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ORDEN PÚBLICO

La guerrillera del Centro Andino

SEMANA revela en exclusiva fotos y testimonios de Violeta Arango, la única prófuga del atentado terrorista al Centro Andino. Hoy milita en las filas del ELN.

29 de septiembre de 2018

Uno de los secretos mejor guardados del ataque contra el centro comercial Andino, en junio del año pasado, quedó al descubierto hace poco. Se trata del paradero de Violeta Arango Ramírez, la única integrante prófuga del grupo autodenominado Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), responsable de ese atentado en el que murieron tres personas y diez terminaron heridas.

Desde hace un año, nueve de los camaradas de Arango permanecen detenidos por cuenta del ataque, aunque hace pocas semanas estuvieron cerca de quedar en libertad por un error de la Fiscalía, que dejó vencer los términos. Cuando estaban por regresar a las calles les notificaron nuevas órdenes de captura y hoy están en varios penales. Aunque la Policía y la Fiscalía los detuvieron a casi todos pocas semanas después del ataque, solo Violeta logró eludir a las autoridades, a pesar de la oferta de 20 millones de pesos por información para capturarla.

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Casi un mes después del atentado, el 13 de julio de 2017, Violeta divulgó un extenso comunicado en el que negaba cualquier relación con la bomba, el MRP o grupo alguno. “…Han iniciado toda una campaña que daña mi buen nombre, pone en riesgo mi integridad, viola todos mis derechos y me condena sin siquiera ir a un juicio. Esta persecución legal de la que estoy siendo víctima, junto con mi familia, a la que tienen acosada, perseguida y ultrajada, no es otra cosa que un montaje... han decidido emprenderla contra un buen grupo de personas”, dice uno de los apartes.

Por medio de sus abogados y familiares, Violeta y los otros detenidos del MRP siempre han rechazado las sindicaciones en su contra a pesar de las contundentes evidencias. Todos han negado pertenecer a esa célula terrorista y tener relación con el ELN. Sin embargo, en el caso de ella, al igual que otros de los detenidos, las pruebas demuestran lo contrario.

Desde que Violeta desapareció, las autoridades tenían serios indicios de que había buscado refugio en las filas del ELN, organización que entrenó y capacitó en acciones terroristas a algunos de los integrantes del MRP, de acuerdo con la Fiscalía. No estaban equivocados. El pasado 28 de julio murió en el sur de Bolívar, durante una operación de la fuerza pública, Jacob David Acuña Gelis. Conocido con el alias de Samuel, era un veterano y sanguinario miembro de la dirección nacional del ELN, y mano derecha de alias Gabino, uno de los jefes de ese grupo. En su poder estaban las pruebas que demuestran que a diferencia de lo que decían los detenidos y sus abogados, Violeta y sus amigos sí estaban en actividades ilegales y tenían fuertes relaciones con esa guerrilla.

SEMANA tuvo acceso exclusivo a una serie de fotografías que portaba Samuel, en las que Violeta aparece con uniforme del ELN, cargando un fusil y con varios de los integrantes del Frente de Guerra Rubén Darío Ramírez Castro (FDGR), que comandaba el guerrillero muerto. También hay varios mensajes cruzados entre la hoy fugitiva y el jefe subversivo y también las recomendaciones que este dio para “cuidarla”.


A Violeta la protegía en las filas de esa guerrilla Jacob Acuña, conocido con el alias Samuel, miembro de la dirección nacional del Eln ya abatido.

Del MRP al ELN

Un mes después de la bomba del Andino, Violeta hizo contacto con alias Antonia y alias Camilo, del frente urbano del ELN en Medellín, quienes le dijeron que había “condiciones” para que ella viajara hasta el sur de Bolívar para integrarse al FDGR. El 23 de septiembre de 2017, alias Samuel le envió una comunicación al frente urbano en los que les recomendaba manejar el caso de Tatiana (nombre que le dieron a Violeta en el ELN). “Es un caso superdelicado. Hay que tener prudencia por el bien del ELN, de los compas que la tienen, de ella misma y del proceso revolucionario. Queda prohibido que esto se comparta con otros, se debe manejar secreto quien es la compa (Violeta), hay que estar motivándola…”, dice uno de los apartes del jefe guerrillero a sus subalternos.

La preocupación de alias Samuel por mantener en secreto la presencia de Violeta se explica porque tanto el ELN como ella misma y los demás integrantes del MRP, siempre han negado cualquier relación, lo mismo sus abogados y familiares. Algo que claramente queda desvirtuado por el contenido de los mensajes y las fotos.

Con el descubrimiento de que Violeta está en las filas del ELN, las agencias de inteligencia no descartan que ella esté colaborando en reactivar y formar otras células de ese movimiento.

Desde las montañas del sur de Bolívar los guerrilleros que están con Violeta le escribieron a su jefe, Samuel, y le contaron que a ella “le están dando muy duro los desplazamientos a pie”. En diciembre pasado la fugitiva también le envió varios mensajes a alias Samuel en donde le dice que “...hace un año todo cambió tanto, incluso llegué aquí y ni siquiera supe bien cómo. No puedo olvidar de dónde vengo, aunque eso no ha impedido que me sienta como en casa… no cambiaría la decisión de haber venido y haberlo podido conocer a usted, a esta organización, este territorio”, afirma.

