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semillas de lino.
El estudio analiza diferentes tipos de dietas, como las vegetarianas, y explica cuál sería mejor a largo plazo para cuidarse. | Foto: Getty Images

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Revelan cuáles son los mejores y peores alimentos para el corazón, el metabolismo y las arterias

La Asociación Americana del Corazón analizó diferentes categorías de dietas y les dio un puntaje según sus beneficios o afectación.

20 de mayo de 2023

Cuidar el corazón, que es un motor para el cuerpo, podría ser de los objetivos fijos de la vida. Aunque normalmente se llega al punto de preguntarse por la salud cardiaca luego de afectaciones puntuales, si vale la pena estudiar que sucede con el órgano que siempre palpita.

Por ejemplo, aporta conocer cuál es la dieta más indicada para cuidarlo. Y justo esa pregunta la respondió recientemente la Asociación Americana del Corazón. “Una nueva declaración científica de la American Heart Association califica qué tan cerca se alinean varios patrones de alimentación populares con la guía de la Asociación para una alimentación saludable para el corazón”, explicaron.

Corazón
Corazón | Foto: Getty Images

En este análisis revisaron varios patrones dietéticos, como el plan de alimentación estilo DASH, los patrones de alimentación mediterráneos, pescatarianos y vegetarianos, que recibieron las mejores calificaciones por alinearse con la guía dietética de la Asociación.

“La cantidad de patrones dietéticos diferentes y populares ha proliferado en los últimos años, y la cantidad de información errónea sobre ellos en las redes sociales ha alcanzado niveles críticos”, aseguró Christopher Gardner, presidente del comité de redacción de la nueva declaración científica y la cátedra de medicina Rehnborg Farquhar de la Universidad de Stanford.

Es importante cocinar muy bien los alimentos.
Los alimentos son para el cuerpo como el combustible para los automotores. | Foto: Getty Images

Ahora, con esta declaración quieren promover una buena salud cardiometabólica. Y ahí está lo más interesante, porque la salud cardiometabólica se refiere a un grupo de factores que afectan el metabolismo y el riesgo de enfermedades cardíacas y vasculares.

“Estos factores incluyen glucosa en sangre, colesterol y otros lípidos, presión arterial y peso corporal. Si bien los niveles anormales de un factor pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca, las anomalías en más de un factor aumentan aún más el riesgo y la enfermedad es más grave”, agregan desde la Asociación.

Vista de cerca del sistema digestivo humano. Hígado, estómago y páncreas. Ilustración 3d
El metabolismo es el conjunto de los procesos del cuerpo que descomponen los nutrientes de los alimentos y construyen y reparan los tejidos para mantener el funcionamiento normal. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Y si bien, hay muchos otros detalles que dan más pistas sobre el perfecto funcionamiento y conexión de las dietas con la salud cardiovascular, luego de revisar las características definitorias de varios patrones dietéticos, los agruparon por similitud en diez categorías y a su vez en cuatro niveles.

“El grupo de redacción encontró que los patrones dietéticos revisados variaban ampliamente en su alineación con la orientación de la American Heart Association, obteniendo puntajes de 31 a 100. Los puntajes se agruparon en cuatro niveles y los aspectos de las dietas que les ayudan a cumplir con la orientación, así como posibles se observaron desafíos para la adherencia”, agregaron.

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Un adecuado cuidado de la salud incluye alimentación equilibrada y ejercicio. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Nivel 1: Planes de alimentación mejor valorados (puntuaciones superiores a 85)

  • Estilo DASH: se enfoca en las verduras, las frutas, los cereales integrales, las legumbres, los frutos secos y las semillas, y los productos lácteos bajos en grasa, e incluye carnes magras y aves, pescado y no -aceites tropicales. Las dietas nórdica y báltica son otro tipo de este patrón alimentario.
  • Estilo mediterráneo: limita los productos lácteos, pero resaltan las verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas, pescados grasos y aceite de oliva virgen extra; e incluye el consumo moderado de vino tinto.

Describen que son planes flexibles y brindan una amplia gama de alimentos saludables para elegir.

