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    Excabecillas de las Farc, como Julián Gallo, Pastor Alape y Timoleón Jiménez, han puesto cara en la JEP, pero les reclaman más verdad y reparación a las víctimas.
Excabecillas de las Farc, como Julián Gallo, Pastor Alape y Timoleón Jiménez, han puesto cara en la JEP, pero les reclaman más verdad y reparación a las víctimas. | Foto: alexandra ruiz poveda-semana

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JEP negó petición de expulsar del Congreso al exsecretariado de las Farc, por incumplimiento en casos de secuestro

La decisión, de 27 páginas, conocida en su totalidad por SEMANA, explica que la suspensión o acceder a la solicitud no tendría respaldo de la Constitución Política.

23 de noviembre de 2022

La JEP acaba de negar por improcedente una solicitud que hicieron algunos de los familiares de los diputados del Valle, para que fueran suspendidos del Congreso por su participación en el caso 01, relacionado con secuestro.

En uno de los apartes del fallo, conocido por SEMANA, se lee que la medida solicitada, de tipo cautelar, es improcedente porque, de acuerdo con la normativa constitucional y transicional, “la participación en política es una garantía fundamental para la reinserción y la no repetición, de modo que las inhabilidades para el ejercicio de empleos públicos impuestas como penas accesorias están suspendidas”.

“En consecuencia, el que comparecientes a la JEP concernidos por trámites dialógicos de reconocimiento de verdad y responsabilidad por delitos graves, pero todavía no sancionados, puedan ejercer cargos públicos y, en particular, el de congresistas, no es más que la concreción de lo convenido, debidamente implementado a través de normas cuya compatibilidad con el ordenamiento superior fue validada por la Corte Constitucional en su calidad de guardiana de la Constitución Política”, señala el tribunal transicional.

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En la solicitud, los familiares, a través de la Fundación Defensa de Inocentes, toman punto por punto del reconocimiento de las Farc y desmienten temas tan importantes como la forma en como los alimentaban, los tratos y las conductas que ocurrieron en la selva, con las cadenas en las manos y en los pies, lejos de la libertad.

Consideran que el exsecretariado de las Farc miente en los relatos sobre lo que realmente ocurrió en los casos de secuestro. En medio de la indignación, piden a la justicia transicional imponer la máxima pena (que sería de ocho años de prisión).

Para las familias, los comparecientes han dejado a un lado el reconocimiento de verdad que debe ser detallada y exhaustiva, pues hay preguntas y demandas de verdad que a la fecha no han sido resueltas a pesar de que se han planteado desde años atrás, cuando se efectuó el primer traslado de versiones voluntarias a las víctimas.

De hecho, el “portazo” de la JEP es tan contundente que señalan que, antes de un pronunciamiento sobre las sanciones a imponer y su compatibilidad o no con participación política, “la posibilidad de levantar la suspensión de la inhabilidad para ejercer los cargos de congresistas por parte de algunos comparecientes a la JEP tendría que plantearse en el marco de alegatos sobre incumplimientos al régimen de condicionalidad, escenario distinto al de las medidas cautelares y, de todas maneras, impertinente para este caso en donde no se advierte ningún cuestionamiento en ese sentido”.

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Los otros argumentos de los familiares de los diputados del Valle

Las víctimas cuentan también cómo, en el documento en el que las Farc reconocen su responsabilidad, señalan que los diputados tenían un “recepcionista” y, además, que el desayuno consistía en “arepa con sardinas, chocolate o leche, huevos revueltos, pan o cancharina (especie de arepa a base de harina de maíz molido, agua y huevos). Las Farc cuentan que les daban mazamorra, gaseosa, carne y jamoneta, planteamiento que consideran descarado frente a las precarias condiciones de cautiverio, que ya conoce el país.

“Lo señalado anteriormente es falso, el desayuno fue invariablemente sopa de pasta con sal, una arepa de maíz y un café. Nunca comieron huevos, ni chocolate y ni carne. El almuerzo era fríjoles con arroz o lentejas con arroz, y en la tarde espaguetis con arroz; eventualmente les daban sardinas, pero era una lata para cada grupo de seis o cuatro secuestrados; les tocaba de a cucharada para cada uno”.

En este caso, la decisión es clara, pero queda un sabor amargo para las víctimas y familiares, no solo en el caso de los diputados sino en muchos expedientes de secuestro. La reparación y la verdad cada vez más parece una utopía.