REPORTAJE
La increíble historia de Pacelli, el corregimiento del Catatumbo donde sus habitantes hacen guardia nocturna y no permiten el ingreso de los grupos armados
Los habitantes de este corregimiento en el Catatumbo no aceptan la permanencia de las Farc, el ELN y el Ejército. Solo quieren vivir en paz y alejados de las balas. La localidad da ejemplo de unión.

Tan pronto escucharon los primeros disparos, los presidentes de las juntas de acción comunal de las 12 veredas del corregimiento de Pacelli, ubicado a dos horas y media de Tibú, en Norte de Santander, buscaron protegerse. Convocaron a sus pobladores y encendieron las alarmas.
La matanza del ELN contra el frente 33 de las Farc en el corazón del Catatumbo los llevó a tomar medidas e impedir que los grupos armados ingresaran y se establecieran en su territorio.
Ellos no están en favor de un lado ni del otro. Solo quieren vivir tranquilos, en paz y no quedar en medio del fuego cruzado. Las tres entradas del pueblo permanecen blindadas por comunidades que tienen carácter y están postradas a lado y lado de la vía, con banderas blancas, mensajes de paz y la firme intención de frenar a cualquier ilegal que quiera tomar posesión del caserío.

No tienen armas. Tampoco bastones. Mujeres, hombres y hasta ancianos salen en grupo y con respeto les piden a los farianos o elenos regresarse por donde llegaron. Los subversivos respetan. De lo contrario, más de 3.000 pobladores indefensos salen a hacerle frente a la situación.
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En el ingreso al pueblo por las veredas San Isidro, San Martín y San Luis hay hasta 30 personas después de las 7:30 de la noche.
“Ese es el primer turno y va hasta las 12 de la noche. El siguiente empieza a la medianoche y finaliza a las seis de la mañana”, le contó a SEMANA un poblador que pidió reserva de su identidad. Preparan fogatas, café y cocinan alimentos mientras pasa la noche. Los católicos rezan rosarios llamando a la paz.
No es obligación prestar vigilancia, pero cada vivienda aporta uno o dos guardias que prestan seguridad gratis y son los encargados de despertar a Pacelli si, eventualmente, algún grupo armado quiere entrar por la fuerza. Las campanas de la iglesia de Nuestra Señora de Fátima están listas como alerta temprana en horas ajenas a la eucaristía. La orden es que, si eso ocurre, todos deben salir de sus casas.
En medio de esta confrontación, el ELN apareció en una de las entradas de Pacelli. Los guerrilleros pidieron que los dejaran pasar por el caserío. El pueblo les impidió que se instalaran. Los habitantes no pretenden obstruir la movilidad porque no tienen ese poder, pero no quieren a ningún grupo asentado. Ni siquiera el Ejército. Cuando los militares pasan por la zona, les piden que no permanezcan mucho tiempo en el corregimiento. Los pobladores no les temen a los guerrilleros, pero sí hay respeto porque los subversivos están armados, mientras ellos solo tienen el valor civil de enfrentarlos con la palabra.

El blindaje comunitario promete extenderse hasta los próximos días. Sin embargo, depende de las ganas de la comunidad. Hoy la situación de orden público está tensa, pero no se sabe qué pueda pasar en los siguientes días. “Si no se cansan, vamos a mantenernos”, le dijo otro poblador a SEMANA, quien aclaró que esta no es la primera vez que el corregimiento se autoprotege del conflicto armado.
Pacelli es un pueblo ejemplar y organizado que solo quiere la paz y que ha buscado ser pionero de propuestas de desarrollo. Sin embargo, no han corrido con suerte. Durante el Gobierno de Juan Manuel Santos, el pueblo se convirtió en uno de los primeros en el país en sustituir totalmente sus cultivos de coca. Sus pobladores lo hicieron empujados por la legalidad y el anhelo de que la localidad cambiara de rostro y llegaran las inversiones. Tenían claro que los cultivos ilícitos podrían ser reemplazados.
Sin embargo, Santos no les cumplió y las comunidades, en algunos casos, no tuvieron otra alternativa que volver a sembrar coca. Unos pocos cultivan café y otros capotean su economía con la ganadería.
Confían en que con la declaratoria de conmoción interior, Petro los mire y pavimente la carretera que de Tibú conduce a Pacelli y que va hasta el municipio de El Tarra. También esperan que el Estado financie proyectos productivos que les permitan no depender de la coca.