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Gustavo Petro y sus ministros salientes y entrantes.
Gustavo Petro y sus ministros salientes y entrantes. | Foto: SEMANA

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Los secretos del remezón del gabinete del presidente Gustavo Petro: así se produjo y estas fueron las tensiones que se generaron

SEMANA revela todos los detalles de la salida de siete ministros de la Casa de Nariño. Petro busca gobernar con personas de su entera confianza y envió tres mensajes claros.

29 de abril de 2023

Hace dos semanas, antes de viajar a Estados Unidos, donde sostuvo un encuentro con Joe Biden, el presidente Gustavo Petro ya tenía en mente su primer gran remezón ministerial. El mandatario se fue a Washington con la idea clara de las movidas que haría en su equipo, a tan solo ocho meses de su llegada al poder. De regreso a Bogotá, el mandatario tomó la decisión. Le pidió la renuncia protocolaria a todo el gabinete, removió a siete ministros y nombró a un nuevo director del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre).

Petro envió tres mensajes claros: le dará prioridad a personas de su entera confianza, algunos de ellos secretarios y directivos en su época como alcalde de Bogotá; castigó a los partidos por oponerse a la reforma a la salud y separó a los ministros que los representaban; y se la jugará por el apoyo individual de los congresistas en contravía de los directores de los partidos, como en el caso de César Gaviria y el Partido Liberal. La ambiciosa apuesta no será fácil.

El sorpresivo remezón se llevó por delante a la ministra de Salud, Carolina Corcho, causante de la gran crisis de la coalición de gobierno debido a su intransigencia para lograr un consenso en torno a la reforma del sector. Así mismo, los problemas para convencer a los partidos sobre dicha iniciativa le pasaron una cuenta de cobro al ministerio del Interior, Alfonso Prada, quien será reemplazado por Luis Fernando Velasco, el líder político de los liberales que rechazan la línea del expresidente Gaviria.

Luis Fernando Velasco
El ministro del Interior, Luis Fernando Velasco. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO

Se podría decir que detrás de la sorpresiva salida de los ministros más experimentados del gabinete, como José Antonio Ocampo (Hacienda) y Cecilia López (Agricultura), también están los fuertes reparos de ellos a la reforma a la salud. En el caso de Ocampo, el Ministerio de Hacienda tardó en evaluar el impacto fiscal del proyecto, lo que avivó las divisiones en el equipo de Gobierno.

Pero no solo eso. SEMANA reveló la respuesta a un derecho de petición enviado por el Ministerio de Hacienda al senador liberal Alejandro Carlos Chacón, en el que se soltó una bomba: la reforma a la salud costaría 113 billones de pesos en los próximos 10 años. Esa información, que se conoció el mismo día de la votación de la ponencia, indignó a Petro y rebosó su paciencia con Ocampo.

Guillermo Alfonso Jaramillo, ministro de Salud.
Guillermo Alfonso Jaramillo, nuevo ministro de Salud. | Foto: El Nuevo Día

En los otros casos, Petro hizo sentir su molestia con los conservadores y le aceptó la renuncia al ministro de Transporte, Guillermo Reyes, quien llegó al cargo con el apoyo de ese partido. Lo mismo hizo el presidente con La U con la salida de la ministra de las TIC, Sandra Urrutia.

Un día agitado

El pasado miércoles, a las 6:00 de la a. m., los teléfonos de los ministros empezaron a sonar. Al otro lado de la línea, la jefe de gabinete, Laura Sarabia, confirmó las citas de los funcionarios con Petro. Cada uno tenía un espacio asignado de entre media y una hora. En su despacho, Petro recibió a los ministros salientes y los notificó de su decisión. Les agradeció su respaldo y les dijo que buscaba un gabinete más cercano a sus tesis. Algunos comprendieron al mandatario, como la ministra de Agricultura, Cecilia López. Otros, como Ocampo, reflejaron su sorpresa. En su caso, siempre se dijo que su posición en el Ministerio de Hacienda era una prenda de garantía para los mercados internacionales y la estabilidad de la economía en momentos de turbulencia.

