SEMANA: ¿Cómo le parecieron las movilizaciones de la semana?
Marelen Castillo: Yo no salí a marchar ni en favor ni en contra de Gustavo Petro, salí a formar con el ejemplo, cuando uno sale a marchar le demuestra al pueblo colombiano que tiene unos derechos. No es correcto lo que ha hecho el presidente de invitar a marchar para que apoyen sus reformas, por ejemplo, la de salud que se radicó en el Congreso. Yo invito a Petro a que entienda que es el presidente de todos los colombianos, les guste a unos u otros, él tiene que promover la unidad, el consenso, él tiene que pensar en todos los colombianos. Yo salgo a marchar para educar con el ejemplo, decirles a todos los ciudadanos que tenemos que luchar y salir a las calles para que se respeten nuestros derechos.
SEMANA: Según las fotografías, fue más concurrida la marcha de la oposición. ¿El presidente debe leer los mensajes de la calle?
M.C.: Yo invito a una disertación. No es el volumen, es la calidad. No es la magnitud o la cantidad, sino la calidad de la marcha. Hago referencia a que cuando uno sale a la calle, lo hace convencido. Esto no puede volverse una competencia, eso le hace daño al pueblo colombiano. La idea es que quienes salen a marchar, lo hagan por convicción. Hay mucho ruido en la calle. Si me hablan de la marcha del 14, no me consta, dicen que pagaron para que salieran personas. Quizás es falso, la gente pudo salir por convicción. Y si hablamos de la movilización del 15, han dicho que los dueños de las EPS, supuestamente, hicieron marchar a sus empleados. Eso no es. Eso es lo que sigue dividiendo al país. ¿Dónde está el sentido de la marcha? En que quienes salgamos a marchar estemos construyendo un país donde se fundamente la unión, el consenso. Y no lo que nos están promoviendo que es muy triste: la división, la guerra de clases, la polarización (…).
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SEMANA: ¿Cómo le pareció el discurso de Petro en el balcón?
M.C.: Es difícil, se hacen muchos símiles y se empiezan a hacer comparaciones que son odiosas. Se le olvida que él no gobierna para los 11 millones de sus electores sino para los más de 50 millones de colombianos y que tiene que velar por el bienestar de todos. No se puede convertir en un discurso sacado de un libro de superación. Hoy se dice que vamos a hacer, ilusionar a la gente. Yo pienso que se ilusiona a la gente porque la ciudadanía tiene mucha esperanza, muchas necesidades. Por eso, la gente votó, esperando el cambio.
SEMANA: ¿En seis meses usted ya ve el cambio?
M.C.: Yo qué veo como colombiana: ¿cambio cuando en campaña se hablaba de las embajadas en Colombia, del mérito, de los funcionarios, de la gente que ha estudiado para representarnos diplomáticamente? Se hablaba de darles oportunidades a la gente y están viendo lo que sucede. ¿A quién le están dando las embajadas? ¿Eso es muestra de cambio? O, ¿cuándo se gobierna con los que han sido parte de otros gobiernos? Invito al discernimiento, a la reflexión. El cambio es no hacer lo mismo que hicieron los demás.
SEMANA: Usted ha sido respetuosa con Francia Márquez, pero esta semana se le notó su molestia con ella porque dijo que la salud de Cuba era el modelo ideal para Colombia. ¿Qué pasó?
M.C.: Sigo siendo respetuosa, la respeto por su dignidad, ella es la vicepresidenta de Colombia. Lo que pasa es que pensamos diferente. Yo conozco como académica el rigor que tienen las universidades en Colombia, sobre todo las facultades de medicina para que les aprueben un programa. Las facultades de medicina de Colombia son de lo mejor que hay. Unas de las que conozco: la de la Universidad del Valle, la Nacional, la de Antioquia, y las privadas. Además, las conozco porque mi hija empezó a estudiar medicina, muchas de ellas tienen los programas acreditados para que nos vengan a decir que los médicos cubanos son los mejores. Por favor, respeto a nuestros médicos. Uno no puede ir por el mundo, en labores diplomáticas, denigrando de nuestro país, además en una isla donde no hay democracia. ¿Cuánto hace que no hay elecciones en Cuba?
SEMANA: Usted decía que a la vicepresidenta le falta altura (…)
M.C.: Yo le tengo a ella un respeto muy grande, ella tiene hoy la oportunidad de ser la vicepresidenta de Colombia y esa oportunidad es muy grande como mujer, como afro de representarnos con altura. No podemos usar el puesto para hacer uso de la diplomacia y ganar, no sé si réditos o beneplácito en un país que no es modelo de democracia.
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SEMANA: Usted es maestra, ¿cómo evalúa a Gustavo Petro en sus primeros seis meses?
M.C.: Para evaluar hay que hacer rúbricas, indicadores que me permiten ver la gestión. Los míos, seguramente, son diferentes a los de algunos colombianos porque todos tenemos expectativas de futuro. Yo puedo sacar tres: articulación, coherencia y cohesión. La articulación entre el gobierno, entre los diferentes estamentos, es muy complejo. Es gobernar con el caso. Un día dicen sí, al otro día cambian de opinión, un día acaban las EPS, al otro día ya no, otro hablan de construir sobre lo construido. Ahí la evaluación no es la más óptima. ¿Cuál es la coherencia? Le hablo de coherencia con nombramientos que se han hecho en el gobierno (...).
SEMANA: Deme una cifra.
M.C.: (…) 2.5 porque espero más, espero que pueda gobernar para todos. Algunos me dijeron ‘lo rajó’. No lo estoy rajando. Vamos en la mitad y tenemos que seguir construyendo, la invitación es que se trabaje para todos.
SEMANA: Por último, ¿cómo evalúa a la vicepresidenta?
M.C.: No voy a evaluarla, quiero invitarla a que gobierne con todos. Dejo la evaluación pendiente.