Accidente
“Me volvió a fallar el motor, voy a buscar un río”: así fue el siniestro de la avioneta en la que viajaban los niños. En el accidente murieron su mamá y el piloto
A las 7:44 de la mañana del primero de mayo, la torre de control perdió contacto con la tripulación. La aeronave se encontró en posición vertical y con el motor desprendido por el choque.
“… Mayday, Mayday, Mayday, 2803, 2803, el motor me volvió a fallar... voy a buscar un río… aquí tengo un río a la derecha…”, fueron las últimas palabras del piloto de la avioneta Cessna U206G, que se estrelló en la selva entre Caquetá y Guaviare el pasado primero de mayo y en la que viajaban los cuatro menores indígenas que, en lo que es considerado un milagro, fueron encontrados con vida ayer viernes.
El primero de mayo, a las 6:42 de la mañana, la aeronave despegó desde Araracuara, Puerto Santander, Amazonas, con destino a San José del Guaviare. Cerca de media hora después, a las 7:17 de la mañana, el piloto emitió un mensaje: “Mayday, mayday, mayday 2803, mayday, mayday, mayday, mayday, tengo el motor en mínimas, voy a buscar un campo”.
Según las normas de la aviación en el mundo, la expresión “mayday” debe ser usada por los capitanes de vuelo únicamente cuando considera que la aeronave que comandan se encuentra en peligro grave e inminente, por lo que requiere ayuda inmediata. Es decir, a esa hora, el piloto a bordo ya había alertado que el vuelo se encontraba en una situación crítica.
Pocos minutos después, a las 7:32 de la mañana, el piloto volvió a hablar con una voz de esperanza y dijo: “El motor volvió a coger potencia”.
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Sin embargo, pocos minutos después, a las 7:43, sobrevino la catástrofe. El piloto nuevamente pronunció el fatídico “Mayday, Mayday, Mayday, 2803, 2803, el motor me volvió a fallar… voy a buscar un río… aquí tengo un río a la derecha…”. Un minuto después, agregó: “…103 millas fuera de San José… voy a acuatizar…”.
Este fue el último grito de auxilio que logró dar. A las 7:44 de la mañana el avión se perdió del mapa. Hasta ese momento, el piloto no volvió a establecer comunicación y tampoco se evidenció más recorrido por parte de la nave Cessna U206G con matrícula HK 2803, lo que confirmó que fue alrededor de esa hora que se produjo el fatídico hecho.
Tras este suceso se iniciaron las operaciones de búsqueda y rescate de la aeronave y de las siete personas que viajaban en su interior –tres adultos y cuatro menores–, utilizando varias aeronaves adscritas a la Fuerza Aérea Colombiana para efectuar la búsqueda con diferentes patrones, pero sin lograr resultados satisfactorios. Fue hasta el día 16 de mayo de 2023, a las 9:00 de la noche, aproximadamente, cuando los comandos de las Fuerzas Especiales del Ejército avistaron la aeronave HK 2803, accidentada en terreno selvático, en jurisdicción del municipio de Solano, departamento de Caquetá, cerca del río Apaporis.
“Los tres ocupantes adultos se encontraban en el avión, sin vida. Los otros cuatro ocupantes (menores de edad) no fueron ubicados en el área del accidente, y no había señales de que hubieran resultado heridos, al menos no de gravedad”, señalaron las autoridades en ese momento.
Primer reporte
Con el hallazgo de los restos de la aeronave, la Dirección Técnica de Investigación de Accidentes de la Aerocivil entregó el reporte de lo sucedido. La aeronave se encontró en posición vertical con evidente impacto frontal y características de alto ángulo de impacto y baja velocidad. Se conoció que el piloto reportó fallas técnicas y, mientras buscaba una pista para aterrizar, se precipitó sobre una montaña. Durante el inesperado descenso, impactó contra los árboles y este golpe ocasionó la separación del motor con su cubierta. En ese momento perdió el control y se produjo la caída vertical de la aeronave.
La inspección detallada de los restos indicó que, contrario a lo que pretendía el piloto de caer sobre agua, el primer impacto fue contra los árboles de la zona, este golpe ocasionó la separación del motor con su cubierta y hélice de la estructura de la aeronave, a partir de la pared de fuego.
Por la fuerte desaceleración y la pérdida de control en el primer impacto, se produjo la caída vertical de la aeronave, que colisionó contra el terreno, disipándose la energía principalmente en el panel de instrumentos, que era donde iba el piloto. Las autoridades investigan si esta misma avioneta accidentada ya había registrado un incidente años atrás en el departamento del Vaupés, el 25 de julio de 2021, en la pista de San Miguel, de la Comunidad de Sonaña, luego de despegar del Aeropuerto Vanguardia de Villavicencio.
El informe entregado por la Dirección Técnica de Investigación de Accidentes de la Aerocivil detalló que una de las claves para la supervivencia de los menores, que sorprendentemente fueron encontrados con vida 40 días después del accidente, fue la posición de las sillas en las que viajaban. Esta circunstancia fue clave para evitar su fallecimiento.
De acuerdo con el informe, los ocupantes ubicados en las sillas 1, 2 y 3 perdieron la vida. Allí se encontraban el piloto, un hombre y una mujer, esta última era la madre de los cuatro menores indígenas que también iban a bordo. Según la investigación, el asiento de ella presentó un desprendimiento de los rieles de la estructura.
Mientras tanto, en las sillas 4, 5 y 6 iban los niños. Por el estado en que fueron vistas, la 4 y la 6 no tuvieron desprendimiento: “Su condición no mostraba en ellas deformaciones o golpes por la desaceleración. La silla 5 se halló con su espaldar inclinado con desprendimiento. La silla 6 se encontró con inclinación”.
Los analistas sospechan que el bebé de 11 meses era cargado por su madre en la silla 3: “Se presume, por el análisis, que durante el impacto pudo estar con el ocupante de la posición 3”. Sin embargo, en el estudio hay incertidumbre sobre su ubicación en la cabina, dado que pudo haber sido sujetado por sus hermanos, pues también apareció con vida en la noche de este viernes.
Los materiales probatorios recolectados en la zona del accidente aéreo revelan indicios de una posible evacuación de los menores, quienes se encontraban en la sección trasera de la aeronave. Según el análisis de los expertos de la Aerocivil, parece ser que salieron por la puerta del piloto, ubicada en la parte frontal izquierda.
Frente a la idoneidad del piloto que conducía la avioneta, desde un principio quedó claro que contaba con la experiencia suficiente para estar al frente de una aeronave de este tipo en condiciones como las de la selva del Guaviare. Él contaba con todas sus licencias y certificados médicos vigentes a la fecha del accidente. Asimismo, tenía el chequeo de “Proeficiencia” en la aeronave 206, el cual aprobó el primero de junio de 2022. Además, gozaba de experiencia profesional en varias empresas colombianas de transporte no regular.
Una de las situaciones que habría contribuido al desenlace fatal son las condiciones de la zona. Allí, según los expertos, existe lo que se llama el bosque denso, donde las copas de los árboles cubren entre 80 y 100 por ciento del terreno. Eso dificulta la visibilidad y sería una de las razones que habría imposibilitado encontrar un lugar adecuado para el aterrizaje de emergencia.