Ricardo Bonilla
El nuevo ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla. | Foto: JONATHAN CHIQUIZA

Horas después, hacia la 1:00 de la tarde, el presidente asistió a un almuerzo privado que ofreció en agradecimiento con sus ministros. Llamó la atención que la ministra de Salud, Carolina Corcho, no asistió. Ella, además de sorprendida, estaba molesta. La excusa que dio para no participar fue que tenía unas tareas pendientes en el Ministerio de Salud. Si hubiese asistido, Corcho se habría encontrado cara a cara con Prada, con quien tuvo fuertes roces en el trámite de su polémica reforma. A Prada, el Gobierno Petro contempla ofrecerle la embajada de Colombia en el Reino Unido.

Durante el almuerzo, Petro les dijo a sus ministros que detrás del remezón no había ninguna decisión de carácter personal ni tampoco un juzgamiento a la tarea realizada. Les reconoció que se trató de un asunto eminentemente político y que buscaba un gabinete más homogéneo y cercano a él.

Lo ocurrido tomó por sorpresa a todos, incluyendo al nuevo ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, cuya designación tiene una lectura clara y es la intención de la Casa de Nariño de endurecer su discurso frente al expresidente Gaviria. El plan es tan claro que SEMANA conoció que el presidente también contempló el nombre de Juan Fernando Cristo, acérrimo contradictor del jefe liberal, como sucesor de Prada.

Sin embargo, terminó pesando la gratitud de Petro con Velasco, quien venía dialogando con la mayoría de los congresistas liberales. En una cena, les habló de la necesidad de acercarse al Gobierno y de tener un encuentro con Petro para hablar sobre la reforma a la salud. La cita se dio el pasado martes a las 8:00 p.m., en la Casa de Nariño. Asistieron 18 de los 33 representantes a la Cámara, quienes esa noche redactaron un comunicado rechazando a Gaviria. El texto fue escrito desde la oficina de Velasco, quien ha pedido en el pasado la salida del expresidente de la dirección del partido a través de una convención liberal.

En las cuentas del nuevo ministro del Interior está el respaldo de 25 de 33 representantes liberales y de 9 de 13 senadores de esa colectividad. No obstante, fuentes del partido dicen que los datos son otros y que hay mayorías para apretar al Gobierno Petro.

Velasco ya llamó a Dilian Francisca Toro, directora de La U, y a Efraín Cepeda, presidente del Partido Conservador. Ante su nula participación en el Gobierno, no se descarta que ambos partidos se declaren en independencia. Velasco tiene una tarea titánica y es lograr la aprobación de las reformas que están amenazadas por la falta de tiempo en el trámite en el Congreso y dudas sobre las mayorías.

El nuevo ministro del Interior trabajará de la mano con el nuevo ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, un hombre ponderado, con vocación de consenso y una larga experiencia en lo público y los temas de salud. A diferencia de Corcho, Jaramillo dialoga.

La Casa de Nariño, pese a la dureza del discurso contra los partidos, los seguirá buscando. SEMANA conoció que, antes de viajar a Madrid a un encuentro con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, Petro le pidió a Velasco que dialogue con La U y los conservadores. Y este fin de semana, Velasco visitará a Toro en su casa en Cali, y también se verá con Cepeda.

En este segundo tiempo del Gobierno se verán caras conocidas y que acompañaron al entonces alcalde Petro en el Palacio Liévano: Ricardo Bonilla será el ministro de Hacienda (fue el secretario de esa cartera en la Alcaldía Petro); William Camargo será el ministro de Transporte (fue el director del IDU en la época de Petro como alcalde); y Carlos Ramón González reemplazará a Mauricio Lizcano (nuevo ministro TIC) en el Dapre. González, antiguo militante del M-19, es amigo personal de Petro y hasta hace poco era copresidente de la Alianza Verde, donde lideraba la corriente petrista. Yesenia Olaya será la ministra de Ciencia y Tecnología y Jhenifer Mojica, quien acompañó a Petro en la campaña, será la ministra de Agricultura.

Repitiendo el estilo que adoptó cuando fue alcalde de Bogotá, Petro ha removido hasta ahora a 10 ministros en sus primeros ocho meses de gobierno. En esta oportunidad demostró que la ruptura no es con el Congreso ni los partidos, sino con sus directores. ¿Dará resultados? ¿Hasta cuánto durará esa tensión?