“El patrón de alimentación al estilo DASH recibió una puntuación perfecta al cumplir con todas las pautas de la Asociación. Estos patrones de alimentación son bajos en sal, azúcar añadida, alcohol, aceites tropicales y alimentos procesados, y ricos en verduras, frutas, cereales integrales y legumbres sin almidón. La proteína tiende a provenir principalmente de fuentes vegetales (como legumbres, frijoles o nueces), junto con pescados o mariscos, aves y carnes magras y productos lácteos bajos en grasa o sin grasa”, sostuvieron.

Nivel 2: Dietas veganas y bajas en grasas (puntajes 75-85)

  • Estilo vegetariano/pescatariano: un patrón de alimentación fundamentado en plantas que permite pescado.
  • Estilo vegetariano/Ovo/Lacto: patrones de alimentación basados en plantas que incluyen huevos (ovo-vegetariano), productos lácteos (lacto-vegetariano) o ambos (ovo-lacto-vegetariano).
  • Estilo vegetariano/vegano: un patrón de alimentación basado en plantas que no incluye productos de origen animal.

Sostienen que aunque hacen hincapié en el consumo de verduras, frutas, cereales integrales, legumbres y frutos secos y limitan el alcohol y los alimentos y bebidas con azúcar añadido, “las restricciones en el patrón de alimentación vegano pueden hacer que sea más difícil seguirlo a largo plazo o cuando se come fuera de casa”.

Además, aseguran que seguir un patrón de alimentación vegano puede aumentar el riesgo de deficiencia de vitamina B-12, lo que puede causar anomalías en los glóbulos rojos que conducen a la anemia; “por lo tanto, los médicos pueden recomendar la suplementación”, adicionan.

Nivel 3: Muy bajo en grasas y bajo en carbohidratos (puntuaciones 55-74)

  • Baja en grasas: es una dieta que limita la ingesta de grasas a menos del 30 % de las calorías totales, incluido el plan de alimentación Volumetrics y el plan Therapeutic Lifestyle Change (TLC).
  • Muy bajo en grasas: una dieta que limita la ingesta de grasas a menos del 10 % de las calorías totales, incluidas las dietas Ornish, Esselstyn, Pritikin, McDougal, Physicians Committee for Responsible Medicine (PCRM). Algunos también pueden ser considerados veganos.

Exponen que si bien, un motivo para que algunas personas sigan una dieta muy baja en grasas (a menudo vegana) puede ser que algunos estudios han demostrado su potencial para retrasar la progresión de la acumulación de arterias grasas, “se ha demostrado que un patrón de alimentación saludable bajo en carbohidratos afecta la pérdida de peso, la presión arterial, el azúcar en la sangre y el colesterol por igual en comparación con una dieta saludable baja en grasas... Ambos patrones restringen los grupos de alimentos que se enfatizan en la guía de la Asociación”, afirman.

Detallan que perdieron puntos por restringir las nueces y los aceites vegetales saludables (no tropicales). “Este patrón de alimentación también puede provocar deficiencias de vitamina B-12, ácidos grasos esenciales y proteínas, lo que provoca anemia y debilidad muscular”, advierten.

Nivel 4: dietas paleolíticas y muy bajas en carbohidratos/cetogénicas (puntuaciones inferiores a 55)

  • Bajo en carbohidratos: una dieta que limita los carbohidratos al 30-40 % de la ingesta calórica total e incluye dieta South Beach, Zone y dietas de bajo índice glucémico.
  • Paleolítico: también llamada dieta Paleo, excluye cereales integrales y refinados, legumbres, aceites y productos lácteos.

Enseñan que aunque estos dos patrones de alimentación, se usan con frecuencia para perder peso, se alinean mal con la guía dietética de la Asociación. “Los puntos fuertes de los patrones de alimentación muy bajos en carbohidratos son el énfasis en el consumo de verduras, frutos secos y pescado sin almidón, junto con la reducción al mínimo del consumo de alcohol y azúcar añadido”, aclaran.

Asimismo, argumentan que aunque hay estudios de hasta 6 meses de duración, que muestran mejoras en el peso corporal y el azúcar en la sangre con estas dietas, “después de un año, la mayoría de las mejoras no fueron diferentes de los resultados de una dieta menos restrictiva”.

Añaden que las restricciones de frutas, cereales integrales y legumbres pueden dar lugar a una reducción de la ingesta de fibra. “Además, estas dietas son ricas en grasas sin limitar las grasas saturadas. El consumo de altos niveles de grasas saturadas y bajos niveles de fibra están relacionados con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares”, enfatizan.