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La alcaldesa Claudia López recriminó públicamente a su secretario de Seguridad, Hugo Acero, uno de los mayores expertos en la materia. Él no se quedó callado y le replicó.

POLÍTICA

Todos pierden: el choque de Claudia con su secretario de Seguridad

El roce público de la alcaldesa de Bogotá con su secretario de Seguridad provocó desconcierto. Para combatir la delincuencia se necesita un trabajo en equipo entre el Palacio Liévano y la Policía. ¿Qué pasa?

17 de octubre de 2020

Las controversias de la alcaldesa Claudia López con el presidente Iván Duque se volvieron habituales y varios sectores han coincidido en calificarlas de innecesarias y riesgosas para el futuro de Bogotá. Pero a ese choque se le sumó ahora una confrontación pública de la mandataria con su propio secretario de Seguridad, Hugo Acero, uno de los funcionarios más importantes de la capital del país.

Miles de personas que siguieron una transmisión en las redes sociales de la alcaldesa, desde el antiguo sector del Bronx, vieron en vivo y en directo la tensión entre Claudia López y Hugo Acero. Delante de oficiales del Ejército y otros funcionarios de la administración, la mandataria recriminó al secretario por la inseguridad que se vive en ese sector del centro de Bogotá.

“¿Qué se hizo Hugo? En esta zona deberíamos tener mínimo diez puestos para apretar. Esta zona es muy difícil, no hay que aflojar”, aseguró Claudia.

Cuando Acero intentó explicarle a la alcaldesa la complejidad del Bronx y la salida de los jíbaros, ella lo interrumpió abruptamente. “Nuestra tarea no es quejarnos de eso, nuestra tarea es, donde estén, apretarlos”, le dijo. Acero no se quedó callado y le respondió visiblemente molesto: “Claro, y lo hemos venido haciendo; si me deja hablar, le digo”.

Con su celular y a través de Facebook, Claudia transmitió en tiempo real este choque con Acero, reconocido por su larga experiencia en asuntos de seguridad ciudadana. Las personas presentes y los espectadores en las redes sociales quedaron atónitos por la tensión entre dos funcionarios llamados a trabajar en equipo y de forma coordinada.

Pero lo preocupante y de fondo es que este incidente entre la alcaldesa y su secretario muestra el mal momento por el que atraviesan las relaciones entre Claudia López y las personas con las cuales debe trabajar a diario para combatir la delincuencia. Aparte del roce con Acero, la alcaldesa y la Policía no han podido construir un ambiente de plena confianza.

En los primeros diez meses al frente de la ciudad, han sido más los regaños de ella a la Policía que los logros contra la delincuencia presentados de forma conjunta. Aunque no lo dicen en público, los uniformados no se sienten respaldados por la mandataria y consideran que ella se ha sumado a un coro de voces injustas que cuestionan a la institución por los repudiables excesos de unos policías.

En medio de los atropellos durante las recientes protestas, a la alcaldesa la criticaron porque intentó evadir su responsabilidad como comandante en jefe de la Policía Metropolitana. Gustavo Petro, incluso, le dijo que había perdido el control sobre dicha institución.

A raíz de lo que pasó con Acero, también salió a relucir el papel que desempeña la Secretaría de Seguridad, creada en la alcaldía de Enrique Peñalosa, y que este año cuenta con un presupuesto de casi medio billón de pesos.

“Preocupa que el esfuerzo hecho hace cuatro años para crear la Secretaría de Seguridad en Bogotá, y darle al tema la importancia que merece, se desvanezca por las continuas peleas de la alcaldesa con la Policía y ahora con Hugo Acero, quien merece respeto. Él es un experto y la alcaldesa debería escucharlo más a él”, aseguró Daniel Mejía, quien estuvo al frente de esa Secretaría en la administración pasada.

A comienzos de año, quien más sobresalía en los temas relacionados con la seguridad de Bogotá no era Acero, sino el secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez. Pero la Secretaría de Seguridad se creó precisamente para que esta tarea se desligara del despacho del secretario de Gobierno, cuya asignación principal es llevar las relaciones políticas con el Concejo.

Nadie duda de que detrás del temperamento de la alcaldesa hay buenas intenciones y una preocupación natural para que las cosas marchen lo mejor posible en Bogotá. Pero ese choque público con su secretario de Seguridad es inconveniente. Envía un mensaje de poco trabajo en equipo. Es lo que menos esperan los ciudadanos de sus autoridades a la hora de enfrentar la criminalidad.