellos sabían que no podían seguir delinquiendo". Diez horas después, los cuatro implicados, incluyendo al ex jefe negociador de las Farc y ahora señalado jefe negociador con la mafia de Sinaloa, fueron capturados en operativos que golpearon la moral de un accidentado proceso de paz. 

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