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El 10 de septiembre, los marroquíes lloraron a las víctimas de un devastador terremoto que mató a más de 2.000 personas mientras los equipos de rescate se apresuraban a encontrar sobrevivientes atrapados bajo los escombros de las aldeas arrasadas. (Foto de Fethi Belaid / AFP)
Un hombre llora sentado sobre los escombros de una casa en la aldea de Tikht, cerca de Adassil, el 10 de septiembre de 2023, dos días después de que un devastador terremoto de magnitud 6,8 ​​sacudiera el país. (Foto de Fethi Belaid / AFP) | Foto: AFP

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La vida terminó en Tikht, un pueblo marroquí arrasado por el terremoto que cobró la vida de más de 2.800 personas

La aldea situada a pocos kilómetros del epicentro del terremoto en las montañas del Atlas quedó completamente arrasada

Redacción Semana
13 de septiembre de 2023

Omar Ait Mbarek hablaba por teléfono con su prometida cuando la tierra empezó a temblar en el pueblo marroquí de Tikht. Escuchó objetos caer al suelo y de repente la línea se cortó. En ese instante supo que la había perdido para siempre.

“¿Qué quieren que les diga? Estoy devastado”, dice el joven de 25 años con los ojos enrojecidos y llenos de lágrimas tras enterrar en Tikht a Mina Ait Bihi, con quien debía casarse dentro de unas semanas.

El fuerte movimiento telúrico causó devastación en varias zonas de Marruecos.
El pueblo, que albergaba a un centenar de familias, es una maraña de restos de madera y albañilería, vajillas rotas, zapatos desparejados y alfombras de intrincados estampados. | Foto: Anadolu Agency via Getty Images

Los socorristas tuvieron dificultades para sacar el cuerpo de la joven de entre los escombros del hogar, reducido a polvo después de la sacudida. Junto a ella encontraron su teléfono, con el que hablaba con su prometido segundos antes de morir.

Su cuerpo descansa ahora en un cementerio improvisado, donde han sido enterradas otras 68 personas víctimas del terremoto.

“La vida ha terminado aquí”, lamenta Mohssin Aksum, un hombre de 33 años con parte de su familia en esta aldea. “El pueblo está muerto”.

Los socorristas tuvieron dificultades para sacar el cuerpo de la joven de entre los escombros del hogar, reducido a polvo después de la sacudida. Junto a ella encontraron su teléfono, con el que hablaba con su prometido segundos antes de morir.
Las autoridades marroquíes levantan tiendas de campaña para los supervivientes del mortal terremoto de magnitud 6,8 ​​del 8 de septiembre, en la aldea de Tikht, cerca de Adassil, en el centro de Marruecos, el 10 de septiembre de 2023. Utilizando equipo pesado e incluso sus propias manos, los rescatistas en Marruecos en septiembre 10 intensificó sus esfuerzos para encontrar sobrevivientes de un devastador terremoto que mató a más de 2.100 personas y arrasó aldeas. (Foto de FETHI BELAID / AFP) | Foto: AFP

Construcción tradicional

Como la mayoría de municipios más castigados, Tikht era un pueblo con muchas casas construidas con un método tradicional que usa una mezcla de piedra, madera y mortero de adobe.

“No es algo en lo que piense la gente de aquí cuando construye sus casas”, explica Abdelrahman Edjal, un estudiante de 23 años que perdió a la mayoría de su familia en la catástrofe.

El 10 de septiembre, los marroquíes lloraron a las víctimas de un devastador terremoto que mató a más de 2.000 personas mientras los equipos de rescate se apresuraban a encontrar sobrevivientes atrapados bajo los escombros de las aldeas arrasadas. (Foto de Fethi Belaid / AFP)
Una vista general muestra los daños y la destrucción en la aldea de Tikht, cerca de Adassil, el 10 de septiembre de 2023, dos días después de que un devastador terremoto de magnitud 6,8 ​​sacudiera el país.Foto de Fethi Belaid / AFP) | Foto: AFP

Pero la calidad de los materiales de construcción no es la principal preocupación de este joven sentado en una roca en medio de los escombros, bajo un cielo azul radiante en medio de las montañas.

Salió a pasear después de la cena y empezó el temblor. Vio a la gente que huía de las casas que se hundían. Sacó a su padre de las ruinas del hogar familiar, pero las heridas eran muy graves y murió junto a él.

“Menos que nada”

Aksum, originario de este pueblo, pero ahora residente en Rabat, lamenta que el sismo se llevó lo poco que esta gente poseía.

Se señala la nariz y explica que el olor procede del ganado, la única fuente de riqueza de muchos habitantes, ahora también enterrada bajo los escombros y en proceso de descomposición.

“Ahora la gente tiene menos que nada”.

Rescatistas trabajan en zonas destruidas tras el sismo de 6.8 de magnitud que ha matado a más de 2,100 personas.
Rescatistas trabajan en zonas destruidas tras el sismo de 6.8 de magnitud que ha matado a más de 2,100 personas. | Foto: AFP

Mientras habla, dos jóvenes con la ropa manchada del polvo de los escombros lloran sentados en unos pedruscos, sin decir una palabra.

En la carretera hacia el pueblo ya se pueden ver tiendas amarillas erigidas como albergues de urgencia.

Miembros de protección civil transportan camillas desde un camión militar hacia las tiendas.

Muchos aseguran que, todavía conmocionados por las pérdidas y la magnitud de los destrozos, no saben realmente qué hacer en adelante.

Pero Omar Ait Mbarek tiene claro el próximo paso: “Voy a reconstruir mi casa”, dice agarrando todavía en su mano el teléfono cubierto de polvo de su difunta prometida.

*Con información de AFP