En otro mensaje Violeta le dice a Samuel que “sé que este proyecto de donde vengo es temerario, dejamos todo lo que teníamos a un lado para empezar a construirlo y hoy las consecuencias están a simple vista, los compañeros por allá, yo aquí y toda la base rodando por ahí intentando hacer algo. Esto que le digo aquí no quita que estoy en disposición y que voy a corresponder lo que usted y el Eln han hecho para ayudarme”.}

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A finales de enero de este año, el jefe guerrillero le respondió a Violeta para contarle que en un pleno ampliado (reunión) del frente de guerra hablaron de su situación. La decisión del ELN era “mantener solidaridad con los integrantes del MRP como revolucionarios, apoyarla jurídicamente y ‘oficializar’ su estadía en las filas elenas como respeto a su militancia”. También le confirmó que estaban estudiando pasarla a alguno de los frentes que actúan en la frontera con Venezuela, para que ella estuviera más tranquila ante las constantes operaciones militares que se desarrollaban en la zona donde estaba. Igualmente, que tomaron la decisión de que ella ayudara en las filas subversivas con temas de “trabajo intelectual, formativo y organizativo”.

Varios guerrilleros capturados confirmaron la presencia de Violeta en las filas del ELN. Afirman que durante el año que lleva ha tenido algunas relaciones sentimentales con sus compañeros de armas.

Después de la muerte de alias Samuel, Violeta envió nuevamente cartas a otros jefes del ELN, entre ellos alias Pirry y Mocho Tierra, para ratificar su gratitud con ellos por tenerla en las filas, aunque les dice que “agradezco todo pero me gustaría volver adonde pertenezco (MRP en Bogotá)”.

Estas nuevas pruebas, sin duda, la comprometen y dejan en claro que Violeta, la socióloga de 24 años de la Universidad Nacional, aparentemente no era quien decía ser. A pesar de los esfuerzos de abogados, amigos y familiares por negar sus relaciones con grupos al margen de la ley, el hecho de que ella lleve prácticamente más de un año en las filas elenas portando uniforme y armas deja sin mayor argumento cualquier presunción de inocencia.

Aparte de la recompensa que ofrece el gobierno por Violeta, desde hace varios meses existe una circular roja de la Interpol en su contra. El 24 de octubre del año pasado la Fiscalía General produjo el escrito de acusación contra los 10 integrantes del MRP, entre ellos la fugitiva. En el extenso documento presentó 267 pruebas contra ese grupo de personas señaladas de participar en 15 ataques terroristas en Pereira y Bogotá entre 2015 y 2017, el último de ellos en el centro comercial Andino, el 17 de junio. El ente acusador incluso mostró un video previo al ataque en el que aparece esta mujer reunida con Boris Rojas, uno de los detenidos por el caso del Andino y señalado de ser el jefe de una célula del MRP.

La Fiscalía pidió una pena de 30 años para Violeta y los nueve detenidos sindicados de concierto para delinquir, terrorismo, homicidio agravado, homicidio agravado en tentativa, falsedad material en documento público y fabricación de explosivos y armas de fuego.

En diciembre del año pasado SEMANA reveló el contenido de varias cartas que algunos de los integrantes detenidos del MRP se cruzaban con sus enlaces por fuera de la cárcel y en las que era evidente que a pesar de estar privados de la libertad continuaban con sus actividades “Soy estudiante de primer semestre y estoy dispuesto a seguir la lucha de ustedes”, decía un aparte de una de las misivas.

Otro de los documentos hallados habla de lo que denominan “trabajo abierto en la universidad”. Allí, una persona que evidentemente pertenece al MRP les escribió a los detenidos: “(...) Estoy completamente quemado y es claro que quien se me acerque será ligado al movimiento. Plantear un nuevo esquema de trabajo implica renunciar a las tres C cada día más necesarias para nuestra supervivencia. Las personas que ingresen a trabajar abiertamente quedarían imposibilitadas para accionar y estaríamos desaprovechando gente. En lo personal, no me gustaría desvincularme de la discusión nacional. No quisiera quedar trabajando únicamente con la intelectualidad, mientras otros arriesgan su vida”, dice uno de los documentos que aparecieron en las celdas y en donde estarían planeando nuevas acciones del MRP.


 El Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP) detonó en junio del año pasado una bomba en el baño del centro comercial Andino.Murieron tres personas y otras 10 terminaron heridas.

Desde el arresto de los nueve sindicados de la bomba del Andino, las oleadas de ataques en Bogotá y otras ciudades disminuyeron sustancialmente. Sin embargo, otros integrantes del MRP intentaron sin éxito retomar las acciones terroristas. En septiembre y octubre del año pasado las autoridades desactivaron dos bombas panfletarias del MRP en el sur de la capital, lo que dejaba en evidencia la existencia de otros integrantes de ese movimiento que permanecían libres.

Con el descubrimiento de que Violeta está en las filas del ELN, las agencias de inteligencia no descartan que ella esté colaborando en reactivar y formar otras células de ese movimiento. No es descartable tampoco que una vez se conozca públicamente su presencia con esa guerrilla, opten por enviarla definitivamente a Venezuela en un intento por negar esa relación y protegerla. Lo cierto del caso es que por ahora las fotos y mensajes revelados por SEMANA despejan el misterio de lo que pasó con Violeta, la guerrillera del Andino.